¿Prótesis o elevación de pecho? Estos son los consejos de dos cirujanos plásticos para seleccionar el tipo de procedimiento

Embarazados, subidas y bajadas acusadas de peso o el propio paso del tiempo hacen que el pecho sufra cambios y que optemos por la posibilidad de realizarnos una intervención. Existen distintas técnicas, pero dos de las más comunes son la elevación de pecho, también conocida como mastopexia o la colocación de prótesis para conseguir un aspecto natural. Una forma de recuperar volumen o conseguir una forma más armónica.

Además, este tipo de intervenciones aportan a la paciente resultados más allá de la estética, ya que son un impulso en la autoconfianza y el bienestar personal, con resultados naturales y con una recuperación que ha reducido tiempos. ¿Cuál es la mejor opción en cada caso? La doctora Elena Jiménez, cirujana plástica y estética y directora médica de Eleca Clinic y el doctor Antonio Tejerina, Jefe de la Unidad de Cirugía de la Fundación Tejerina explican cuando optar por cada proceso o si es necesario combinarlos.

Aumento, reducción, mastopexia son algunas de las opciones que encontramos a la hora de valorar realizarnos un procedimiento en la zona del pecho. El doctor Tejerina cree que «la mejor opción es rejuvenecer la mama de forma natural y duradera y, si es posible, evitando el uso de implantes». El motivo de esto es que «la mayoría de las mujeres buscan sentirse seguras, con un pecho bonito y rejuvenecido, mejorando la posición de la mama».

Es más, el doctor considera que «el concepto de voluminizar únicamente con prótesis está obsoleto. La mejor opción es ofrecer una cirugía pensada para perdurar a lo largo de toda la vida, sin necesidad de entrar de nuevo a quirófano en el futuro para reemplazar o retirar implantes con una edad más avanzada».

En el caso de la doctora Jiménez, ella destaca que «no hay una mejor opción ni cuando elegir entre uno y otro. Lo más importante es saber exactamente cuál es la situación de la paciente y qué es lo que ella desea». Dicho esto, la cirujana plástica explica que «en la madurez vamos a tener dos componentes fundamentales, que son la pérdida de volumen y la caída del pecho. Y todo esto va a depender del grado de pérdida de volumen o el grado de caída del pecho».

Algo que va unido a «la historia de embarazos, lactancias, subida – bajada de pecho, calidad de la piel y calidad del colágeno que haya tenido la mujer a lo largo del tiempo». Con ello, «es importante realizar esta valoración y tomar esos puntos de estudio físico de la paciente muy en consideración».

Añade Jiménez que, dentro de esa valoración, «nos vamos a encontrar pacientes en las que prácticamente no hay descolgamiento y en cambio hay una pérdida de volumen, generalmente, con el aporte de un implante suele ser suficiente». En otras, «hay que ver los deseos de la paciente, porque hay que veces que necesitamos colocar un implante de mucho volumen para el gusto de la paciente en la madurez, y entonces, aunque parezca que la pérdida de volumen es normal o discreta, a pesar del implante tenemos que recurrir a una pequeña elevación».

¿Qué ocurre si hay un descolgamiento? Para la profesional «en estos casos sí que tenemos que recurrir claramente a una elevación. Lo que sucede es que muchas veces siempre hay un poquito de aporte de volumen, que se suele hacer con un implante, con grasa propia o con ambos».

¿En qué casos recurrimos a un aumento de pecho en la madurez? La doctora Jiménez afirma que «vamos a recurrir a un aumento de pecho mediante un implante cuando podamos conseguir un aumento de volumen que va acorde con los deseos de la paciente». Esto quiere decir que «nos podemos encontrar que, si colocamos unas prótesis más grandes, no vamos a necesitar la elevación, pero podemos tener un resultado que cuando la mujer hace su día a día, su ejercicio, sus vestidos, se encuentra que el volumen es excesivo y no se encuentra a gusto».

Otro caso a tener en cuenta explica el doctor Tejerina es «a causa de una asimetría mamaria y, al llegar a la madurez, deciden que ha llegado el momento». Por estos motivos, el doctor destaca que en la primera consulta «es muy importante escuchar a la mujer para conocer sus preocupaciones y entender qué espera conseguir con la cirugía».

Añade que «solo de esta forma podemos llegar a entender sus expectativas y ofrecerle soluciones que se adapten a sus necesidades. La técnica quirúrgica se determinará en función de mama y piel». Concluye que «la incisión para aumentar el pecho habitualmente es muy pequeña y normalmente se hace debajo del pecho». Concluye Tejerina que «se busca un aumento de pecho natural y discreto que respete la armonía del cuerpo» y que «en algunos casos se opta por la transferencia de grasa o lipofilling» para «un resultado más discreto en cuanto al volumen que se puede alcanzar».

Otra opción que se puede contemplar a la hora de realizar una intervención en la zona del pecho es la mastopexia. El doctor Tejerina destaca que «algunas mujeres, después de varios embarazos y periodos de lactancia, dejan de sentirse cómodas con su pecho; otras, debido al paso del tiempo, a los cambios de peso o a la pérdida de elasticidad de la piel, experimentan una disminución del volumen de las mamas y un descenso de su posición, lo que ocasiona aplanamiento en la parte superior y flacidez».

Por ello, prosigue el profesional, encontramos en la mastopexia «elevar el pecho para mejorar la forma y posición de la mama, con el objetivo de conseguir un aspecto más juvenil». Esta puede ser «con o sin prótesis mamarias, dependiendo de las características y los deseos de la mujer».

La doctora Jiménez profundiza y explica que existen tres procedimientos vinculados a la elevación de pecho. En primer lugar, «hacer una elevación mamaria sin aportar más volumen. Existe suficiente tejido mamario, está descendido y lo que nos interesa es reposicionarlo y reducir la cantidad de piel». En segundo lugar, tendríamos la «colocación, además, de un implante mamario para dar ese volumen que la paciente desea más y que en ese momento no tiene». Por último, tendríamos «la elevación, la colocación en el implante con una transferencia grasa a la mama». Esta opción sería «porque la paciente puede desear unos implantes pequeños en una posición adecuada, pero seguir teniendo el resto de la mama muy natural, tanto al tacto como al movimiento».

En cuanto a las diferencias de los procedimientos, el doctor Tejerina considera que el objetivo del aumento es «incrementar el volumen mamario, ya sea utilizando implantes o no» y en la elevación de pecho buscamos «reposicionar los tejidos que han descendido, modificando el contorno y la posición de la mama para lograr un aspecto más firme y juvenil». El experto añade que «cuando la piel ha perdido elasticidad con la edad o cuando el pecho es pequeño y, además de elevarlo, se desea aumentar su volumen y mejorar su forma, es posible combinar ambas técnicas mediante la colocación de implantes mamarios».

También son distintas las cicatrices y estas, considera el doctor, dependen «tanto del grado de elevación que necesite la mama como del volumen a alcanzar. Estas pueden varias desde una incisión alrededor de la areola, una cicatriz vertical o una cicatriz en «T» invertida». Con el paso del tiempo, «se vuelven poco visibles y pueden ocultarse fácilmente con ropa interior o trajes de baño».

¿Es posible combinar ambas técnicas? La doctora Elena Jiménez afirma que es «muy frecuente combinar la elevación de pecho con el aporte de volumen mediante una prótesis en la zona superior de la mama, para dar toda una conformación juvenil». Explica también que «además de esa prótesis, se puede añadir un componente graso para dar una sensación todavía más natural».

Conociendo los dos procedimientos y sus variables, existen otro tipo de consideraciones a tener en cuenta. Para Elena Jiménez es clave «hacer una valoración de cómo es el tejido mamario. Tanto física en palpación como una valoración con pruebas radiológicas». La causa de esto es que «estamos en la madurez y tenemos que saber que trabajamos con un tejido mamario sano, por lo tanto, es obligatorio utilizar ecografía y mamografía antes de cualquier intervención». También recomienda «ver la calidad de la piel, puesto que durante el embarazo se va a producir un desarrollo mamario y estas pieles pueden perder calidad».

Otra recomendación es, en palabras de la doctora, «hablar de las expectativas porque si tenemos una piel que es la que nos va a sujetar, en el resultado final puede haber pequeñas asimetrías o puede necesitarse ajustar más cantidad de piel de la que la paciente podría pensar al principio». Por último, resumen Jiménez que «en las pacientes portadoras de implantes mamarios es muy importante que se hagan las revisiones correspondientes, tanto para el control de su glándula mamaria como para la prevención de cualquier posible enfermedad mamaria».