Estos son los tres errores históricos de Rey y conquistador que más enfadan a los espectadores británicos

Aloña Fdez. Larrechi Publicado · 4 de septiembre de 2025, 08:20 h

Aunque septiembre llega cargado de estrenos de series muy interesantes, como la nueva serie del creador de Peaky Blinders, nosotras seguimos estando muy enganchadas a la miniserie británica que cambió Europa: Rey y conquistador. Un estreno muy esperado por los fans de las producciones históricas que, sin embargo, ha enfadado a muchos espectadores británicos. Porque no hay nada como relatar una historia real para que, quienes deben disfrutarla, le saquen punta a todo lo que ven.

Protagonizada por James Norton y Nikolaj Coster-Waldau, la miniserie histórica se remonta casi un milenio en el tiempo para narrar los acontecimientos que dieron lugar a la batalla de Hastings. Un enfrentamiento que resultó decisivo para el futuro de Inglaterra y en el que se lucharon las tropas leales al mandatario local del momento, Harold de Wessex, contra las de Guillermo de Normandía. Y como hecho relevante que fue, la producción había generado mucha expectación en Gran Bretaña y los más puristas no han tardado, precisamente, en levantarse en armas.

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Compuesta por ocho episodios, que se estrenan semanalmente en HBO Max, son muchos los que ya se han tomado la molestia de reseñar todas las licencias narrativas que Rey y conquistador se ha tomado en cada uno de ellos. Pero hay tres errores históricos que han enfadado a los expertos en la Historia y también a los espectadores menos especializados en la materia, y son estos.

Aunque la fidelidad histórica de una producción es algo que se valora mucho en aquellas series de televisión que cumplen escrupulosamente con los requisitos de la época en la que se ambientan, no es menos cierto que las que lo consiguen son las menos. Sin embargo, Rey y conquistador parece haber cometido tres errores «de bulto», que no pasan desapercibidos para nadie. Y no, no nos referimos al tamaño de los caballos, que para más de un espectador son más ponis que verdaderos corceles.

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Nada más comenzar el primer episodio de Rey y conquistador, la audiencia no pudo evitar fijarse en la apariencia de uno de sus protagonistas, Nikolaj Coster-Waldau. Porque la estrella de Juego de Tronos, que interpreta a Guillermo de Normandía, lucía un aspecto muy diferente al que le habíamos visto hasta ahora, y también muy alejado de la época, y la procedencia, del personaje al que interpreta.

Con el tapiz de Bayeux como fuente original a la que remitirse a la hora de analizar los hechos que se narran en la miniserie británica, porque de aquella época no hay cuadros, ni mucho menos fotografías, son muchos los que han señalado que los normandos no lucían el aspecto que vemos en su líder en aquella época.

Según el mencionado lienzo del siglo XI, los acólitos de Guillermo de Normandía llevaban un corte de pelo tipo mullet invertido, corto por los lados y la nuca y con un mechón de pelo en la frente, e iban completamente afeitados, siendo los británicos los que lucían vello facial. Algo que muchos no solo han echado en falta en el rostro de Harold de Wessex, sino también en el personaje de Eddie Marsan, el rey Eduardo.

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«Tiene un bigote que Astérix habría estado orgulloso de lucir», ha dicho el Daily Mail sobre el rostro de Coster-Waldau en Rey y conquistador. A pesar de que este pueda parecer un detalle menor, y de que los bigotes y barba son ahora más una cuestión personal que de estatus, los expertos señalan que en la antigüedad, el vello facial decía mucho de los hombres, simbolizando la fuerza masculina, la modernidad y la valentía.

Otra de las pegas que la audiencia le ha puesto a la producción original de la BBC es el lenguaje y las expresiones que utilizan los personajes, que claramente salen de una sala de guionistas en las que estaban más preocupados por darle emoción a la historia que por ceñirse a los matices de la comunicación del siglo XI. Una crítica ante la que algunos han señalado que si Harold, Guillermo y compañía hablasen como en aquella época, los espectadores no entenderían nada.

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Por último, y aunque los protagonistas de la serie, así como la diseñadora de vestuario Margrét Einarsdóttir, han señalado que en ningún momento su intención era ser históricamente precisos, «porque no es un documental», los decorados también ha despertado las críticas de algunos televidentes. Y de expertos como el historiador de Cambridge, el profesor Robert Tombs, que ha señalado que en aquella época, antes de la conquista Normanda, se vivía en chozas de madera de una única estancia con techos de paja. Y no casas con entramado de madera y tejas como las que vemos, mucho más propias de la Edad Media.

El enfoque liberal de Rey y conquistador no se limita a pequeños detalles que dicen mucho del interés de los creadores por ser fieles a la realidad, y de sus posibilidades para lograrlo, y también salpica a los sucesos que se narran. Ya en el primer episodio vemos cómo Harold salva la vida de Guillermo, cuando en realidad el normando no estuvo en la coronación de Eduardo. Pero de la precisión de los eventos hablaremos en otro momento, por ahora vamos a disfrutar del segundo episodio de Rey y conquistador que ya está disponible en HBO Max.

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