GESTIÓN EMOCIONAL
GESTIÓN EMOCIONAL
Comer es una forma de nutrir nuestro organismo, pero también es una forma de placer. A todos nos gusta comer y no hay ningún problema en ello, pero cuando se utiliza la comida para tapar o controlar una emoción negativa, la relación con la comida comienza a tener una cierta toxicidad.
La psicóloga Patricia Ramírez, más conocida en redes sociales como Patri Psicóloga, relaciona la ansiedad con esos impulsos incontrolables de comer. «El estrés activa el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal, liberando cortisol, una hormona que puede aumentar el apetito y la preferencia por alimentos ricos en grasas y azúcares«, asegura en un vídeo.
Según explica la experta, este tipo de alimentos activa el sistema de recompensa del cerebro, proporcionando una sensación temporal de alivio emocional. Es por eso que relacionamos el comer estos alimentos con sentirnos mejor prácticamente de manera automática.
¿Cómo gestionar esos antojos incontrolables conocidos como hambre emocional? La experta nos aporta tres herramientas psicológicas muy eficaces que, además, son muy fáciles de poner en práctica siempre que sientas un antojo:
«El hambre física aparece gradualmente, se suele sentir en el estómago y puede esperar«, asegura la experta. Pero seguro que te ha ocurrido que sientes unas ganas tremendas y muy repentinas de comer algo. Pero algo en particular, no te vale con una manzana o una zanahoria.
Esto es hambre emocional, y tiene unas características muy concretas. «Aparece de repente, con antojos muy específicos, como dulces o grasas, y suele estar ligada a emociones como la ansiedad, la tristeza o el aburrimiento«, asegura Patri Psicóloga.
Esto, sobre el papel, es muy obvio, pero cuando te encuentras con esas ansias por comer algo no es tan fácil identificarlo. Para ello, la experta tiene un truco. «Antes de comer, pregúntate: ¿tengo hambre en el estómago o en la cabeza? ¿Qué estoy sintiendo? Hacerte estas preguntas te ayudará a dirigirte«, asegura.
No se trata de contar calorías o fustigarte por que estás comiendo demasiado. Con esta herramienta, la experta quiere que relaciones lo que comes con las emociones que te genera. Una forma de identificar cuando estás usando la comida para tapar una emoción.
«Llevar un registro de lo que comes, cómo te sientes antes y después y en qué contexto te ayuda a identificar patrones. Puedes empezar por anotar tres cosas: Qué comí, qué sentí antes y cómo me siento después«, aconseja Patri Psicóloga.
«Cuando sientas un impulso por comer de manera emocional, haz una pausa y distráete 10 minutos«, cuenta. No hace falta que hagas grandes cosas. Salir a caminar, meditar, llamar a alguien, escuchar música... »Se trata de darle tiempo al cuerpo y a la mente para que baje el impulso«, explica.
La experta lo compara con surfear una ola. Cuando te encuentras en el pico más alto de esa ola, el impulso parece imposible de controlar y te sientes capaz de comerte todo el paquete de galletas. Pero si esperas un poco y baja la ola, el deseo también disminuye.