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Cómo elegir bien tu bálsamo limpiador

Son rápidos. Cómodos. Huelen bien. Cunden mucho. Y es que, además, sirven para rostro y ojos. Son como el aceite de limpieza, pero menos pringosos. Y dejan la piel suave e impecable. Sin embargo, muchos bálsamos de limpieza contienen aceites minerales o bien aceite de palma. Te explicamos como localizar estos activos en la etiqueta.

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Stefanie Milla
STEFANIE MILLA

Para quien no los conozca: los bálsamos limpiadores son muy cómodos. Se presentan en estado sólido, y al contacto con la piel y las manos, se van deshaciendo y liberando su contenido oleoso, que será el encargado de eliminar todo resto de maquillaje y suciedad de la piel. Al tener componentes grasos, arrastran hasta las fórmulas más resistentes, y sirven también para desmaquillar los ojos. Y todo, con suavidad, sin secar ni alterar la piel. Su textura compacta hace que además sean más cómodos de usar que los aceites, que tienden a mostrar tendencias escapistas con demasiada frecuencia.

Es decir: los bálsamos molan. Mucho. Porque permiten una limpieza a fondo, pero suave con la piel y razonablemente rápida para el (alto) nivel de eficacia que demuestran. Pero… ¡ojo! No todos los bálsamos son iguales. Los primeros que conocimos, como la famosa limpiadora de Eve Lom, son excelentes, pero… son ricos en aceites minerales. Es decir, aceites derivados del petróleo.

Una cosa ha de quedar clara: los aceites minerales no son malos para la piel. En absoluto. De hecho, se encuentran en una miríada de cosméticos porque son baratos (baratísimos), hidratan muy bien y son muy estables. Pero no a todo el mundo le gusta la idea de extenderse un derivado del pétroleo en la cara, y, además, si o se retiran de forma exquisita, pueden producir granos, dado que son comedogénicos. Es decir, que se mantienen inertes sobre la piel y obstruyen los poros, se asientan en ellos cual okupas en casa vacía, y, en pieles mixtas, grasas o sensibles pueden causar granos a tutiplén.

Pero, sobre todo, es que, a la hora de limpiar la piel, tienden a dejar residuos, por lo que hay que eliminar los restos con un tónico astringente, con algo exfoliante –como una muselinao con agua caliente. O con los tres elementos a la vez. Es decir: malos, malísimos no son, para qué negarlo. Pero buenos, buenísimos… tampoco.

¿Cómo localizamos estos derivados de los hidrocarburos en las fórmulas? Mirando el llamado INCI, es decir, la etiqueta. Como en los alimentos, en este etiquetado –obligatorio por ley– aparecen los ingredientes en orden de concentración. Si entre los ingredientes aparecen petrolatum, parafina (o cualquiera palabra que contenga tanto petrolatum como paraffin), mineral oil (aceite mineral), cera microcristalina, synthetic wax (cera sintética), vaselina, silicone (o palabras terminadas en –one o bien –ona), vaselina o ceresin será porque hay aceites minerales.

Otro aceite muy presente en los bálsamos es el aceite de palma. Aunque ingerido es muy poco recomendable, no es el caso para la piel, ya que no penetra en el organismo. Dermatológicamente no es un activo de referencia, pues realmente no contiene ingredientes que sean especialmente beneficiosos para la piel. Sí, es verdad que es emoliente, que se extiende con facilidad y que es muy barato, por lo que se usa en muchísimos cosméticos, pero no aporta activos reparadores ni regeneradores, como hacen otros aceites.

Es decir: el aceite de palma en cosmética no pone en peligro a quien lo usa, a diferencia del aceite ingerido. Pero no cabe duda de que la 'pasión' occidental por este aceite está causando un importante daño medioambiental. Quienes no quieran cosméticos con aceite de palma han de mirar el INCI: este aceite se encontrará bien como elaeis guineensis (la planta de la que procede) o con palabras que incluyan 'palm', como palmitato, ácidopalmítico, palmitato de retinol o sodium palmitate.

Los aceites naturales son más caros, para que negarlo. Pero a la vez ofrecen otras ventajas, como calmar, regenerar o hidratar, y los hay para todos tipos de piel, desde las mixtas y grasas a las secas. Además, contienen activos como ácidos grasos naturales o vitaminas que no solo limpian, sino también tratan la piel de una forma más natural.

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