UN GRAN TÁNDEM
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Aunque se le conocieron a Rosario Flores otras parejas en el pasado, como el actor Enrique San Francisco, ya fallecido, o Carlos Orellana, padre de su hija mayor, Lola Orellana, ha sido Pedro Manuel Lazaga el hombre con el que ha logrado formar una familia y encontrar la felicidad definitiva. Juntos viven en Cádiz, donde han encontrado su paraíso particular.
Se conocieron en el rodaje de Hable con ella, película que la hija de Lola Flores rodó, entre otros, con Leonor Watling, Javier Cámara y Darío Grandinetti, ex de Pastora Vega, a las órdenes de Pedro Almodóvar. Corría el año 2001 y Rosario retomaba el cine, que había abandonado por la música, aunque en el pasado había intervenido en títulos como Colegas, junto a su hermano, Antonio Flores, Calé, con Mónica Randall, y Contra el viento, con Antonio Banderas y Emma Suárez.
Pedro Manuel Lazaga era ayudante de dirección de Pedro Almodóvar, con quien ha trabajado en algunos de los títulos más importantes de su carrera, como La flor de mi secreto, con Marisa Paredes, Carne Trémula, con Ángela Molina, y Todo sobre mi madre, con Cecilia Roth. Lo suyo con Rosario fue un flechazo y la artista le contaba a todo el mundo que el rodaje iba divinamente. Muchos motivos tenía…
Pedro Manuel Lazaga y Rosario Flores se casaron en 2006 en su casa de Zahora (Barbate), en Cádiz, y tuvieron poco después a su hijo Pedro Antonio, que en la actualidad trabaja con su madre como percusionista y también toca estupendamente la guitarra. El joven sale en la actualidad con Lucía Cepeda Molina, hija de la cantante Alba Molina y nieta de los emblemáticos Lole y Manuel, figuras esenciales en el denominado nuevo flamenco.
El marido de Rosario Flores ha desarrollado una notable carrera audiovisual. Además de dirigir la mayor parte de los videoclips de su mujer, ha participado en producciones de Hollywood como 1492: La conquista del paraíso y El reino de los cielos, los dos títulos que rodó Ridley Scott en España. También ha dejado su impronta en la famosa serie Juego de tronos de HBO.
Pedro Manuel Lazaga es hijo del director de cine Pedro Lazaga y de la actriz Maruja Bustos, que era íntima de Encarnita Polo, no en vano era madrina de bautismo de su única hija, Raquel, fruto de su fallido matrimonio con el músico argentino Adolfo Weitzman.
Pedro Lazaga dirigió a su mujer en las películas Trío de damas, Los económicamente débiles, Martes y 13, con Concha Velasco de protagonista, y Aprendiendo a morir, liderada por el torero Manuel Benítez El Cordobés. También intervino en otros títulos como Fuga desesperada y Buenas viaje, Pablo, de menor repercusión. Murió el 5 de mayo de 2019, cuarenta años después de su marido, que falleció el 3 de octubre de 1979, cuando su hijo Pedro Manuel se encontraba en la adolescencia.
Lazaga fue el artífice de la mayor parte de la filmografía de Paco Martíenz Soria, quien antes de convertirse en estrella de cine lo había sido en el teatro. De sus colaboraciones juntos podemos destacar Estoy hecho un chaval, ¡Vaya par de gemelas!, El alegre divorciado, El abuelo tiene un plan, Hay que educar a papá, Abuelo made in Spain y La ciudad no es para mí.
Lazaga también contribuyó a lo que se denominó el landismo, pues rodó algunas de las películas más taquilleras de Alfredo Landa, como Vente a Alemania, Pepe, Vente a ligar al Oeste, o ¡No firmes más letras, cielo!. Con Tony Leblanc, otro de los cómicos emblemáticos de la época, rodó Sabían demasiado, Los económicamente débiles, Los tramposos y Las muchachas de azul.
El cineasta también participó del cine del destape en la Transición con títulos como Fulanita y sus menganos, con Victoria Vera, Terapia al desnudo, con Carmen Sevilla, Ambiciosa, con Rosa Valenty y Teresa Rabal, y La amante perfecta, con Nadiuska, quien también rodó la película con la que Lazaga se despidió del cine, 7 chicas peligrosas.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.