Las tragedias de Miguel Báez El Litri: las dos muertes que han marcado su año más difícil (y el apoyo de su gran amor, Casilda Ybarra)

Para el torero Miguel Báez El Litri, la felicidad de esta última etapa de su vida ha estado envuelta en tragedia. El diestro se casó el 14 de mayo de hace un año, en el Cortijo del Carrascalejo, en Sanlúcar La Mayor, Sevilla, propiedad de la familia Báez, con la aristócrata sevillana Casilda Ybarra Fontcuberta. A la alegría del enlace matrimonial sucedió, cuatro días después, la tristeza por el fallecimiento de su padre, el diestro Miguel Báez Espuny, ya muy enfermo, que no puedo asistir al enlace de su hijo.

Litri se encontraba de viaje de novios con su esposa, en Italia, y ambos regresaron precipitadamente. Fue probablemente el viaje más triste que ha hecho Miguel en su vida. La capilla ardiente se instaló en Madrid, en el cementerio de San Isidro, y el torero fue enterrado en Huelva. Pero la tragedia no había terminado de golpear el recién estrenado matrimonio del Litri, hijo. El 6 de junio, de madrugada, fallecía su madre. Conchita Spínola, de un infarto. El torero y su esposa volvieron a interrumpir su luna de miel.

El fallecimiento de Conchita Spínola supuso un gran mazazo para su familia por lo sorpresivo. Una de sus últimas imágenes se tomó durante la boda de su hijo con Casilda Ybarra, en la que Conchita ejerció de madrina. Aparece sonriente y feliz, muy elegante con un vestido de flores y una pamela adornada con plumas. Conchita se casó a los 18 años con El Litri padre y vivió un matrimonio muy feliz que duró cincuenta y cinco años. En los últimos tiempos, su preocupación estaba puesta en la salud de su marido. Pero nada hacía temer la pronta desaparición de la madre de El Litri, a los 71 años.

El día anterior a su fallecimiento había estado comiendo con su hija Rocío y su hermana Mayte en casa de unos amigos. Se quejó de unos dolores musculares, sin más síntomas, y los que la rodeaban lo achacaron al nerviosismo del último mes, por la celebración de la boda de su hijo. Pero falleció esa misma madrugada, antes de ver a su médico, mientras dormía en su casa de Madrid.

Es como si no hubiera podido sobrellevar la pena de haber perdido a su marido, tras tantos años juntos. Su muerte se produjo en la madrugada del Rocío, virgen de la que era muy devota y los más allegados quisieron ver una señal. El mundo taurino y el de la alta sociedad se vieron conmocionados por ambos fallecimientos y más en tan breve lapso de tiempo. La última imagen pública de Conchita fueron precisamente en el funeral de su marido.

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El Litri acompañó, totalmente desolado, el féretro de su madre en el Cementerio de San Isidro y en Extremadura, donde fue enterrada, en el panteón familiar de Azuaga, en Badajoz. A su lado, en todos esos difíciles momentos estuvo siempre su reciente esposa, Casilda Ybarra. Una prueba de fortaleza para ambos en un momento en el que se mezclaban la mas absoluta felicidad con la tristeza más honda. Las muestras de cariño de Casilda hacia El Litri fueron constantes. Sin duda, ella ha sido su gran apoyo.

Miguel Báez tomó la alternativa de la mano de su padre en la plaza francesa de Nîmes, en septiembre de 1987. Ha sido siempre un hombre muy discreto. Desde su retirada de los toros, en diciembre de 1999, ha vivido volcado en sus negocios, en la ganadería y en su vida familiar con la diseñadora Carolina Herrera, con la que estuvo casado 13 años y tuvo tres hijos, Olimpia, Miguel y Atalanta antes de divorciarse en 2017. Nunca ha dado pie a habladurías.

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Quizá la única ocasión en que copó los titulares de la prensa, a parte de por sus dos matrimonios, fuera cuando se supo que mantenía una relación con la princesa Lalla Hasna de Marruecos, hermana del rey Mohammed VI, una relación que permaneció secreta largo tiempo. Parece que se conocieron, a principios de los noventa, en un tentadero privado al que ambos habían sido invitados en una finca de Sevilla. Su amor fue apasionado, pero no podía durar. En 1994, obedeciendo los requerimientos de su padre, el rey Hassan II, la princesa contrajo matrimonio con el cardiólogo Khalil Benharbit, con quien tuvo dos hijas, Lalla Oumaina y Lalla Nouhaila, aunque acabarían divorciándose.

En la época de su romance con la princesa marroquí, Litri era un jovencísimo y apuesto torero. La princesa viajaba con frecuencia a España en avión privado y se hospedaba en casas de amigos españoles de El Litri. Cuando estaba lejos, sufría por el destino de su enamorado en la plaza.

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