Vidas en construcción

No tengo hijos, así que en mi día a día no experimento el vértigo del paso del tiempo al observar unos zapatos que se han quedado pequeños, un pantalón al que le falta medio palmo de largo, una cama que empieza a ser escasa para el cuerpo que acoge.

Para mí, el sobresalto llega de repente, al contemplar cómo mi ahijado Álvaro parte hacia un internado en Irlanda o mi sobrino Nico se corta el pelo con esa especie de visera que hoy llevan todos los preadolescentes. «¿En qué momento crecieron tanto?», me pregunto.

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María Fernandez-Miranda

Algo parecido me ocurre con los otrora niños que no forman parte de mi círculo íntimo pero cuya evolución vital he seguido a través de los medios, como es el caso de la Princesa de Asturias: me impresiona verificar que la que hasta hace nada era una colegiala de trenzas ahora está aprendiendo a pilotar un avión.

Con motivo del aniversario de Leonor de Borbón (el próximo 31 de octubre cumple 20 años), en este número de MUJERHOY hemos querido acercarnos a su generación, la más conectada de la historia y, sin embargo, la más solitaria; la más viajera –sueñan con destinos como Japón, Islandia o Perú– y al mismo tiempo la más preocupada por conseguir una vivienda estable.

Hemos entrevistado a una veintena de centennials que, como la Princesa, tienen el futuro en sus manos, y les aseguro que merece la pena leer lo que dicen. Ojalá pudiéramos hacerles entender que, a pesar de los miedos e incertidumbres a los que se enfrentan, poseen algo que los de más edad envidiamos: una vida en construcción en la que aún es todo posible.

«Ayer vi a una chica cruzando la calle, llevaba unas bermudas vaqueras medio caídas, botas militares bajas y una camiseta de manga corta sin sujetador. Algo le daba igual, todo le daba igual, su vida pesaba un gramo, la llevaba en el bolsillo trasero del pantalón, junto al mechero», escribe Milena Busquets. Lo leí en un libro que me regaló Anina, mi sobrina veinteañera con la que me gusta salir a cenar para ver el mundo, aunque solo sea por un rato, desde su mirada tan diferente a la mía.