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Francesca Giannone, autora de La Cartera: «Mis protagonistas no son heroínas, son seres humanos»

Acaba de publicar en España La fragancia del mañana, su segunda novela, y ya está escribiendo la tercera. Hablamos con ella de su inspiración, de las mujeres de sus libros y de Italia.

Francesca Giannone, autora de La cartera y La fragancia del mañana, en su visita a Barcelona el pasado mes de abril. Roberto Palomo / Duomo

Hace un año, cuando nos preparábamos para disfrutar de nuestras vacaciones con todas esos libros que teníamos pendientes, no sabíamos que a la vuelta de verano nos esperaba una de las novelas que se convertirían en la recomendación del otoño y el regalo seguro de las Navidades para cualquier lectora. Porque a finales de agosto de 2024 se publicó en nuestro país La Cartera, el primer libro de Francesca Giannone que hizo del rostro que adorna su portada un habitual de las librerías. Un éxito de ventas en Italia que se repitió en España, y que convirtió a su autora en una de las escritoras a las que seguir la pista.

Ahora Giannone acaba de publicar en nuestro país La fragancia del mañana, su segunda novela, la historia de una empresa de jabones familiar y los dos hermanos que trabajan en ella hasta que se produce un cambio inesperado. Ambientada en los años 50 en Salento, este libro continúa ahondando en los principales intereses de la escritora nacida en la región de Apulia en 1982: las mujeres que no se conforman con ser lo que se espera de ellas, la Italia más desconocida y popular, las relaciones familiares y el precio de hacer realidad nuestros sueños.

Con motivo de la publicación de La fragancia del mañana, la autora ha visitado España y hemos charlado con ella sobre el éxito de sus novelas, las mujeres que en ellas retrata y su interés por ambientarlas en el pasado y el sur de su país.

MUJERHOY: La historia de La Cartera tenía un vínculo familiar, ¿de dónde viene la inspiración para La fragancia del mañana?

Francesca Giannone: Me vino a la mente hace unos años, a través de una exposición. Fue allí donde descubrí que durante el auge económico, entre los años 50 y principios de los 60, en Italia existía una tradición jabonera. Los productores de aceite de oliva, famosos en Salento por su producción de aceite, comprendieron que podían usar los residuos del procesamiento del aceite de oliva como grasa para producir jabón. Así nacieron estas empresas familiares y comenzaron a elaborarlo.

Pero lo más interesante de esta historia es que estos emprendedores tenían un sueño: competir con las grandes industrias del norte de Italia, aunque la brecha entre el sur y el norte seguía existiendo. Al visitar las fábricas abandonadas en Apulia, me dije: «Aquí hay una historia que contar». Pensé lo mismo cuando abrí el cajón y encontré la tarjeta de la cartera. Dejé lo demás en manos de la ficción y surgió la historia de los dos hermanos.

Francesca Giannone, la autora de La Cartera, nació en 1982 y publicó su primer libro en 2023. Duomo

MH: ¿Por qué decidió adentrarse en un universo tan evocador como el de los olores?

F.G.:En realidad es una de las muchas historias del Salento, de mi tierra, que nunca se han contado. Aunque soy de Puglia no sabía nada de la tradición jabonera y me pareció algo para sacar a la luz. Todavía hay muchas historias en los territorios que fueron marginados hasta hace poco, como Salento. Tantas historias nunca contadas, tantas novelas aún por escribir y digamos que en Italia muchos otros lugares mucho más conocidos han sido protagonistas. Salento es una de esas zonas que, durante unos años, ha sido muy famosa por el turismo. Pero desde un punto de vista literario nunca ha sido protagonista, por eso también quería dar una especie de redención a mi tierra y contar todas esas historias que nadie ha contado todavía.

MH: ¿Ambientar sus historias en el interior de Italia o en zonas poco conocidas es una forma de reivindicar que existe una Italia más allá de la turística?

F.G.:Totalmente sí. Pero sobre todo son las provincias y el interior de Italia, precisamente en esas zonas, un poco más alejadas de los centros, como Roma, Milán o Venecia, cuanto más se avanza, más historias interesantes se encuentran, incluso las que nunca han visto la luz. Y aún quedan muchas novelas por escribir sobre ciertas zonas de Italia. Definitivamente sí.

MH: ¿De dónde viene su decisión de ambientar tus historias en un espacio temporal tan lejano como hace un siglo?

F.G.:Existe una fascinación general por el pasado. Pero también quería centrarme en la condición femenina desde los años treinta. Gradualmente, hasta la actualidad, dado que todos los derechos aún se mantienen, el camino es largo, pues aún queda mucho por hacer. Todos los derechos se conquistaron lentamente, con dificultad, luchando. Y también quería mostrar cómo había cambiado la condición de la mujer, desde Anna en los años treinta hasta principios de los sesenta con Agnese. Vemos que, en realidad, ha cambiado muy poco, porque las conquistas del feminismo en Italia eran las de los años setenta y principios de los ochenta, cuando se produjo la revolución feminista.

A las mujeres, como a Anna y Agnese, se les pidió que eligieran entre la dimensión familiar privada, es decir, el rol de esposa y madre, y la dimensión laboral. Sin embargo, incluso hasta los años 80, se les pedía que eligieran entre una cosa y otra, pero además hay un hecho preocupante. Hasta 1981, en Italia, había una ley sobre crímenes de honor. Esto significa que un padre, un esposo, un hermano podía hacer de todo. El esposo, frente al adulterio de su esposa, podía matarla sin pasar un día en la cárcel, porque eso era un crimen de honor.

Esta ley se eliminó en 1981, algo que es una buena muestra de lo lento que fue en mi país conquistar ciertos derechos. Me estoy desviando un poco del tema, pero hasta cierto punto. Ahora en Italia hay una verdadera emergencia social: cada 72 horas hay un feminicidio. Esto sucedió en 2023, en 2024 e incluso ahora, cada tres días una mujer es asesinada por un hombre. Y es verdaderamente una emergencia grave y eso también es culpa de leyes como aquella. Es decir, hasta hace cuarenta años un hombre podía matar a una mujer sin ir a la cárcel. Todavía tenemos que liberarnos de los restos del pasado.

Portada de La fragancia del mañana, la última nobvela de Francesca Giannone. Duomo

La violencia contra las mujeres en Italia es un tema que está en la agenda, la política debe intervenir de alguna manera, por ejemplo, haciendo educación afectiva en las escuelas, empezando por los niños, enseñando a los niños, chicos y chicas, que el amor no significa posesión, que se respeta. Hay mucho trabajo por hacer. La situación que estamos viviendo en Italia ahora es muy preocupante y para eso, también es necesario mirar al pasado y comprender los pasos que se han dado hasta este punto. ¿De dónde viene esta cultura todavía patriarcal? ¿Cómo ha cambiado, si ha cambiado?

MH: ¿Cómo surgió el guiño que le hace a La Cartera en el viaje de Angela a Lecce?

F.G.: Quería rendir homenaje a Anna, pero también es una forma de agradecerle a ella y a los lectores. Por otro lado, este encuentro tiene un valor simbólico porque vemos a Angela, una chica de aquellos años que no sueña con la emancipación y aspira a casarse con Lorenzo, vivir con él y formar una familia. El encuentro con Anna es simbólico cuando mira a los ojos de esta cartera durante unos minutos. De alguna manera, su camino, el de este personaje, cambiará más adelante y, al final, Angela tomará una decisión que le beneficiará. Así que quería que Anna ayudara a este personaje a tomar conciencia de sí mismo, a emanciparse un poco.

MH: ¿Diría que sus personajes son heroínas?

F.G.: Simplemente las definiría como seres humanos que intentan encontrarse a sí mismos y vivir la vida a su manera. Anna, la protagonista de La Cartera, fue sin duda una heroína de su época, porque hizo algo revolucionario en aquellos años. Hizo una especie de revolución por sí misma, sin proclamar nada, sino simplemente estando en el mundo como parecía, haciendo lo que quería y con su ejemplo, de alguna manera, desencadenando un cambio.

Muestra a las demás mujeres que hay otra forma de existir en el mundo, que no necesariamente tiene que elegir entre una cosa y otra, sino que se puede tener todo como los hombres siempre lo han tenido. La dimensión laboral con una dimensión familiar privada también era posible para una mujer. En el caso de la cartera, comienza a desempeñar un trabajo de hombres que en aquel entonces era para hombres. Es la primera en usar pantalones, la primera en fumar, la primera en ir al bar a tomar un café con grappa, hace cosas que causan escándalo. Fue un escándalo para la época, para ese pueblito cerrado y machista del sur profundo.

Agnese también busca su propio camino. Pero aquí está lo que une a las dos protagonistas que intentan emanciparse a través del trabajo. El trabajo es muy importante tanto para Anna como para Agnese. Cuando Giorgio le pide que le siga a Liguria duda, porque sabe que si lo sigue perdería una parte de sí misma, es decir, la parte brillante, la que tiene talento, la que impulsa la empresa. Y solo cuando Giorgio le dice «puedes seguirlo, puedes venir conmigo sin dejar de ser tu misma», Agnese decide ir con él. En ambas novelas el trabajo como herramienta de independencia y emancipación es muy importante, lo es para ambas.

Portada de La Cartera, la novela superventas de Francesca Giannone. Duomo

MH: ¿Cómo vive que La Cartera vaya a convertirse en serie de televisión?

F.G.: Espero que respeten el personaje de Anna, sobre todo porque no solo es mi personaje, sino que también fue mi bisabuela, y por eso me gustaría que no la transformaran en otra cosa. Por eso pedí participar en la escritura del guion o, al menos, supervisarlo antes de que empezaran a rodar la serie, porque quiero asegurarme de que no se traicione la memoria de mi bisabuela, ni la de Carlo, mi bisabuelo, o de Roberto, mi abuelo.

MH: ¿Fue difícil sentarse a escribir después del éxito arrollador de La Cartera?

F.G.: No fue fácil, porque sentía el peso de las expectativas. Tenía miedo de decepcionar a los lectores, a los libreros, a la editorial. Así que empecé a escribir con todo ese peso encima. Y me costó librarme de él, me llevó un tiempo adentrarme en La fragancia del mañana con cierta libertad para escribir sin pensar en todo lo que estaba afuera, llegar a ese punto. Ahora, paradójicamente, estoy escribiendo con mucha más libertad. Estoy trabajando en mi tercera novela y la escribo con un estado mental muy similar al que tenía cuando escribí La cartera.

MH: ¿Cómo ha vivido su familia el éxito de La Cartera?

F.G.: Con gran orgullo, porque mi madre era la nieta favorita de Anna, era su abuela. Los hermanos de mi madre y mi abuela volvieron a perfilar el personaje al entrar en la casa de Anna, y para ellos fue muy conmovedor ver la figura de su abuela contada, porque a esta mujer le arrebataron algo que nadie en el país jamás ha reconocido. Lo que ella hizo, y probablemente nadie se dio cuenta de que lo estaba haciendo, era algo revolucionario para la época.

Ella sí que se dio cuenta porque, antes de morir, le dijo a mi madre: «Claudia, no quiero que me olviden. Asegúrate de que no me olviden«. Solo ella se dio cuenta del cambio que desencadenó y por eso yo, como bisnieta, me sentí realmente obligada a devolver a esta mujer algo que nunca fue reconocido.

Francesca Giannone ya está trabajando en su tercera novela. Duomo

MH: ¿Cómo se siente al comprobar que La Cartera ha tenido tanto éxito fuera de Italia, que de alguna manera es una historia universal?

F.G.: Estoy más feliz por Anna que por mí, porque aquí pienso que esto es la forma en la que su último deseo, su última voluntad antes de morir, se hizo realidad. Esa la mayor satisfacción.

MH: ¿Por qué se lanzó al mundo de la literatura?

F.G.: Primero lo intenté con el periodismo, luego con el cine, pero sentía que no era mi medio, no era mi instrumento y necesitaba escribir. Luego, cuando empecé a escribir, comprendí que era lo que me hacía sentir bien, era mi forma de contar historias. Pero me gustaría, por ejemplo, poder escribir el guion de una película algún día, porque el mundo del cine ha influido mucho en mi forma de escribir, mis estudios de cine también lo han hecho. Muchos lectores me dicen que cuando leen mis novelas sienten como si estuvieran viendo una película. Suelo escribir con imágenes, así que sí, creo que esto es inevitable

MH: ¿Cuáles son sus referentes literarios?

F.G.: Elena Ferrante con Mi amiga estupenda, Natalia Ginzburg, su Léxico familiar, sin duda. Está también Celso Morante y, antes de eso, la literatura norteamericana como El gran Gatsby, una de mis novelas favoritas, pero también Hemingway. Esos fueron mis primeros amores literarios a primera vista. Y cada uno, a su manera, me dejó algo.

MH: Hábleme de su relación con Stefanía Auci, autora de Los leones de Sicilia, otra de las escritoras italianas que más éxito ha tenido recientemente y cuya obra también ha sido llevada a la televisión.

F.G.: Conectamos enseguida y al principio fue muy protectora conmigo. Se comportó como una hermana mayor porque había tenido este tipo de éxito literario antes que yo, así que me dio muchos consejos sobre cómo afrontarlo. Fue muy dulce conmigo, así que forjamos una gran amistad. Stefania es una persona maravillosa.

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