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Tras convertirse en un referente de Rueda y la viticultura moderna, Bodegas José Pariente suma al legado familiar la denominación de origen más antigua de Galicia, el Ribeiro. Viajamos a Orense para rastrear un vino cargado de historia.

Vista de los viñedos más cercanos a las casas que forman parte de la Finca A Vilerma, en la provincia de Orense. DR

En el corazón de la provincia de Orense, a algo más de 30 kilómetros de la capital, el valle del río Avia es un verde y sosegado paisaje en el que el clima y la morfología hacen posible una de las señas de identidad gallegas, el Ribeiro. Entre los viñedos históricos que salpican las laderas y aprovechan los bancales, A Vilerma se asienta en un enclave privilegiado.

Allí, a finales de los años 70, Arsenio Paz, abogado de profesión, se propuso elaborar un delicioso vino para sus amigos, recuperando las variedades de la uva que hacían posible la denominación de origen más antigua de Galicia y la segunda de España. Cinco décadas de trabajo que le sirvieron para ser reconocido como una de las figuras esenciales en la exaltación y dignificación del Ribeiro.

Ahora, a sus 86 años, ha traspasado a Martina e Ignacio Prieto Pariente, los hermanos que dirigen la Bodega José Pariente, este santuario vinícola al que ha dedicado su vida.

Un vino con tradición y filosofía

«Hace dos o tres años», nos explica Ignacio, director de negocio de la compañía, en A Vilerma, «comenzamos a pensar que José Pariente y Prieto Pariente son dos proyectos que ya están asentados, y buscábamos nuevos horizontes. Más allá del Rueda, lo natural era irse a elaborar vinos blancos de calidad en alguna parte de Galicia».

Desde la finca de A Vilerma se disfruta de una preciosa panorámica del valle del río Avia. DR

Para hacer realidad esa idea, se subió a un coche y recorrió la comunidad autónoma, y sus denominaciones de origen, desde las Rías Baixas hasta Valdeorras, «pero entonces llegamos a Ribeiro y fue un gran descubrimiento», reconoce. «Nos encanta la filosofía, que pasa por el ensamblaje de variedades autóctonas, algo que hace posible que sea muy difícil encontrar vinos iguales o muy similares», añade.

El resultado de esta personalísima apuesta, en la que tuvieron que convencer a «don Arsenio» de que eran los más adecuados para heredar su legado, es A Vilerma. Un Ribeiro creado, según explica Martina, directora técnica de la bodega, con «las seis variedades que tenemos en la finca».

Destino enoturístico

Seis hectáreas de viñedos que provienen de 75 propietarios que, desde 1977, Paz fue adquiriendo «trocito a trocito». Ahora, el abogado que tanto trabajó por rescatar las castas de uva tradicionales se muestra «feliz, muy feliz» ante la primera añada elaborada por los hermanos castellanoleoneses, que acaba de salir al mercado.

El atardecer desde la Finca de A Vilerma es otro de los grandes atractivos de este sosegado enclave vinícola. DR

Al igual que al visitante que se asoma por primera vez a este valle, en el que el atardecer no tiene nada que envidiar al de idílicas playas, lo que convenció a los Prieto Pariente de que esta ladera con 400 metros de desnivel era el lugar en el que comenzar su nuevo proyecto, fue el entorno. «No se trataba», explica Martina, «de venir a elaborar el vino y ya está. Ver esto es toda una experiencia, no algo exclusivo del sector vinícola».

Para Ignacio, «el mundo del vino está cambiando, al igual que su consumo, y la gente quiere conocer el origen de lo que bebe». Por eso van a aprovechar las dos casas que se encuentran en la finca y convertir A Vilerma en un destino enoturístico en el que disfrutar con los cinco sentidos de la filosofía y el saber hacer de la Denominación de Origen Ribeiro.

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