Heredero por sorpresa

Quién es Alexander Soros: el multimillonario salvaje que hacía fiestas locas con modelos dirige ahora el imperio financiero más poderoso del mundo

Contra todo pronóstico, Alexander Soros se ha convertido en el sucesor del imperio financiero y filantrópico construido por su padre. Analizamos si, además del dinero y la influencia, heredará también las teorías de la conspiración y el odio que persiguen al magnate.

Alexander Soros getty
Quién es Alexander Soros: el multimillonario salvaje que hacía fiestas locas con modelos dirige ahora el imperio financiero más poderoso del mundo
Ixone Díaz Landaluce
Ixone Díaz Landaluce

Amasar fortuna e influencia es un oficio que, durante medio siglo, George Soros ha conseguido convertir también en leyenda. Y como todas las leyendas, depende de quién cuente la historia Soros es un filántropo progresista y defensor de todas las causas justas, o un globalista totalitario obsesionado con el poder y conjurado contra judíos, conservadores y hombres blancos heterosexuales.

A sus 93 años, sin embargo, el tiempo de Soros al frente de su imperio ha llegado a su fin. Y con él, el peliagudo momento de la sucesión. O, tirando del juego fácil de palabras, de la Sorosuccession, pues la historia familiar del magnate recuerda sospechosamente a la serie de HBO.

Quién es quién en la Sorosuccession

Hasta hace apenas una década Jonathan, tercer hijo del inversor con su primera mujer y abogado con experiencia en finanzas de 52 años, se perfilaba como un candidato incontestable a heredar el control, tanto de la fortuna como de la influencia familiar. Pero un desencuentro con el patriarca frustró sus planes.

Desde entonces, todo lo que se sabía sobre el futuro del imperio era lo que Soros había repetido hasta la extenuación: no quería que ninguno de sus cinco hijos controlara Open Society Foundations, la fundación que creó en 1993 y que, para sus legiones de detractores conservadores, se ha convertido en el «banco mundial de la izquierda».

También es una de las organizaciones filantrópicas más generosas e influyentes del mundo. Por eso, cuando en junio se anunció que el magnate cedía el mando a su hijo Alexander, de 37, la noticia requería una pequeña explicación. Fue escueta. «Se lo ha ganado», declaró Soros padre.

No era, efectivamente, el heredero natural. Nunca le interesaron las finanzas y su perfil intelectual −estudió Historia en la Universidad de Nueva York y se doctoró en Berkeley− no encajaba al frente de un imperio construido sobre la especulación bursátil. «Lo que terminó de convencer a su padre fue su trabajo duro», explica Gregory Zuckerman, periodista del Wall Street Journal y autor de la única entrevista que Alexander ha concedido hasta la fecha, publicada en el diario económico el mismo día del anuncio.

George Soros, el hombre que quebró el Banco de Inglaterra, getty

«Alex es relativamente joven y es cierto que al inicio de su carrera no impresionó a mucha gente dentro de la organización. Pero ha dedicado tiempo a formarse y perfeccionar sus habilidades oratorias y otro tipo de destrezas. Es una persona muy trabajadora que pasa la mayor parte del año viajando a distintas oficinas de la Fundación Soros para trabajar con el personal en distintos proyectos. Se ha ganado la confianza y el respeto de su padre», explica el periodista. «Aunque los otros hijos de Soros han participado en la fundación, ninguno de ellos ha optado por convertirla en el centro de sus vidas», reconoce Zuckerman.

Casado en tres ocasiones, Robert, Andrea y Jonathan Soros son hijos de Annaliese Witschak, de la que el inversor se divorció en los 80; Alexander y su hermano Gregory nacieron del matrimonio del magnate con Susan Weber. Después del segundo divorcio, Soros se casó en 2013 con la profesora de yoga Tamiko Bolton (41 años menor) después de una relación fallida con la actriz y modelo brasileña Adriana Ferreyr, 52 años más joven y que terminó llevándolo a los tribunales para tratar de llevarse una parte del pastel.

Además del apellido, a simple vista padre e hijo tienen poco en común. George Soros nació en Hungría en el seno de una familia judía que huyó para sobrevivir al Holocausto. Tras pasar por el Reino Unido, donde estudió en la London School of Economics y quedó marcado por la obra del filósofo Karl Popper, a su llegada a Nueva York se convirtió en uno de los inversores más influyentes de la ciudad, tan conocido por su buen olfato como sus operaciones especulativas. La más célebre de todas provocó un terremoto financiero en el Reino Unido en 1992. Su ataque a la libra esterlina le reportó, además de 1.000 millones de dólares de beneficios, el apodo que todavía le persigue 30 años después. Soros sigue siendo «el hombre que quebró el Banco de Inglaterra».

Alexander Soros, de las fiestas con supermodelos a dirigir un imperio

Alexander, hijo del magnate y de la historiadora Susan Weber −24 años más joven que Soros padre y de la que se divorció en 2005− creció en Nueva York, donde asistía a una de las mejores escuelas privadas de la ciudad, apenas veía a su padre y vivía preocupado por un posible secuestro y avergonzado por la fortuna familiar. «Sabía que si no tenía éxito, me meterían en el mismo saco que a los típicos niños ricos vagos. Aún a día de hoy sigo sintiendo que tengo que esforzarme más para demostrar de lo que soy verdaderamente capaz», le contaba Soros a Gregory Zuckerman en la mencionada entrevista. Y hubo un momento en el que estuvo a punto de caer de cabeza en ese estereotipo que tan denodadamente ha huido durante su vida.

Alexander Soros, el inesperado heredero de George Soros. getty

Las fotos de sus opulentas fiestas con modelos en los Hamptons siempre formarán parte de su biografía, pero ahora ya solo sirven para dar color a los perfiles que la prensa escribe sobre él. «Con mi apellido y los privilegios de los que he disfrutado, hay muchas formas en las que podría haberme descarriado. En lugar de eso, me he convertido en un adicto al trabajo», declaraba al Wall Street Journal.

Aunque no es un hombre de acción como su padre, y dicen que apenas interviene en las reuniones, es concienzudo (tiene por costumbre apuntar todo en un cuaderno) y está entregado a las causas que abandera la fundación: el apoyo de la libertad de expresión y la consolidación de la democracia, la defensa de los derechos de las minorías y los refugiados y el avance de la agenda progresista.

Además de presidir Open Society Foundations, Alexander dirige el súper PAC (Comité de Acción Política) que financia a los candidatos del Partido Demócrata para frenar el avance del conservadurismo norteamericano más duro. También es el único de los hijos que forma parte del comité de inversiones del Soros Fund Management. Por eso, su cuenta de Instagram es una interminable galería de su influencia política. Trajeado y sonriente, posa con líderes progresistas, de Joe Biden a Justin Trudeau, Lula da Silva o el Papa Francisco.

Aunque la fortuna personal de Soros está estimada en 6.700 millones de dólares, según Forbes, la joya de la corona es OSF, la fundación en la que el magnate ha invertido 32.000 millones de dólares desde su creación y que ha financiado programas por valor de 19.000 millones. «Open Society Foundations, que desde 1979 promueve sociedades abiertas y combate formas de gobierno autoritario, está compuesta por más de 20 fundaciones que operan actúan en más de 120 países. En los últimos años, se han embarcado en una transformación que ha dado como resultado una organización más reducida: su plantilla ya se había recortado a más de la mitad, de casi 1.700 empleados, antes de que se anunciaran despidos a finales de junio», explica la experta en filantropía Kris Putnam-Walkerly.

Aunque se espera que, en líneas generales, Alexander apueste por la continuidad, será con muchos matices. «Está más centrado en trabajar con políticos estadounidenses y mejorar la participación electoral. Su padre no estaba tan interesado en esas cosas. George es un hombre de grandes miras y grandes ideas; Alex se centra en los detalles y, al ser más joven, le interesan los temas que preocupan a las nuevas generaciones, como la igualdad de género o el derecho al aborto», cuenta Zuckerman.

Pero se atisban más cambios significativos. «En junio, anunciaron que necesitaban transformar su modelo operativo y que se prevé que despedirán al 40% de su personal. Mientras se producen estos cambios, el patronato ha indicado que seguirá apoyando las prioridades fundamentales de la fundación: la democracia, los derechos humanos, la justicia climática y la lucha contra la desigualdad. Alex también ha manifestado su interés por apoyar el derecho al voto y al aborto, así como la igualdad de género», coincide Putnam-Walkerly.

¿Heredará también Alexander el odio visceral que ha perseguido a su padre? «Es difícil decirlo. George, como inmigrante judío rico, es alguien que siempre ha despertado mucho rencor. A menudo, es vilipendiado y demonizado. Puede que Alex no inspire el mismo tipo de odio», opina Zuckerman. «Cuando Alex dijo que era más político que su padre, no se refería a que la fundación vaya a tomar ahora un rumbo político. Se refería a su relación personal con la política en EE.UU. Open Society Foundations seguirá comprometida con la democracia, los derechos humanos, la justicia climática y la lucha contra las desigualdades», matiza un portavoz de OSF a Mujerhoy.

Con la campaña presidencial a la vuelta de la esquina, su principal enemigo es poderoso. Ya ha advertido que combatirá a Donald Trump con la chequera. «Por mucho que quisiera sacar el dinero de la política, mientras el otro lado lo esté haciendo, nosotros tendremos que seguir haciéndolo también», ha argumentado. Para no ser el heredero natural ni el sucesor que su padre tenía en la cabeza, está claro que Alexander es un Soros de pura cepa.

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Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.