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Tenemos la mala costumbre de comenzar a usar un producto para el contorno de los ojos cuando comienzan a asomar los primeros signos de envejecimiento cutáneo: arruguitas, patas de gallo, bolsas, ojeras… Sin embargo, el verdadero cuidado de este área tan delicada debe comenzar mucho antes. ¿Qué cuidados cosméticos valen verdaderamente la pena cuando de esta zona se trata?
A partir de los 20 años. Sí, ¡así de pronto! Sabemos que a esa edad una se levanta con buena cara incluso si no se ha acostado, pero esos son privilegios de la edad que pronto desaparecen. En resumen: más vale prevenir.
¿Sinceramente? Si la crema que se usa va bien en esa zona y no presenta problemas de alergia ni similares, ¡adelante, no hay problema en extenderla por todo el rostro! A medida que pasan los años si va apeteciendo más tener un producto específico que tenga en cuenta tanto la alta sensibilidad de la zona como la fragilidad de su piel, la más fina de todo el cuerpo.
Las cremas específicas para el cuidado del contorno suelen contener agentes descongestionantes (contra las bolsas), que mejoran la circulación (de acción drenante y antiojeras) y reafirmantes, además de ser de textura más ligera.
Se puede aplicar en cualquier momento, aunque de noche es mejor usar texturas más ligeras para evitar que se produzca retención de líquidos y, con ello, bolsas. Es más: se puede reaplicar a lo largo de todo el día, para mantener el área hidratada.
No. Se debe repartir solo por el área inferior, comenzando en el lagrimal y acabando en la cola de la ceja, cubriendo toda el área de las patas de gallo. El párpado superior es muy graso y no le hace falta crema alguna.
Sin duda. La piel que rodea los ojos es muy, muy frágil y fina, y no le convienen las manipulaciones bruscas. De hecho, lo mejor es extenderlas con eldedo corazón, que tiene menos fuerza que el índice y además se ajusta a la perfección a la zona orbicular.
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HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.