«Una boda muy especial… en casa»
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Sevilla ha sido el escenario de la doble boda entre el bodeguero José Moro y la diseñadora Fátima Pereyra, en una ceremonia que ha reunido a numerosos rostros conocidos para celebrar el amor de la pareja. Este enlace, que llega poco antes de un otoño cargado de ceremonias de alto copete con el 'sí, quiero' de Cayetano Martínez de Irujo y Bárbara Mirjan el próximo 4 de octubre a la cabeza, se producía en dos fases: primero una boda íntima y luego una gran fiesta por todo lo alto.
«Felicidad maxima», escribía Fátima en sus redes sociales para ilustrar el primer paso en su cambio de estado de civil. Pata ello, la pareja elegía primero uno de los torreones del Hotel Alfonso XIII de Sevilla para celebrar un enlace íntimo. Tan solo estuvieron junto a ellos sus hijos y sus familiares más cercanos. De este modo, ambos oficializaban su relación después de un noviazgo que ha durado más de dos años y que tuvo a Carlos Herrera como enlace, ya que se conocieron en una fiesta organizada por el popular locutor.
Un día después de celebrar este enlace de forma discreta, llegaba el momento de festejar a lo grande y para ello los recién casados elegían una finca del siglo XVIII ubicada en Carmona y propiedad de la familia de la novia: la Hacienda de Medina. «Una boda muy especial… en casa», reseñaba en su cuenta de Instagram este lugar de celebración de eventos andaluz, añadiendo que fue el lugar «donde una familia cumplió un sueño» y donde los novios se rodearon «de emoción, orgullo y mucho amor».
«Esta boda la quiero disfrutar. Móvil apagado desde ya». Con esas palabras anunciaba Vicky Martín Berrocal, una de las grandes amigas de la novia, su presencia en una celebración que reunió en Carmona a más de 250 invitados. Además de la diseñadora, la boda de José Moro y Fátima Pereyra congregó a Fran Rivera, Carlos Sobera, Joaquín Prat, José Luis López, el Turronero, o el histórico jugador del Real Madrid y actual delegado del equipo blanco, Chendo.
Sin cumplir con la habitual tradición, los novios llegaban juntos y sonrientes a la finca: él, vestido de Tom Ford y ella, luciendo hasta tres diseños distintos. Dos de ellos firmados por Fátima Pereyra y otro por Rebecca Vallance, una diseñadora de moda australiana. A su llegada, los novios dedicaron unas emotivas palabras a las personas que se habían reunido allí para festejar su amor.
«Es todo un orgullo para nosotros celebrar con los que más queremos nuestra felicidad. Todos los que estáis presentes en esta celebración sois parte de una bonita historia que hoy comienza un nuevo capítulo y que seguimos escribiendo juntos. Gracias por acompañarnos en este camino«, aseguraba la feliz pareja antes de que comenzara una animada fiesta donde no faltó el baile y la música en directo.
Rodeados de familiares y buenos amigos, la pareja se daba finalmente el 'sí, quiero' después de que surgiera la chispa entre ellos tras conocerse en 2023 en una fiesta organizada por Carlos Herrera. Fue el pasado mes de enero cuando el empresario le hizo la gran pregunta a Fátima durante una escapada a Austria y a la vista está que ella le contestó afirmativamente.
El bodeguero vallisoletano, de 66 años, ha colocado su empresa, Bodegas Cepa 21, como un referente internacional en el mundo del vino. El hermano de Javier Moro ha pasado de limpiar de niño las cubas del vino familiar a llevar sesenta años después a la Ribera del Duero y a su empresa a más de 45 países de todo el mundo.
Por su parte Fátima Pereyra acumula 25 años de experiencia en el sector del diseño de interiores. Tras realizar la carrera de Turismo y Bellas Artes en la Universidad de Sevilla, en los últimos tiempos ha compaginado su trayectoria como empresaria creando marcas de moda y de alimentación. En los últimos tiempos ha recuperado su pasión por el mundo de la pintura y la decoración.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.