Así buscan el amor los VIP: ni Tinder ni bares; ahora se llevan los couple hunters para millonarios

Marita Alonso Publicado · 3 de octubre de 2021, 09:45 h

¿Acaso no sabes que un hombre rico es como una chica guapa? Tal vez no te cases con ella solo porque sea guapa, pero, ¡Dios mío! ¿Acaso no ayuda el que lo sea? Y si tuvieras una hija, ¿no preferirías que no se casara con un pobre? Querrías que tuviera las cosas más maravillosas del mundo y que fuera feliz. Entonces, ¿por qué está mal que yo quiera tener todas esas cosas?. Marilyn Monroe se marcó este discurso más cercano a TikTok que a una Ted Talk en Cómo casarse con un millonario (1953), pero sus palabras funcionan a la perfección fuera de la pantalla. Pensábamos que los multimillonarios tendrían a Cupido de su parte y que los billetes transformarían sus flechas en balas, pero la proliferación de servicios de matchmakers de alta gama y de aplicaciones para que la gente más poderosa encuentre pareja demuestra que el dinero puede comprar diamantes y viajes paradisíacos, mas jamás emociones. “

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«Algunos de mis clientes tienen castillos y aviones privados, pero cuando regresan a casa, cenan solos cada día. Son conscientes de que la gente se les acerca por interés. En el fondo, echan de menos tener una buena conversación y encontrar a alguien que les quiera de verdad y que se interese por ellos, no por su entorno ni por su vida», asegura Verónica Alcanda, directora de Alcanda Matchmaking y creadora del método científico Head-hunting Sentimental, que ofrece un servicio profesional y exclusivo en la búsqueda de pareja estable con el que hombres y mujeres de éxito en el plano empresarial y profesional encuentran el amor.

El servicio mínimo, de seis meses, cuesta 6.000 euros, mientras que un año puede ascender a los 20.000 euros, dependiendo de si el proceso es internacional. «Filtro a los candidatos y candidatas y les presento a mis clientes, a quienes hemos seleccionado hasta dar con la pareja ideal. Nunca presento dos perfiles a la vez, porque me parece inmoral». Alcanda asegura que lo habitual es que en un año, el 90 % de los hombres encuentren a su media naranja, mientras que las mujeres lo consiguen en un 70 %. «El problema es que somos demasiado críticas con nosotras mismas», indica. La empresa habla de «la soledad del líder». «Existe en un ámbito profesional fruto de una jerarquía empresarial, pero de forma más invisible, y también más contundente, el tiempo y el esfuerzo que dedican a su triunfo laboral suele repercutir en el éxito de su vida personal, especialmente la sentimental».

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El mercado del amor para adinerados ha encontrado en las aplicaciones de dating una nueva mina de oro en la que indudablemente, la más notoria es Raya, también conocida como el «Tinder Illuminati» o el «Tinder de los famosos». Ahí es donde el Hollywood soltero encuentra el amor sin salir de su mansión y con la tranquilidad de saber que la confidencialidad prima entre sus usuarios. Los pantallazos están prohibidos (si lo haces, te amenazan con echarte) y para formar parte de la comunidad, cada perfil es evaluado con tal minuciosidad que tan solo el 8 % de los que intentan entrar lo consiguen. Se estima que actualmente hay unas 100.000 personas en lista de espera. Sí: estudiar en Harvard es más fácil que ligar con estrellas de cine. El precio, en cambio, es bastante más asumible: 10,99 euros al mes.

Daniel Gendelman, que lanzó esta popular aplicación en febrero de 2015, se enfada cada vez que alguien habla de Raya como de una app para jet-setters. «Es para gente apasionada que quiere compartir algo con los demás», explicaba al New York Times, donde aseguró que ni el físico ni el dinero son imprescindibles. Al echar un vistazo por la aplicación, queda bien claro que los yates, los pómulos perfectos y los abdominales parecen ser obligatorios para encontrar el amor con quienes tienen más seguidores que gramos de grasa.

Ante la homogeneización de la cultura digital, la élite reclamó un lugar diferente para encontrar pareja. Si los guapos y los ricos siempre han asistido a fiestas diferentes, ¿por qué no iban a buscar el amor en un sitio distinto? Fotógrafos, modelos y artistas son algunas de las profesiones más habituales en esta red social en la que parece que no solo el físico y el dinero, sino también el esnobismo, priman. Al parecer, las mentes más creativas no están cómodas entre abogados y contables. «Intenté resolver un gran problema a un grupo reducido de personas», contaba Gendelman con la convicción de quien ha descubierto una vacuna. Se dice que Cara Delevingne, Ben Affleck (pre-JLo) y Channing Tatum han disfrutado de alguna cita gracias a esta aplicación, y Jennifer Aniston asegura que aunque sus amigos intentan que se abra un perfil, por el momento se niega a hacerlo. Si se decide finalmente, no formará jamás parte de la interminable lista de espera que ha convertido a Raya en el Birkin de las apps para encontrar pareja. Por cierto: su compañero de Friends, Matthew Perry, podría contarle su experiencia como usuario de la aplicación.

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Mientras que Tinder puede convertirse en el pasatiempo preferido para hacer un trayecto en metro «seleccionar y rechazar perfiles termina por convertirse más en un entretenimiento que en la búsqueda del amor», en Raya se imponen las decisiones más meditadas. Si rechazas o seleccionas perfiles a gran velocidad, la app limita el número de personas que sus usuarios pueden ver «para promover una mayor interacción con los contactos existentes». Eso sí, si quieres evitar la espera, diferentes opciones de pago facilitan contactar directamente con quien sea de tu interés. Incluso en el entorno digital, el dinero también permite tomar atajos en el amor.

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Menos conocida pero con más años a sus espaldas en el negocio es MillionaireMatch. «Contamos con una clientela muy exclusiva: CEOs, atletas, médicos, abogados, inversores, emprendedores, misses, supermodelos y celebridades de Hollywood, que quieren quedar con millonarios y millonarias para iniciar una relación a largo plazo», explican. El equipo asegura que los millonarios buscan tres cosas a la hora de encontrar pareja. «Son empresarios y altos ejecutivos que quieren discreción, privacidad y encontrar a alguien de nivel. No dan con su pareja ideal por sí mismas porque mucha gente se les acerca por su dinero. Yo les doy confidencialidad, les garantizo que el estatus de quienes les presento es igual o superior al suyo. Los resultados son más rápidos y eficientes que asistir a cenas de gala», asegura Verónica Alcanda.

Desde hace cuatro años, esta emparejadora profesional cuenta también con Matchmaking Corporation, una compañía donde ella y su socia apoyan, forman y certifican a quienes quieren emprender con éxito en este negocio de una manera profesional y ética. Cree que el amor no depende de algoritmos, y aunque la química es clave al comienzo, no considera que sea el elemento esencial de una relación duradera. «Lo vital para que las relaciones duren es que se basen en el nivel sociocultural, en compartir objetivos de vida, creencias y hobbies. Nada de eso depende de la química. Hay que analizar muchas más cosas para encontrar el amor, y eso es de lo que yo me encargo. Hay que casarse con la objetividad súper clara. En una primera quedada no se pueden preguntar las cosas que son verdaderamente importantes, porque la cita saldría corriendo, pero no pasa nada: de eso me encargo yo. Yo conecto personalidades y formas de ver la vida. Para encontrar gente mona, no hace falta que me paguen a mí», sentencia.

«Tengo un cliente de 70 años súper culto e interesante al que le tengo que recordar que ya no tiene 40 años. En el fondo, los hombres no solo están solos, es que no quieren bajar el listón y se empeñan en que sus parejas sean pibones mucho más jóvenes. Las mujeres así ya no se van a ir con ellos. Les vendo cómo son, no lo que tienen», dice con rotundidad Alcanda, cuya clientela se compone de un 45% de mujeres y un 55% de hombres