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Work Wife: más que una colega es tu media naranja en la oficina

Compañeras y, sin embargo, amigas íntimas. Pasamos casi más tiempo en el trabajo que en casa, con la familia. Por eso, tu colega más cercana puede convertirse también en tu confidente, tu aliada, tu media naranja en la oficina. O, como dicen en Estados Unidos, tu work wife.

Haz click en la imagen para descubrir las cinco prendas de fondo de armario que debes tener para ir a la oficina./instagram

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IXONE DÍAZ LANDALUCE

No eran amigas de la infancia ni se conocieron en la universidad. Tampoco coincidieron en el gimnasio o a través de amigos comunes. De hecho, se encontraron en un hospital. Lidia era médico; Tamara, cuatro años más joven y dermatóloga como ella, llegó a su consulta para terminar su formación. “Conectamos desde el primer día: la manera de pensar, de trabajar… Al principio, yo ejercía un poco de mentora”, recuerda Lidia. Pero su relación fue transformándose. “Son muchas horas, vas conociéndote, te ríes, te cuentas tus problemas, tus rollos de pareja y familiares. Luego, empiezas a hacer planes fuera del trabajo, a quedar un fin de semana, a ver una serie juntas…”.

En poco tiempo, Lidia y Tamara se convirtieron en amigas íntimas. El rato del café era sagrado para ellas: se ponían al día, se contaban sus problemas, pero también se reían y hacían planes. Además, aprendieron a trabajar en equipo. “Una consulta son 20 problemas y decisiones que tienes que tomar cada día. Ella tiraba mucho de mí, pero yo también de ella. No era una relación competitiva, sino cooperativa”. Y cuando estallaba un conflicto o cualquiera de las dos tenía un mal día, el apoyo era mutuo e incondicional. “A veces, si en una reunión me caía una bronca y estaba pasando un mal rato, levantaba la vista y veía que ella me decía con la mirada: ‘Tranquila, lo has hecho bien. No te preocupes”.

Lidia nunca ha oído el término, pero Tamara es la definición exacta de una work wife, literalmente una esposa laboral. El anglicismo sirve para definir esas relaciones de amistad entre mujeres que surgen en el trabajo y transcienden a la mera interacción profesional para convertirse en un apoyo incondicional, equivalente al de sus parejas en el entorno doméstico.

Del café a la caña del viernes

Las work wifes tienen sus pequeños rituales: el café de la mañana, la comida juntas a mediodía, la “puesta al día” de los lunes, cuando se cuentan todo lo que ha pasado el fin de semana, o las cañas de los viernes después de trabajar… Conocen cada detalle de la vida de la otra, como cualquier otra pareja de amigas íntimas, pero además comparten otras cosas.

Conocen su vida, celebran los éxitos, se consuelan por los errores... Es imposible competir con su conexión.

Se cuentan, por ejemplo, los pormenores de la última reunión con el jefe, celebran juntas el éxito del último proyecto y se consuelan mutuamente cuando han recibido un toque de atención o temen que un error les pueda costar el puesto. Conspiran para mejorar sus condiciones de trabajo o lograr un ascenso y cuando un compañero al que no soportan hace un comentario inoportuno, se intercambian una mirada que lo dice todo. Tienen una conexión con la que es imposible competir, pero que de alguna manera también es contagiosa. “Aunque todos sabían que éramos uña y carne y que no podían competir con nuestra relación, la gente se acerca porque se palpa el buen rollo y la complicidad que tenemos y quieren participar de eso”, explica Lidia.

En realidad, el término no nació pensando en la amistad entre mujeres. En 1929, la escritora norteamericana Faith Baldwin lo popularizó con su novela The office wife para conceptualizar una idea: que los hombres también necesitaban una esposa en la oficina. A menudo, ese papel lo asumían aquellas abnegadas secretarias que se encargaban de todo: desde recoger la ropa de la tintorería y comprar los regalos de cumpleaños de sus hijos, hasta hablar con sus mujeres cuando ellos estaban ocupados. Es decir, el universo que Mad Men tan bien diseccionó y que no presuponía necesariamente (aunque sí de vez en cuando) una infidelidad entre el jefe y la secretaria.

Su figura no suple a la de la pareja, pero sí la complementa con su apoyo en horario laboral.

Pero con la incorporación de la mujer al trabajo, esas dinámicas cambiaron. Aunque las alianzas femeninas se convirtieron en una necesidad en las oficinas, a menudo existía la impresión (respaldada, en realidad, por la fría estadística) de que solo una podía aspirar a romper el techo de cristal. “En España, pasó algo parecido. En los años 70, 80 y hasta 90, pensando que tenían que triunfar, las mujeres desarrollaron culturas masculinas en el entorno laboral. Querían demostrar que no tenían debilidades entrando, incluso, en cierta confrontación con sus compañeras. Existía la impresión de que no había demasiado sitio y había que hacerse un hueco” explica Maria Jesús Álava, psicóloga experta en recursos humanos y autora, entre otros libros, de Trabajar sin sufrir.

Tienes una work wife si...

  • Las pausas para el café son un ritual sagrado para vosotras. Sabes perfectamente cómo le gusta el café o el té.

  • Siempre coméis juntas, ya sea fuera de la oficina o en el comedor de la empresa. Y es el mejor momento del día para las dos

  • Hablar de tus problemas personales con ella los hace más llevaderos. Está llena de buenos consejos y es una de las personas que más y mejor te conoce.

  • Os comunicáis con una mirada. Sobre todo, cuando surge una situación tensa con el jefe o con otro compañero. Una mirada fugaz está llena de compresión y significado.

  • Pensáis juntas cómo solucionar vuestros problemas laborales. Y trazáis estrategias para conseguir ese ascenso o ese proyecto que una de las dos persigue desde hace tiempo.

  • En las cenas de empresa, sois inseparables. Aunque puede ser un buen momento para socializar con los demás, soléis comentar la jugada desde un rincón mientras os tomáis una copa.

  • Cuando la otra falta o está de vacaciones, la jornada es mucho más larga y menos llevadera. Te aterroriza que cambie de trabajo, aunque te alegrarías por ella si logra lo que está buscando.

  • No es imprescindible, pero sí es habitual quedar con ella fuera de la oficina: salir de copas, ir al cine, apuntarse al gimnasio y hasta ir de vacaciones juntas.

Empoderamiento

Afortunadamente, ese escenario ya es historia. “Ahora, vemos muchas relaciones de amistad entre mujeres en la oficina. Y ocurre a todos los niveles: desde las operarias a los puestos directivos. Las mujeres se apoyan entre sí”. En la era del empoderamiento y el renacimiento del movimiento feminista, en la lucha diaria por la equidad salarial y los derechos laborales, las relaciones de amistad entre mujeres en el ámbito profesional son más relevantes que nunca.

Sin embargo, esa forma de “corporativismo” no es su verdadera razón de ser. Tu work wife es, sobre todo, tu apoyo emocional en horario laboral. En cierta forma, el mismo que recibirías de tu pareja al llegar a casa tras un mal día. Para eso, te conoce casi tan bien como él: tu vida amorosa, tu relación con tu madre, tus filias y fobias gastronómicas, la serie que estás viendo… “Estas relaciones no suplen a la figura de la pareja, pero sí la complementan. De hecho, a veces, te apoyan más”, explica Patricia Ortega, coach especializada en relaciones laborales.

Esa es, precisamente, la experiencia de Lidia. “Es una relación distinta a la que tienes con tu pareja, pero a veces el grado de comprensión es mucho mayor. Sobre todo, si es una persona parecida a ti. A veces, llegaba a casa y, si me surgía algún problema, levantaba el teléfono y hacíamos terapia a pesar de haber estado más de siete horas juntas. Además, Tamara era como salida de una película americana: se plantaba en mi casa, llamaba al timbre y venía con un helado bajo el brazo”, cuenta riéndose.

Para la psicóloga María Jesús Álava, la explicación es sencilla: “ A las mujeres nos gusta más hablar que a los hombres. Nos sentimos bien compartiendo experiencias, situaciones, emociones… Quizá a tu pareja tus problemas del trabajo le aburren. Si te escucha, intenta darte una solución, cuando lo que tú buscas es verbalizarlo y encontrarla por ti misma. Por eso, llega un momento en que es más fácil contárselo a tu amiga del trabajo. Empiezas hablando de los temas de la oficina y acabas contándote la vida”, explica.

Comprometidas con el trabajo

Además, este tipo de relaciones no solo son positivas para sus protagonistas, sino también para las propias empresas. Según un estudio publicado por el Harvard Business Review, quien cuenta con un “mejor amigo” en la oficina tiene siete veces más probabilidades de comprometerse con sus proyectos y llevarlos a cabo de manera satisfactoria.

No es el único estudio que soporta esta tesis. También se ha demostrado que las relaciones positivas en la oficina dan lugar a trabajadores más felices y que eso equivale a empleados productivos, creativos y de éxito. “Las relaciones de amistad en el trabajo contribuyen a mejorar la toma de decisiones, la gestión de conflictos y la buena comunicación entre compañeros. Por eso, la inteligencia emocional es una de las competencias que más se demandan en los procesos de selección.

Se tiende a escoger perfiles cooperativistas porque las empresas saben que los mejores resultados se consiguen en equipo”, explica Patricia Torres. De hecho, según un estudio, el 50% de quienes tienen un amigo íntimo en la oficina también sienten una fuerte conexión con su empresa. “Está demostradísimo que las personas más felices son mucho más productivas. También cometen menos errores y alcanzan un mayor desarrollo profesional. Por eso, cuando en una oficina el jefe amenaza con separar a dos compañeras que se llevan muy bien, es una barbaridad. Eso siempre son beneficios para la empresa”.

Roces y ascensos

Pero tampoco hay que negar lo evidente: una conexión tan íntima con una compañera de trabajo también puede ser una fuente de problemas. Son muchas horas compartidas y, potencialmente, muchos roces, sean conflictos laborales, personales o, incluso, ascensos que redefinan la jerarquía. Un estudio de LindkedIn dice que el 68% de los empleados nacidos a partir de 1980 (los archifamosos millennials) serían capaces de sacrificar una amistad por un ascenso.

Este tipo de relaciones son buenas para las empresas. Pero también pueden ser una fuente de problemas.

Sin embargo, para la psicóloga María Jesús Álava este tipo de fricciones suelen tener solución. “Puede haber ciertos periodos de crisis, pero si la relación entre esas dos personas era de confianza, lo normal es que se termine subsanando y que vuelvan a encontrar el equilibrio en su relación”.

Hace un año, Tamara empezó a trabajar en otro centro de salud. Es uno de los inconvenientes de las amistades nacidas en el entorno laboral. Pese a todo, su relación sigue intacta. “Nos llamamos y nos mandamos mensajes diciéndonos lo mucho que nos echamos de menos”, explica Lidia. También hacen terapia telefónica casi a diario. “Ahora, cuando sale de trabajar, me llama para desahogarse sobre los problemas con sus nuevas compañeras, mientras conduce a casa con el manos libres puesto. Se queda tranquila y nos deseamos un buen día”. La distancia no tiene por qué ser el olvido. A veces, una work wife sí es para toda la vida.

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