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Estar bien en todo momento

Los medicamentos tranquilizantes y antidepresivos, se han convertido en un medicamento de consumo ordinario... ¿Qué consecuencias tiene?

Haz clic en la imagen y conoce los alimentos con triptófano que te dan la felicidad./PIXABAY

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Joaquina Dueñas
JOAQUINA DUEÑAS

La cultura de la felicidad meliflua y de la satisfacción inmediata se ha instalado en las sociedades occidentales desplazando a la del esfuerzo, la constancia y la recompensa a medio o largo plazo. Esto está sucediendo en todas las etapas de la vida convirtiendo a la nuestra en una sociedad menos resilente y hace que los inconvenientes diarios se vivan como problemas irresolubles. Así lo demuestra el elevado consumo de hiposedantes y somníferos entre la población adulta que tiene reflejo directo entre la población juvenil y adolescente.

Tanto es así que las benzodiacepinas han tomado la delantera al resto de drogas legales en su consumo precoz. El primer contacto de los adolescentes con estas sustancias se sitúa en los 13,7 años según el informe Estudes, impulsado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad que analiza los años 2016 y 2017. Un informe que establece el inicio de consumo de alcohol y tabaco en los 14 años mientras que el acceso a otras drogas ilegales como el cannabis, la cocaína y el éxtasis se produce en torno a los 15 años.

El Valium, el Trankimazin, el Orfidal o el Tranxilium se han convertido en habituales de los botiquines familiares y su consumo ordinario por parte de los adultos traslada a los niños y jóvenes la idea de que es algo normal y sin consecuencias para la salud. Sin embargo, los profesionales sanitarios alertan sobre su uso indiscriminado y sin supervisión médica.

Se ha detectado además que el consumo adolescentes es superior entre ellas y algunas de las razones que les han llevado a consumirlas es la ansiedad ante un examen o para superar una ruptura amorosa. Situaciones cotidianas que deben aprender a manejar mediante técnicas de control de la ansiedad y de superación de la pérdida.

Ciertamente a los padres no les gusta ver sufrir a sus hijos, sin embargo, es importante entrenarlos para que acepten y se sobrepongan ante los pequeños traumas cotidianos como los fracasos en los estudios o en las relaciones amorosas o sociales. La administración de tranquilizantes no es la respuesta a estos problemas que, si bien son realmente importantes para el adolescente que los está viviendo, se convierten en anécdotas desde la perspectiva del tiempo. De ahí la importancia del acompañamiento de los padres en estos trances.

Bien es cierto que existen situaciones en los que la ansiedad se apodera de la vida del joven por diferentes circunstancias. En estos casos, serán los profesionales médicos los que establecerán el tratamiento médico más adecuado así como su duración, siempre acompañado por otras terapias y técnicas ya que los tranquilizantes solo tratan los síntomas y no resuelven el problema que los originan.

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