vivir

Hemos roto, ¿ y ahora qué?

Una guía práctica y realista para eso que llaman pasar página

VANI G. LEAL, (PSICÓLOGA)

A menos que seas una persona que puede separar absolutamente el sexo del amor, intenta no enredarte con nadie nuevo, como mínimo (y digo, como mínimo) en tres meses (sí, empezamos fuerte).

No, no es cuestión de pensamiento arcaico y antiguo, es cuestión de que después de una ruptura estamos muy vulnerables y es fácil confundir la necesidad de apoyo con el amor.

Muchas veces, para no sentirnos solos optamos por refugiarnos en alguien y, por norma general, no es una buena idea, porque para empezar algo sano y positivo hace falta cerrar lo anterior también de forma sana y positiva.

1. Ni se te ocurra fingir que no estás triste

Toda ruptura necesita un periodo de tristeza (incluso si has roto tú porque estabas harta de la relación).

La ruptura es un proceso de luto, alguien que estaba a tu lado ya no lo está, por lo tanto, ya sea porque sigues enamorada, ya sea porque no soportabas a tu pareja o ya sea porque la relación se ha desgastado, es normal sentirse triste.

Muchas personas intentan arrinconar este sentimiento para que parezca que no les afecta. Lo siento, las rupturas afectan, ponen triste, asúmelo y experimenta la tristeza con toda la naturalidad del mundo (llora, patalea, enfádate, critica, despotrica, hiberna...).

No pasa nada, en serio, se sobrevive a la tristeza.

No puedo decirte el tiempo que dura este estado porque depende de lo que haya durado la relación, de los motivos de la ruptura, del grado de implicación y del tipo de personalidad de cada persona, pero si puedo decirte que durante el primer mes es donde suele darse el periodo más intenso de tristeza, y que los siguientes suelen ser mucho más llevaderos.

Si después de 6 meses sigues estando muy triste, es hora de visitar a un psicólogo/a para que te oriente y te ayude en esta etapa.

2. Si no reflexionas, volverás a tropezar con la misma piedra

Una vez la tristeza es llevadera y la normalidad vuelve a instalarse en tu vida, es hora de hacer un poco de reflexión.

Reflexionar significa pensar en los motivos que han llevado a la ruptura de forma positiva y constructiva, pero no significa echar la culpa, criticar o centrarte en lo negativo.

¿Qué parte de responsabilidad tengo en lo sucedido? ¿Podía haber hecho algo para mejorar la relación? ¿He dejado de decir cosas que podrían haber ayudado? ¿Qué inseguridades he tenido dentro de la relación? ¿Qué miedos debería trabajar para sentirme mejor?

Se trata de aprender, se trata de mejorar, se trata de hacernos responsables de nuestra parte, porque s iempre seremos el 50 % en una relación y, si somos capaces de no repetir errores, la siguiente relación puede salir mucho mejor.

Si te centras en la rabia o en el odio hacia el otro, te cavas tu propia tumba. ¿Por qué? Pues porque la rabia mantiene viva a la persona en tus pensamientos y eso no es compatible con pasar página.

Que la otra persona la haya cagado hasta el fondo no es algo que estuviera en tu mano, ni es culpa tuya, ni podrías haberlo evitado. Tú ocúpate de tus cagadas y deja que el otro se ocupe de las suyas.

3. Es hora de cambiar algunas costumbres

Sí, da pereza y produce inseguridad. Es fácil permanecer en la zona de confort y quedarte arropado con lo que ya conoces, pero en el mismo sitio solo encontrarás lo mismo de siempre.

Intenta conocer nuevas personas (no para intimar necesariamente), busca aficiones, apúntate al gimnasio, queda con viejos amigos, haz algún curso que te guste, etc.

Ya que estás en una nueva etapa de tu vida, introduce en ella todo lo bueno que puedas.

El amor de pareja es algo fantástico, no hay duda, pero también hay una vida fantástica más allá de la pareja, así que disfruta de tu libertad, de tu independencia, de tus decisiones, de tus espacios, de tus momentos, de tus amigos...

4. Volver a la circulación

Después de un tiempo de soltería e individualidad es normal tener ganas de conocer a alguien, pero antes haz un pequeño ejercicio de reflexión para averiguar en qué punto estás y si estás preparada para empezar de nuevo.

Las respuestas solo las vas a escuchar tú, así que sé honesta contigo misma.

• ¿Me siento bien y feliz en este momento de mi vida a pesar de no tener pareja?

• ¿Pienso continuamente en mi expareja? ¿Pienso continuamente en lo que hará o dejará de hacer mi expareja?

• ¿Tengo cosas nuevas en mi vida?

• ¿Estoy trabajando en mis inseguridades?

• ¿Puedo recordar mi relación pasada sin sentir rabia o tristeza profunda?

5. Pasar página no significa olvidar

Olvidar a una persona es imposible porque no tenemos amnesia. Además, ha sido una persona a la que has querido y con la que has compartido parte de tu vida, así que todo intento desesperado por olvidar ya te digo de antemano que no funciona.

Es normal que te acuerdes de esa persona y que te acuerdes de momentos, pero acordarte es una cosa y recordarlo o hablarlo continuamente otra cosa muy distinta (cuidado con el recuerdo intencionado en forma de bucle).

No podemos obviar el pasado, pero podemos elegir lo que recordamos y cómo lo recordamos.

6. Si vuelves a empezar no arrastres contigo el pasado

Si quieres que la siguiente relación tenga una posibilidad, deja de lado las malas experiencias pasadas. Ya sé que es fácil decirlo y muy complicado hacerlo, pero no puedes pagar con unos lo que han hecho otros.

Estar preparada para lo peor (por si acaso) solo te predispone a ver, pensar y observar lo peor de los demás.

Y, poco más puedo añadir, las rupturas son dolorosas y bastante pesadas de vivir, nadie escapa a los corazones rotos, pero tampoco escapa nadie a los corazones revividos, así que respira hondo, ponte triste, reflexiona, haz cosas nuevas y vuelta a empezar, porque la vida es eso, muchos finales y muchos nuevos principios.

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