MOMENTO HISTÓRICO
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Tras la muerte del papa Francisco, ¿qué pasa ahora? Es el momento de saber los detalles de su funeral, dónde será enterrado y en qué momento se celebrará el cónclave que elegirá a su sucesor. La verdad es que todo parece de película. De hecho, ahí está la reciente Cónclave, de Edward Berger, con Ralph Fiennes como protagonista.
Eso sí, las pompas fúnebres, este sábado a las 10 de la mañana, lo serán menos por el propio carisma del argentino, quien dejó dicho que quería un funeral sencillo, sin el acostumbrado boato. Nunca dejó de ser el papa de los pobres. Al acto asistirán reyes y jefes de Estado. De momento, los reyes Felipe y Letizia ya han confirmado su presencia, lo mismo que Felipe y Matilde de Bélgica. Pero hay más casa reales que ya han confirmado su asistencia y otros que han declinado la invitación.
La reina Sofía no irá como representante institucional, pero sí podría hacerlo a título personal. No veremos a Carlos III, sino a su hijo el príncipe Guillermo, que acudirá en nombre de la Corona británica, en principio sin Kate Middleton. Sí estarán los grandes duques de Luxemburgo, Enrique y María Teresa, tal y como ha confirmado la prensa local.
Los reyes Guillermo y Máxima no viajarán al ser el 26 de abril el Día del Rey, la fiesta mayor de los Países Bajos, que celebra por todo lo alto el cumpleaños del monarca. La presencia de los reyes de Noruega está en el aire, en su caso, por motivos de salud. La reina Sonia tuvo que ser ingresada de urgencia esta misma semana en el hospital por problemas respiratorios y el rey Harald no está para muchos trotes después de que la pasada primavera le fuera instalado un marcapasos.
Lo mismo pasaría con Mette-Marit, cuya fibrosis pulmonar crónica se encuentra en estado avanzado. Tal vez vaya solo su esposo, el heredero Haakon. Igual ocurre con Silvia de Suecia, que se rompió la cadera en un viaje a la nieve y requirió atención médica, aunque al parecer ya está recuperada. Podría ir el rey Carlos Gustavo en solitario, o tal vez la heredera, la princesa Victoria, quien ya ostenta un gran papel institucional.
Además, falta por confirmar la presencia de los reyes de Dinamarca. Para Federico sería la primera vez en un acto de estas características. No obstante, tiene programado un viaje a Japón que empieza hoy y finaliza este viernes. No se sabe si llegaría a tiempo. ¿Será la reina Mary la cabeza visible de esta Casa Real? Siguiendo con el Gotha, está por confirmar la participación en el servicio fúnebre del príncipe Alberto y Charlène de Mónaco y la de Abdalá y Rania de Jordania, así como la de otros miembros de la realeza.
Jorge Bergoglio ya sentó cátedra en esto de la sobriedad cuando eligió su modesto nombre, y lo mismo cuando se quedó a vivir en la residencia de Santa Marta. Ahora y en la hora de su muerte, todo sigue este camino recto, por lo que será enterrado en la basílica de Santa María la Mayor, su preferida, y no en el Vaticano. Y puede que se adelante la reunión de cardenales de la que saldrá el sucesor de Francisco. Al fin y al cabo, vivimos en un mundo global e intercomunicado, y es probable que no haya que esperar los quince días de rigor. El «habemus papam», en ese caso, no se haría de rogar y la fumata blanca podría ascender a los cielos pronto.
Muerto el papa, certificado su fallecimiento, anulado el anillo pontificio y selladas las estancias papales, como manda la tradición, por el camarlengo, Kevin Farrell, el réquiem continúa entre lágrimas y protocolos. Ya es oficial el luto, que se concreta en nueve días, llamados Novendiali, en los que se celebran nueve misas en diferentes iglesias de Roma. Al entrar el Vaticano en periodo de sede vacante, en ayuda del camarlengo acuden tres cardenales, que son elegidos a suerte y renovados periódicamente. Hay que preparar el funeral, que será este 26 de abril cuando marquen las 10:00 en el reloj.
Al cardenal Farrell lo encontramos en medio de esta histórica escena, pero también al decano del colegio cardenalicio, el italiano Giovanni Battista Re, a quien corresponde convocar el esperado cónclave, aunque no podrá presidirlo ya que tiene 91 años y el límite para asistir está fijado en los 80 redondos. En su lugar estará Pietro Parolin (1955), último secretario de Estado y papable por antonomasia. El de Vicenza (Italia), hijo de un ferretero y una maestra de primaria, parte en las quinielas, que las hay, como favorito.
Los tiempos adelantan una barbaridad hasta en el seno de la Iglesia. Así, en virtud de una norma aprobada por Benedicto XVI en 2013, la reunión cardenalicia podría dar comienzo en cuanto los purpurados electores aterricen en la Ciudad Eterna, sin esperas. Todos los caminos, ahora más que nunca, llevan a Roma. Porque se trata del cónclave más internacional de la historia, dadas las procedencias de los 136 cardenales convocados, que acuden desde 71 países de los cinco continentes. Si antes se dejaban pasar mínimo quince días con el fin de que tuvieran tiempo suficiente para llegar, ahora podrían ser menos. Esto quiere decir que la citada junta podría empezar con mayo. La primera congregación de cardenales ya está reunida desde las nueve de esta mañana de martes para concretarlo todo.
Lo que está claro es que su funeral no será como el de su antecesor, porque tampoco ellos eran iguales. No habrá exequias con el cadáver del papa expuesto en un catafalco, ese túmulo adornado con magnificencia. Y no las habrá porque así lo quería el propio Bergoglio, que cambió el protocolo funerario con el fin de que «los papas sean velados y sepultados como cualquier hijo de la Iglesia». «Con dignidad, como a cualquier cristiano, pero no sobre almohadones». Este deseo se lo confió personalmente al corresponsal de ABC, Javier Martínez-Brocal, en el libro-entrevista El sucesor (2024).
El cuerpo del pontífice reposa ya en un ataúd de madera en la capilla de su residencia, desde donde se trasladará mañana miércoles a las 9:00 a la basílica de San Pedro, cuya cúpula domina el horizonte de Roma. Allí tendrá lugar el velatorio. El féretro permanecerá abierto durante tres días, para que peregrinos de todos los lugares del mundo y de todo tipo y condición puedan acudir a darle un último adiós. Seguidamente, vendrán las exequias, sin los tradicionales tres ataúdes superpuestos, de ciprés, cinc y roble. Francisco quiso que se eliminara igualmente el báculo papal y los tratamientos más allá de obispo y papa. En las primeras imágenes difundidas por el Vaticano, se le ve con la mitra, la sotana blanca, la casulla roja y el palio blanco. En las manos, un rosario.
La Oficina de Celebraciones Litúrgicas lo dejó bien claro. Sería el funeral «de un pastor y un discípulo de Cristo, y no de alguien potente de este mundo». Se celebrará esa misma semana en la plaza de San Pedro, epicentro del catolicismo y donde se le pudo ver por última vez este Domingo de Resurrección. Ha muerto, recordemos, un lunes de Pascua. Y, pese a la sobriedad requerida, también contará con la presencia de reyes, jefes de Estado y demás líderes mundiales. Donald Trump ya ha confirmado su presencia junto a Melania, su esposa. Y nuestros reyes, así como los de los belgas, también están en una lista que va creciendo y actualizándose por momentos.
Como adelantábamos, no será enterrado en las Grutas Vaticanas, la necrópolis bajo la nave central del templo vaticano, donde descansan veintitrés papas, sino en la basílica de Santa Maria Maggiore. Así reza en su testamento: «Solicito que mi sepulcro sea preparado en el nicho de la nave lateral entre la Capilla Paulina (Capilla de la Salus Populi Romani) y la Capilla Sforza de la citada Basílica Papal como se indica en el documento adjunto. El sepulcro debe estar en la tierra; sencillo, sin decoración particular y con la única inscripción: Franciscus».
Esta basílica se alza imponente en la cima de una de las siete colinas de Roma, el Esquilino, y conserva intacta su planta paleocristiana. Se trata de una iglesia muy querida por Francisco, debido a su devoción a la Virgen Salus Populi Romani, o sea, la Protectora del Pueblo Romano, estrechamente ligada a la piedad popular y los papas. Tanto es así que Jorge Bergoglio fue a rezarla nada más ser elegido aquel lluvioso 13 de marzo de 2013, y lo hacía cada vez que emprendía un viaje. Vaya por delante que no es el primero que toma la decisión de ser enterrado extramuros del Vaticano, pero sí es el primero que lo hace en más de un siglo. Es el caso, por ejemplo, de León XIII, que optó por San Juan de Letrán, pero hay que retrotraerse a 1903.
Una vez el argentino descanse para siempre en la basílica, tocará el turno del cónclave. Pero, antes, los cardenales se reunirán en asamblea para intercambiar impresiones. Un momento claramente electoral que puede condicionar y determinar la toma de decisiones. No hay que olvidar que todos son candidatos y que sus palabras en torno a los grandes desafíos de la Iglesia podrían resultar cruciales a la hora de elegir. No son mítines, pero casi. Los cardenales están ya en plena campaña electoral.
El alojamiento de estos purpurados será la Domus Sanctae Marthae, la Casa de Santa Marta, en el mismo Vaticano, que este jesuita eligió como hogar. Desde aquí se desplazarán hasta la Capilla Sixtina, que es donde se celebran, a puerta cerrada, las votaciones. El primer día tan solo hay una y es para tantear. Al siguiente, ya son dos por la mañana y dos por la tarde, al cabo de las cuales se deja salir la famosa fumata, la forma de comunicar «urbi et orbi» el resultado. Una fumata que tendrá que ser blanca, indicativo del famoso «habemus papam». Negra, ya se sabe, significa que, por el momento, no hay relevo.
Cuando lo haya, será el cardenal protodiácono quien anuncie al mundo quién es el sucesor del latinoamericano, y lo hará desde el famoso balcón de la basílica de San Pedro. Este cardenal es el francés Dominique Mamberti, nuncio hasta la fecha en Sudán y Eritrea. Para eso será necesario contar con 90 votos, si es que entran a capítulo todos los prelados electores, un total de 136, porque luego están 116 no electores, que lo son por cuestiones de edad. Como señalábamos, los mayores de 80 años.
Por abundar más en el perfil de los asistentes al cónclave, se puede decir que los europeos son los más numerosos, en número de 53. Después, van los asiáticos, que son 24, y los africanos, un total de 18. Quedarían los sudamericanos (17), los norteamericanos (16), los centroamericanos (4) y los procedentes de Oceanía, también cuatro.
Además, los países que tienen más cardenales son Italia (17), Estados Unidos (10) y Brasil (7), seguidos de España, India y Francia, con cinco. Cabe destacar que hay otros tres más españoles, pero ocupan sedes episcopales en el extranjero. Carlos Osoro, Antonio Cañizares, Ángel Fernández, Juan José Omella y José Cobo sí tendrán voz y voto en la elección del nuevo papa. ¿Será finalmente el cardenal Parolin, entre los muchos llamados, el elegido?
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.