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¿Quién es realmente Alexis Ledgard, el hijo 'secreto' de Bigote Arrocet?

Soltero, dedicado al mundo de la náutica y con carencias afectivas. Así es el joven que quiere irrumpir en la escena televisiva.

El hijo de Edmundo Arrocet durante su intervención en 'Sábado Deluxe'. twitter.
¿Quién es realmente Alexis Ledgard, el hijo 'secreto' de Bigote Arrocet?
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Hace unos meses concedía una entrevista y se presentaba al mundo como 'el hijo secreto' de Edmundo 'Bigote' Arrocet. A estas alturas y tras su paso por 'Sábado Deluxe' y sus palabras en el número 100 de la revista 'Corazón', la etiqueta de secreto le sobra.

Sin embargo, más allá de quiénes son sus padres, cómo se conocieron y cómo fue esa aventura de amor o cómo es esa relación distante y entre padre e hijo, poco más se sabe de un Alexis que está confundido y decepcionado ante el veto de su padre -y, él cree, de María Teresa Campos- para que no acuda a 'Supervivientes'.

El joven, de 30 años, reside en la localidad barcelonesa de Castelldefels y es dueño de una empresa de limpieza de cascos de barco a mano. Un negocio del que es pionero en nuestro país y que ha traído desde Miami, donde estuvo residiendo.

Apasionado de la naútica, ha participado en la Copa del Rey y la Copa América de Vela y sale a navegar, sin separarse de su perro, siempre que el tiempo y el mar se lo permiten. También le encanta practicar deportes de riesgo.

Sin pareja en estos momentos, está muy apegado a su madre, Annette Ledgard, y a su hermana de madre. Los que le conocen coinciden en que es un chico con carencias afectivas y que, por eso, la decepción que se está llevando con su padre es aun más dura.

Veremos si continúa con este camino televisivo o si su padre y la novia de este, como él mismo ha asegurado, ejercen de una suerte de mano negra que le cortan las alas.

HORÓSCOPO

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Sagitario

Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.