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El pasado sábado, en medio de la faena de su pareja sobre el ruedo de la plaza de toros de Granada, Ana Soria abandonaba su asiento y ya no regresaba. Con Enrique Ponce sobre el albero, llamaba la atención esa huida. Para ponerle un ingrediente extra, en la redes sociales se comenzaba a hablar de unos abucheos hacia la almeriense como causantes de que saliera y no volviera.
La almeriense no tardaba 24 horas en alzar la voz en sus 'stories' de Instagram. Con tono de enfado, explicaba que había sido tratada de maravilla y que un mareo por el que se había sentido indispuesta, era la única razón que había provocado esa salida precipitada de la plaza de toros.
Desde entonces, ha estado retirada de los ojos de la opinión pública. Aunque lo cierto es que tampoco es que se haya registrado una disminución significativa de su actividad en unas redes sociales que están escudriñadas al detalle desde que se confirmara su relación con el torero y se convirtiera en personaje de interés general por propio derecho.
Ana colgaba este jueves dos fotos. Dos 'selfies' al lado de ese hombre que es para ella, desde hace meses, el antídoto a todos sus disgustos. Y Ponce se entrega en cuerpo y alma a esas fotos en las que posa haciendo todo tipo de monerías, al más puro estilo 'teenager', a pesar de que ya no cumplirá los 45, pero que se deshace cada vez que tiene al lado a esa joven que le ha quitado un buen puñado de cifras en su carné de identidad.
Son precisamente estos gestos a los que se presta en las redes sociales los que le han valido las mayores críticas. Sobre todo, del entorno de Paloma Cuevas, que no entienden la necesidad de hacer sufrir a quien ha sido su esposa durante dos décadas con esta exposición desmedida. El más duro con el torero fue Bertín Osborne, que le acusó de humillar a la empresaria, que sigue su estrategia del silencio.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.