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Sus últimas voluntades

El testamento y el patrimonio del papa Francisco: un entierro humilde, un benefactor anónimo y el misterio de los 4 millones de euros

El Papa Francisco dejó por escrito antes de morir cómo quería ser enterrado, rompiendo así una tradición que se remontaba hasta el siglo XVII.

El Papa Francisco dejó por escrito sus últimas voluntades. gtres

El Papa Francisco, 266º pontífice de la Iglesia católica, moría este lunes a la edad de 88 años, justo un día después de celebrar la Pascua con una aparición sorpresa en la Plaza de San Pedro. El religioso argentino falleció tras las complicaciones derivadas de una compleja infección de las vías respiratorias y una doble neumonía, que le habían mantenido ingresado en el hospital Gemelli de Roma durante varias semanas a partir de mediados de febrero. Su funeral tendrá lugar este sábado y a él acudirán los reyes Letizia y Felipe.

Su muerte pone fin a un extraordinario papado de doce años que no ha estado exento de polémicas y que comenzó con su elección de forma atípica en marzo de 2013, tras la renuncia del anterior Papa, Benedicto XVI. Ahora el Vaticano ha hecho público el testamento de Jorge Mario Bergoglio, a la vez que comunicaba que el Papa falleció tras sufrir un derrame cerebral que le provocó un coma y un fallo cardíaco irreversible.

En sus últimas voluntades, fechadas el 29 de junio de 2022 y publicadas íntegramente en la web de la Santa Sede, Francisco escribió que con la «sensación de que se acerca el ocaso de mi vida terrena», deseaba expresar sus preferencias tan solo en lo que se refería a los planes para su entierro.

El testamento y el funeral del Papa Francisco

«Siempre he confiado mi vida y mi ministerio sacerdotal y episcopal a la Madre de Nuestro Señor, María Santísima», escribió en el documento el propio Francisco. «Por lo tanto, pido que mis restos mortales descansen en espera del día de la resurrección en la Basílica Papal de Santa María la Mayor».

Esta iglesia del siglo V es una de las cuatro basílicas papales de Roma y está dedicada a la Virgen María. También es el lugar que visitó para rezar después de cada uno de sus más de cien viajes al extranjero. «Pido que mi tumba sea preparada en el nicho de la nave lateral, entre la Capilla Paulina y la Capilla Sforza de la mencionada Basílica Papal», detalló el religioso en su testamento.

La Basílica Papal de Santa María la Mayor, en Roma. gtres

«La tumba debe estar en la tierra; sencilla, sin decoración particular y con la única inscripción: Franciscus», añadió Jorge Mario Bergoglio, desmarcándose de sus antecesores a la hora de no pedir ninguna mención de su papado en la lápida. Rompiendo con varios siglos de tradición, ningún sumo pontífice había sido enterrado en este lugar desde el siglo XVII, cuando los restos del Papa Clemente IX fueron depositados allí. El Vaticano también ha comunicado que el Papa había dispuesto que «un benefactor anónimo» cubriera los gastos de su entierro.

El argentino cerraba sus últimas voluntades con estas palabras: «Que el Señor dé la recompensa merecida a quienes me han amado y seguirán rezando por mí. El sufrimiento que se ha hecho presente en la última parte de mi vida lo he ofrecido al Señor por la paz en el mundo y la fraternidad entre los pueblos».

El papa Francisco, sin sueldo y un patrimonio engañoso

Jorge Mario Bergoglio fue el primer Papa latinoamericano, así como en el primer Papa jesuita. Inmediatamente saltó a los titulares por vivir de forma austera y transparente, algo que fue coherente con su papado. Uno de los aspectos más llamativos fue su negativa a recibir un salario, que tenía derecho a cobrar y que ascendía a unos 30.000 euros al mes. En el total de su pontificado, esta cantidad supera los cuatro millones de euros. Un dinero que según algunas fuentes del Vaticano pudo haber sido enviado a varias fundaciones benéficas.

La Santa Sede ya había confirmado en 2001 que, incluso como cardenal, el Papa Francisco nunca aceptó dinero de la Iglesia, lo que refuerza su compromiso permanente con la sencillez y la humildad. Su mandato también estuvo marcado por los esfuerzos para reformar las finanzas vaticanas.

Sin propiedades a su nombre, su familia no poseía ya la modesta casa en Buenos Aires en la que el propio Francisco llegó al mundo en 1936. En 2014, coincidiendo el cumpleaños número 78 de Bergoglio, las autoridades de la ciudad colocaron allí una placa que anuncia que en ese lugar nació el primer Papa argentino.

En cuanto a su patrimonio, varios medios han publicado en su cuenta corriente apenas había unos 90 euros en el momento de su muerte. Pero a la vez, su fortuna se estima en unos 15 millones de euros, una cantidad engañosa, ya que se trata de fondos asociados al papado. Francisco disponía, por ejemplo, de cinco coches oficiales, vivienda proporcionada por el Vaticano y una serie de beneficios relacionados con su cargo.