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María Esclapez, psicóloga: «Sí tienes que silenciarte para que una relación funcione, quizá no deberías estar ahí»

Silenciar lo que sientes por miedo al conflicto no hace que tu relación sea mejor, sino que te anula como persona.

No deberías tener que callar lo que piensas para que tu relación funcione. Foto de Dmitriy Ganin en Pexels.

En muchas relaciones de pareja, la única manera de que no estalle una discusión que les lleve a la III Guerra Mundial es que uno de los dos permanezca callado. Nos han enseñado que ceder y evitar el conflicto es un acto de amor, pero la psicóloga María Esclapez lanza una advertencia clara: «Callar lo que sentimos, lo que pensamos o lo que nos duele por miedo a la reacción del otro no es amor, es anularte y abandonarte a ti mismo«, asegura desde sus redes sociales.

Este tipo de silencios, lejos de mantener la paz, acaban generando malestar, ya que lo que no se dice no desaparece, sino que se acumula. «El problema es que lo que no se dice no desaparece, se queda dentro y se acumula en forma de resentimiento«, afirma Esclapez. Guardarse emociones crea una distancia emocional que, con el tiempo, debilita el vínculo de pareja.

Callar tus emociones te desconecta de ti mismo

Callar por miedo o costumbre se convierte en una forma de desconexión contigo mismo. Como dice la psicóloga: «Hoy cedes porque no quieres discutir, mañana tragas algo más porque no es para tanto, y un día te das cuenta de que llevas tanto tiempo silenciándote que apenas te reconoces», alerta. Sí, el silencio sostenido en el tiempo puede llegar a romper tu identidad personal y llega un momento en el que te descubres haciendo cosas que no quieres y con las que no eres feliz.

Una relación de pareja sana no debería hacerte sentir que hablar es peligroso. Todo lo contrario: debería ser un espacio seguro donde puedas expresarte. «El amor sano no implica que te calles para evitar problemas», explica Esclapez, «al contrario, una relación sana es aquella en la que puedes hablar con libertad».

Y es que hablar no debería ser sinónimo de discutir, aunque ambos tengáis opiniones diferentes sobre el tema tratado. La clave no está en no hablar las cosas para no discutir, sino en la forma en la que nos comunicamos. «Hablar desde el respeto y la empatía no destruye relaciones, las fortalece», dice la psicóloga. Expresar lo que sentimos con asertividad permite construir puentes en lugar de muros, y evita que los malentendidos crezcan.

El problema del silencio no es solo que no expreses lo que sientes o piensas con respecto a algo, sino todo lo que se genera en torno a ese silencio: frustración, incomodidad y malestar emocional. «El problema de callar no es solo lo que te guardas, sino lo que hay detrás de ese silencio: distancia, frustración y malestar que, tarde o temprano, sale (y cuando sale, no siempre lo hace de la mejor manera)», puntualiza.

A la larga, estos silencios pueden convertirse en el detonante de grandes conflictos. Lo que parecía una estrategia para mantener la calma, puede hacer que explotes y consiga justamente el efecto contrario. Por eso, María Esclapez insiste en que «quien te quiere bien no necesita que te calles, necesita que seas tú, con tu voz, con tu verdad».

Reprimir lo que sientes por miedo a la reacción del otro no es un acto de amor, sino de autonegligencia ya que lo que hace es anularte y hacer que te abandones a ti mismo. Si para que la relación funcione tienes que renunciar a ti, a tu voz y a tus límites, tal vez no sea el lugar adecuado para ti.

«Si tienes que silenciarte para que una relación funcione, quizás esa relación... no es el lugar donde realmente deberías estar«, concluye Esclapez. El amor de verdad no exige que te escondas, sino que te permite ser tú sin miedo. Una relación sana empieza cuando puedes hablar y ser escuchado.

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