las urgencias del siglo xxi
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Fiel a su cita con el cierre del verano y el comienzo de una nueva temporada televisiva, mañana se celebra en Los Ángeles la 77ª edición de los premios Emmy, los galardones que concede la Academia de las Artes y las Ciencias Televisivas. Y en las categorías pertenecientes al género del drama tenemos todas nuestras esperanzas puestas en la mejor serie de médicos de la década, The Pitt.
Con siete nominaciones a los premios Emmy en su haber, lejos de las 27 de Separación, que el año pasado fue injustamente ignorada y ahora es la gran favorita, The Pitt es candidata en las categorías de Mejor actor protagonista, con Noah Wyle, el alma de la serie, Mejor Actriz de reparto para Katherine LaNasa, que interpreta a la enfermera Dana Evans, dos nominaciones en Mejor dirección, otras tantas en Mejor guión y Mejor serie dramática.
En tan solo cuatro meses, la producción que se estrenó unos días después de la llegada del nuevo año se ganó el reconocimiento de la crítica, el cariño del público y el aplauso de la profesión. Porque The Pitt, que en España podemos ver en HBO Max, no es una serie de médicos más. Y por eso, es la serie que debería arrasar en los Emmys y estas son nuestras razones.
The Pitt, creada por R. Scott Gemmill, es la serie que desde una sala de urgencias ha puesto sobre la mesa muchos de los problemas de la sociedad estadounidense. Y todo ello en un formato innovador, quince episodios de una hora de duración que en el conjunto de la temporada, recrean la duración de un turno, tristemente, largo.
A pesar de todo ese metraje, en la sala de urgencias del Pittsburgh Trauma Medical Hospital no hay un minuto para frivolidades o romances porque sobre ellos pesa la amenaza de que sus condiciones de trabajo empeoren aún más, de la mano de un fondo de inversión que se haga cargo del hospital, o de que simplemente, se reduzcan las plantillas y les despidan.
Al otro lado de las cámaras, y para llevar adelante esta inusual forma de plantear un drama médico, todo transcurre en un estudio tan aprovechado hasta el último milímetro que aquellos que no salen en la escena que se está rodando descansan en las propias salas de reconocimiento que no se están usando y lo hacen vestidos de médico, para que, en el caso de que se cuelen en cámara, pasen desapercibidos. Un entorno inmersivo para una serie que narra desde dentro las miserias y alegrías de la medicina.
En los años 90 este actor nacido en Los Ángeles en 1971 ya iba a trabajar cada mañana a la Warner Bros. para enfundarse una bata e interpretar a un estudiante de medicina en el County General de Chicago. O lo que es lo mismo en la mítica serie, Urgencias. Treinta años, y varias producciones de las que nadie quiere acordarse después, Wyle vuelve a encarnar a un médico honesto y sensato que, en esa ocasión es desde el inicio el alma y el corazón (dolorido) de la serie. Además de ser el productor ejecutivo y de haberse implicado en las historias que vemos en la pantalla. La serie se merece un reconocimiento, pero él también.
Con una carrera que comenzó como bailarina y que, desde la adolescencia le acercó a Hollywood desde su Nueva Orleans natal, la esposa de un guapo clásico de la pequeña pantalla como Grant Show en realidad lleva casi tanto como su jefe en la ficción curtiéndose en las producciones serielizadas. E incluso coincidiendo con él en Urgencias. Seinfeld, Anatomía de Grey, CSI: Miami, House, Justified, Longmire o la nueva Dinastía, son algunas de las series en las que participó antes de The Pitt, en la que ha escrito «una carta de amor y agradecimiento» al personal de enfermería que en 2023 le atendió mientras se trataba de un cáncer de mama.
Como hiciera Wyle en su día pero multiplicados por tres, en The Pitt no faltan los estudiantes de medicina en prácticas que además de tratar de dar lo mejor de sí mismos y de aprender muchísimo, tienen que sobreponerse a la diferencia entre la teoría y la realidad, las prisas de la palabra urgencias y las expectativas, propias y ajenas. Entre el joven sin recursos llegado de la granja familiar, la hija de una jefa que trabaja unas plantas más arriba y la joven que no tiene miedo ni vergüenza, me quedo con el primero, pero todos son ideales en su tarea médica y están genial en su desempeño interpretativo.
Mención especial merece, y merecía a nivel de premios, Taylor Dearden, que interpreta a la doctora residente de segundo año, Melissa King. Una joven neurodivergente, con especial sensibilidad para comprender a algunos pacientes pero también para sufrir por ellos, que además se hace cargo de una hermana autista. Una preciosidad de rol interpretado con tanto cariño como acierto que, sin embargo, no ha servido para que la hija de Bryan Cranston fuese nominada.
El fentanilo, pero no con un adicto que se tambalea por la calle sino como un estudiante que después de aguantar toda la noche despierto, quiere descansar. El hijo que lleva a su madre a urgencias porque no deja de vomitar y en realidad ella misma se lo ha provocado, porque cree que quien tiene un problema es su hijo. La familia que se resiste a aceptar que su padre se muere, y quiere alargar lo inevitable. La madre que se desinforma en internet y se niega a que traten a su hijo. Un tiroteo masivo y un flujo de víctimas que alarga el turno indeseablemente.
Si algo ha sabido ser The Pitt es actual, (el episodio de la madre antivacunas se emitió horas antes de que se conociese un contagio de sarampión en Texas que mató a dos niños), comprometida, poniendo sobre la mesa temas de los que muchos, especialmente los que pertenecen a la industria médica preferirían no hablar, y representativa, por algo se reunieron con profesionales del gremio antes de comenzar a escribir los guiones. En los tiempos que corren, no se le puede pedir más a una ficción de la que a principios de año pocos esperaban nada.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.