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Lo sabemos: encontrar el perfume perfecto para una boda no es tarea fácil. Y mucho menos en verano. Se habla mucho de los looks para ir a una BBC, e incluso de los zapatos y las manicuras, pero teniendo en cuenta que los perfumes hablan antes de que nosotras abramos la boca, elegir un aroma que acompañe el momento sin robar protagonismo, que dure sin resultar pesado y que, sobre todo, te haga sentir especial sin dejar de ser tú, es importante.
Así que, atenta, porque el perfume ideal para una boda debe reunir varias cualidades: elegancia, sutileza, buena fijación y cierta chispa de alegría. Una fragancia demasiado intensa puede saturar en espacios cerrados o con calor, mientras que una demasiado ligera puede desaparecer antes del brindis. Por eso, dar con el equilibrio justo es clave. Además, tiene que ser versátil.
Y lo sé, pueden parecer demasiadas cosas, pero la buena noticia es que después de muchas pruebas (y errores), he encontrado el que será mi aroma de confianza para todas mis bodas de este verano. Se llama Tilia, y tiene ese je ne sais quois que tanto enamora. No es empalagoso, no cansa y hace que todo el mundo se gire al verte pasar.
Tilia, creado por Marc-Antoine Barrois junto al perfumista Quentin Bisch, es un perfume que huele a días largos y despreocupados. Su nota principal es la flor de tilo, que le da ese punto verde, suave y ligeramente dulce que recuerda a la miel tibia y al sol filtrándose entre hojas. A eso se suma un fondo de heliotropo, jazmín sambac y retama, que suavizan aún más su carácter, dándole una textura limpia, casi aterciopelada, sin perder profundidad.
Es una fragancia que no necesita artificios. Sencilla pero luminosa, transmite alegría sin estridencias. Evoca la sensación de estar en un jardín al final de la tarde, con los sentidos abiertos y el ánimo ligero. Y esa es exactamente la energía que quiero llevar a cada boda: la de estar presente, disfrutar sin prisa y quedarme con el recuerdo de que siempre triunfe el amor.
Además, Tilia tiene ese tipo de estela que no abruma pero sí se queda. La percibes de forma sutil horas después, cuando te recoges el pelo o te abrochas el bolso. Y en un día tan largo como una boda, eso se agradece. Funciona con todo tipo de looks —flores, sedas, colores claros— y siempre da ese toque de optimismo que te hace sonreír sin darte cuenta.
Si buscas algo con un perfil más sofisticado y envolvente, Valaya Exclusif es una alternativa a tener muy en cuenta. Este perfume de Parfums de Marly combina flores blancas, almendra y maderas refinadas en una mezcla elegante y con mucha personalidad. Tiene ese efecto segunda piel, pero elevado: se nota, pero no compite. Es el tipo de fragancia que elegirías para una boda de noche, en un entorno elegante, con vestido largo y labios rojos. Su estela es duradera y su frasco blanco y plata habla por sí solo: lujo silencioso.
Por otro lado, si lo tuyo son los perfumes dulces pero con un punto sofisticado, Love Delight de Amouage puede ser la opción ideal. Su salida afrutada, con frutos rojos chispeantes, da paso a un corazón floral delicado y una base golosa de vainilla, almizcle y praliné.
Es alegre, femenino y muy sensual. Perfecto para quienes quieren destacar sin renunciar a la calidez. Su frasco rosa empolvado y curvas suaves hacen justicia al perfume que guarda: una oda al amor sin artificios.