TRUCOS DE COMUNICACIÓN
TRUCOS DE COMUNICACIÓN
Las diferencias de opinión son inevitables: ni tu pareja, ni tu jefe, ni tu mejor amigo van a pensar siempre como tú. Y aunque no se trata de ir por la vida discutiendo cada detalle, tampoco de callarte solo para evitar tensión. A veces, un buen debate es necesario porque el asunto lo merece; otras, en cambio, no compensa gastar energía en una discusión incómoda por algo menor.
Ahora bien, incluso cuando decides que no merece la pena discutir, eso no significa que tengas que asentir y darle la razón al otro si no la tiene. Existe un punto intermedio entre el enfrentamiento abierto y el silencio incómodo. Es justo ahí donde se juega el arte de la comunicación: en saber expresar tu postura sin incendiar la conversación ni acumular frustraciones que luego pesan más.
Para esos momentos delicados, la experta en comunicación Aurora Michavila tiene dos frases «infalibles» que funcionan como salvavidas. Son respuestas que no te obligan a ceder ni tampoco a lanzarte de lleno a un debate que no quieres tener. La clave, explica, está en mostrar respeto por la opinión ajena mientras mantienes la tuya intacta. Así logras salir del pozo sin mancharte demasiado y sin renunciar a tu voz.
Aurora Michavila sabe lo complicado que puede ser defender tu opinión sin que la conversación termine en terreno pantanoso. Como ella misma reconoce: «Es difícil no estar de acuerdo con alguien, verbalizarlo y que de ahí no se derive una conversación incómoda o una discusión«. Sin embargo, asegura que existen fórmulas sencillas para mostrar tu punto de vista sin necesidad de levantar un muro entre tú y el otro.
El secreto, explica Michavila, está en el matiz con el que planteamos nuestro desacuerdo. No se trata de callar para evitar tensiones, sino de elegir palabras que suavicen la fricción. Tal y como resume: «Se puede mostrar el desacuerdo con frases que ayudan a zanjar el tema». Y esas frases, además de diplomáticas, son capaces de transmitir respeto y firmeza en partes iguales:
1. Es una opción: «cuando le digo a alguien que es una opción o una posibilidad lo que acaba de decir, rápidamente se da cuenta de que no estoy invalidando su punto de vista pero que yo pienso que hay otras formas de pensar», asegura la experta en su vídeo. Esta forma de responder transmite apertura y evita que la otra persona se ponga a la defensiva innecesariamente.
2. Yo, desde mi lugar, veo las cosas de forma diferente: «cuando lo digo, el otro entiende que no estoy atacando su punto de vista. Defiendo que, según cómo lo mires, hay otros caminos», explica. Es una manera de dejar claro que tu opinión también tiene valor, pero sin entrar en un pulso desgastante. Al final, la clave está en disentir con estilo y en mantener la conversación en un terreno constructivo.
Callarse siempre para evitar discusiones puede parecer una estrategia de paz, pero a largo plazo pasa factura. Guardarte tu opinión genera frustración, porque sientes que tu voz no cuenta. Además, acumular pensamientos sin expresarlos alimenta el malestar interno, la ansiedad y hasta el resentimiento. La armonía momentánea se convierte en un coste emocional alto, que te resta autenticidad y te desconecta de lo que realmente piensas y necesitas.
El silencio constante también impacta en la autoestima: cuando nunca defiendes tu punto de vista, poco a poco empiezas a creer que no merece ser escuchado. Esto puede derivar en inseguridad y sensación de inferioridad en las relaciones. Evitar el conflicto de forma sistemática no construye vínculos más sanos, sino que crea desequilibrios. Comunicar lo que piensas, con respeto, fortalece tanto tu bienestar mental como la calidad de tus relaciones.