duelo por el trono
duelo por el trono
En un mes de agosto que nos ha permitido disfrutar de un thriller político liderado por mujeres, de la precuela de Outlander y de la serie de época sobre una escritora francesa, la diversión no termina y hoy se estrena en HBO Max Rey y conquistador. La miniserie británica sobre el duelo que cambió Europa y enganchará a los fans de Vikingos.
Ambientada en el siglo XI, la producción histórica protagonizada por James Norton y Nikolaj Coster-Waldau relata, en 8 episodios, la lucha por la corona inglesa que protagonizaron Harold de Wessex (Norton) y Guillermo de Normandía (Coster-Waldau). Un enfrentamiento que definió el devenir de Inglaterra, y del continente europeo, durante el milenio posterior. Dos dinastías familiares que luchan por el poder, más obligados por las circunstancias que animados por su ambición.
Si eres de los que disfrutan con las ficciones que te trasladan en el tiempo, si echas de menos esa época medieval que nos hizo enamorarnos de los vikingos o, simplemente, las miniseries británicas son tu género favorito, te contamos de qué va Rey y conquistador.
La producción original de la BBC arranca, en blanco y negro, con una épica lucha que pasó a la historia como la batalla de Hastings y que quedó plasmada para siempre en el tapiz de Bayeux. Allí, los dos líderes de cada bando, Harold de Wessex y Guillermo de Normandía, se llaman a gritos, tratando de encontrarse y luchar cuerpo a cuerpo para, quizá, poner fin al enfrentamiento.
La acción nos traslada entonces unos años antes (y en color), cuando Eduardo el Confesor estaba a punto de ascender al trono de Inglaterra y los condados que le apoyaban vivían en una tensa calma que amenazaba con romper la paz en cualquier momento. El más preocupado por esta situación es Harold de Wessex, que se debate entre cumplir las órdenes de su padre, quien no cree que las amenazas que le describe su hijo sean reales, y ocuparse personalmente de un problema que afecta a sus propios vecinos.
En Normandía, el duque Guillermo trata de afianzar su poder en una región convulsa, en la que sus orígenes bastardos y la codicia de diversos hombres interesados en dominar su territorio le mantenían en una constante lucha. Tras una visita del rey Enrique I de Francia en la que descubren que uno de los rebeldes más importantes de la zona se ha fugado, decide, junto a su esposa Matilde de Flandes, viajar a Inglaterra tras recibir una invitación a la coronación de su primo Eduardo.
Según la ficción, ambos protagonistas se conocieron, precisamente, en la ceremonia que reunió a la flor y nata del territorio inglés. Además de rendirle pleitesía, la hermana de Harold de Wessex era la esposa del nuevo rey, pero eso no evitó que el enfrentamiento se desatase en el momento en el que la madre del monarca afeó la conducta a los presentes. Fue entonces cuando el padre de Harold reconoció que, tal vez, los temores de su hijo no eran infundados y el nuevo regente tramaba algo contra sus súbditos.
El punto de partida de Rey y conquistador es, en realidad, la carta de presentación de dos hombres a los que las circunstancias terminaron situando en el campo de batalla. A pesar de que Harold era uno de los herederos más poderosos de Inglaterra, el trono no era una ambición personal y simplemente quería vivir sin enfrentamientos que le pusieran en peligro a él y a los suyos. Guillermo, por su parte, se arrepintió de haber aceptado la invitación poco después de llegar a territorio inglés, pero desconocía que, lo que le esperaba a su regreso a Normandía, le obligaría a replantearse su futuro.
En los ocho episodios que componen la serie que está disponible desde hoy en HBO Max nos esperan venganzas y confabulaciones, muertes inesperadas y alianzas cargadas de intereses, enfrentamientos que tendrán terribles consecuencias y, como no podría ser de otra manera dada la época, alguna visita vikinga. Una producción que quizá se haya tomado varias licencias históricas pero que consigue reflejar, de forma entretenida, los acontecimientos que cambiaron el rumbo de Inglaterra y la vincularon, definitivamente, a Europa.