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Francisco Rivera Ordóñez pretende dar un nuevo giro en su vida empresarial. Otra vuelta de tuerca más. Tras sus incursiones, algunas fallidas, en los sectores de la chatarra y de los hidrocarburos, en las inversiones inmobiliarias o en el selecto mundo del gourmet, ahora quiere rentabilizar al máximo su faceta taurina. "Sentir y vivir de cerca lo que siente un torero".
Este es el nuevo reclamo publicitario de su ahora negocio: las capeas y visitas taurinas. Fran ha abierto al público su finca El Trébol, la heredad situada en la localidad pacense de Llerena y que en 1979 adquirió su padre, el también torero Francisco Rivera, ‘Paquirri’. Pretende ofrecer visitas, previo pago, donde se muestre cómo es el mundo del toro. El propio Fran Rivera ha definido las mismas como una experiencia real: "El Trébol es mi santuario, aquí no hay lugar para hacer teatro, ni cosas para los turistas, aquí lo que podréis vivir es la verdad".
Esto queda también plasmado en la presentación de esta nueva faceta empresarial en su página web: "La exclusividad y diferencia de esta visita a El Trébol es que ustedes participarán en todo momento, sintiendo y viviendo la vida de un torero en primera persona, siendo usted el protagonista de la experiencia".
El precio de la visita es de 130 euros para adultos y de 35 euros para menores de 12 años, dentro de un programa maratoniano. La jornada comienza a las 10:30 con la llegada a la finca, a las 11:00 se da comienzo a la visita acompañados del mayoral y a las 12:00 se incorpora Francisco Rivera, que contará cómo vive un torero, su preparación, anécdotas y curiosidades.
A las 13:15 llega el aperitivo, para reponer fuerza para la actividad principal: el comienzo de la tienta, donde Fran Rivera y algunos de los componentes de su cuadrilla tentarán una vaca. A las 14:45 es el almuerzo acompañados del maestro, que se despedirá de los mismos a las 17:00. Este lucrativo negocio se viene ya repitiendo desde esta primavera, con una periodicidad más o menos mensual.
Nuevo programa, más socios
El próximo reto se anuncia para el próximo sábado 2 de diciembre, pero con una importante novedad, no se realizará en la finca El Trébol, sino en la finca Pajar Blanco, en Madrid. Esta hacienda es propiedad de los hermanos Pérez Villena (Ismael, Javier y David), que fueron vinculados con importantes especulaciones en la operación Malaya, aunque en sus casos la acusación fue retirada. Sí fue condenado su padre, Ismael Pérez Peña, que reconoció haber realizado millonarios pagos al célebre cabecilla de la trama, Juan Antonio Roca. Esta ganadería cuenta con dos hierros diferentes: El Verdinas (procedencia Santa Coloma) y Hermanos Pérez Villena (procedencia Marqués de Domecq y Torrestrella).
Situada en la localidad de Robledo de Chavela, en la carretera que une Zarzalejos con Fresnedillas de la Oliva. Esta finca es conocida por alquilarla para diferentes actividades: visitas para familias, colegios, rutas en inglés, presenciar tentadero en plaza y embarque de ganado e incluso eventos como bodas, bautizos, comuniones y comidas de empresa.
La apuesta de Francisco Rivera por ampliar las visitas a tan solo 70 kilómetros de la capital de España es un claro indicativo de la intención del torero de ofrecer una alternativa más cercana a muchos de sus seguidores que la lejana finca en la provincia de Badajoz. Se trata de maximizar un negocio que para muchos expertos consultados: "Si se organiza correctamente y de forma regular, puede generar pingües beneficios".
De hecho, en lugar de hacerlo con alguna empresa especializada, ha apostado por gente de su total confianza. Se trata de los dueñas de la empresa Couché Photo, Paloma Rojas-Marcos y Fernanda Navarro Pedrosa, responsables de la mayoría de álbumes de fotos de las bodas de la alta sociedad sevillana, como lo fueron las del enlace del torero con Lourdes Montes. También llevan la creación y gestión de la página web de Fran, que acaba de renovar su dominio hasta el 29 de junio del 2019.
Activo empresario
Fran Rivera siempre ha sido muy activo en la faceta empresarial. Según datos del Registro Mercantil, aparece como administrador en cinco sociedades. Pero esta pluriactividad no siempre le ha salido bien. De hecho, el pasado 17 de marzo tuvo que acudir a los juzgados de Sevilla para recoger la demanda que le ha interpuesto un exsocio, Manuel Moreno Maestre, que reclama al diestro 1,3 millones de euros por un negocio de chatarra en El Congo. "Es verdad que estuvimos en Congo, que estábamos con un tema de chatarra y que salió mal. A veces se gana y a veces se pierde", declaró entonces el torero en un programa de televisión en el que colabora.
Para los negocios en El Congo, el torero y sus socios se aliaron con una empresa con la que lograron una concesión para desguazar barcos y vagones de trenes viejos en el país africano. La empresa de Rivera y su ahora exsocio inyectó un total de 800.000 euros y destinó maquinaria para un negocio que consistía "en achatarrar, acopiar y exportar dicha chatarra". El negocio iba bien, pero, según el diestro, "hubo un cambio de Gobierno" y les retiraron las licencias. La operación africana acabó siendo un fracaso. "Desgraciadamente, salió mal y perdimos todos, por eso no entiendo la denuncia".
La parte contraria afirma que el torero y su socio en el negocio de la chatarra, Martín Bilbao, "a espaldas del resto de socios", crearon una sociedad paralela, que ahora no existe, que facturó 2,3 millones de euros en 2015. Sea de una forma u otra, Rivera Ordóñez continúa en el negocio de la chatarra a través la empresa Steel Supply SL, en la que figura como administrador mancomunado desde febrero de 2014. Sin embargo, ya no ejerce cargo alguno en otras dos empresas de su dominio: Metal Trans Iber SL, que abandonó en noviembre de 2012; ni tampoco en Inglés Steel SL, que lo hizo dos años más tarde, en noviembre de 2014.
Y además...
Otra incursión que no parece irle muy bien es el alquiler como hotel rural de su finca El Recreo, de 10 hectáreas, en Ronda, gestionada por la empresa Recreo Museo SL, que comparte con su hermano Cayetano. La finca familiar de los Ordóñez está actualmente puesta en venta: "Si alguien quiere venir a comprarla por siete millones, se la vendo ahora mismo", ha llegado a afirmar en televisión. El Recreo de San Cayetano es un cortijo con una casa de cinco habitaciones y piscina, con capacidad para diez personas. Fue reformada hace dos años y reconvertida en una casa rural decorada en un sobrio estilo andaluz. Pero su poco éxito comercial obligó a los hermanos Rivera a rebajar el precio inicial por noche: se pasó de los 1.000 euros con los que comenzó su actividad a 700 euros.
Apuesta por el mundo 'gourmet'
Fran es accionista mayoritario del mercado gourmet hispalense La Lonja del Barranco. La concesión de este conocido mercado gourmet, situado a orillas del río Guadalquivir, y que comparte con el periodista Carlos Herrera, ha tenido también problemas judiciales. De momento, con final satisfactorio para el torero. El pasado 3 de noviembre, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha inadmitido una demanda promovida por la empresa Sermos S.L. contra la decisión del Ayuntamiento de Sevilla de dar la concesión de estas naves de El Barranco a la empresa de Fran Rivera. La empresa tiene valorados sus activos en 2.583.094 euros en 2014, con unos beneficios de 115.250 euros.
Pero también el torero participa en el Food Market Barceló, situado a escasos metros de la discoteca Pachá de Madrid, donde se ha invertido más de medio millón de euros en remodelar este antiguo mercado para convertirlo en un espacio gourmet con actuaciones en directo y que fue inaugurado en marzo 2017. Todo ello conforma una rentabilidad mucho mayor que la de su primer negocio comercial, su tienda de ropa Busatsu, que cerró con pérdidas.
Además de todos estos negocios, Paquirri atesora un importante patrimonio inmobiliario: 13 plazas de garaje en Sevilla; un piso dúplex de 150 metros útiles en la ciudad hispalense con varias terrazas y a un solo paso del hotel Alfonso XIII (a nombre de la sociedad Nan Madol SL); así como varios terrenos que superan las 200 hectáreas en Llerena. Como se comprueba todo un lujo que también acarrea cargas y gastos que hay que pagar.
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