joyas de la realeza
joyas de la realeza
Hubo un tiempo en que las crónicas sociales se centraban constantemente en la reina Fabiola de Bélgica. Fabiola Fernanda María de las Victorias Antonia Adelaïda de Mora y Aragón era el sexto hijo de Gonzalo de Mora y Fernández, IV Marqués de Casa Riera, y su esposa Blanca de Aragón y Carrillo de Albornoz. Formada como enfermera, la aristócrata española contrajo matrimonio en 1960 con el rey Balduino de Bélgica, tras un encuentro arreglado que entusiasmó a ambos. Compartían formas de pensar y una fuerte entrega al catolicismo. Desafortunadamente, no tuvieron descendencia.
Los peinados «bouffant» de la reina y su elegancia clásica la convirtieron en una estrella de la realeza que se confrontaba con el estilo colorista y juvenil de su bella cuñada, la entonces princesa Paola de Lieja. Pero había algo en lo que Fabiola no tenía competencia posible y era en sus deslumbrantes joyas, en especial sus tiaras.
Tras la muerte de Balduino, en 1993, le sucedió en el trono su hermano menor, Alberto II, que años después abdicó en su hijo, el rey Felipe. Fabiola siguió siendo la matriarca de la familia. Murió en 2014, en su hogar, el castillo de Stuyvenberg, y está enterrada con su esposo. Repasamos algunas de las tiaras más espectaculares de Fabiola, que hoy luce la reina Matilde de Bélgica.
Entre las joyas que legó a las reinas de Bélgica la reina Fabiola figura la espectacular corona ducal española, un regalo de Franco con ocasión de su boda, en 1960. Se trata de una corona de inspiración heráldica, una pieza muy frecuente entre la nobleza española, como la corona ducal de Alba o la corona ducal de Medinaceli. Su base es de diamantes y está rematada por ocho floretes que representan hojas de acanto, intercalados con perlas redondas. En el centro de cada florete hay una piedra de color.
La corona ducal fue entregada el 5 de diciembre de 1960 por doña Carmen Polo, esposa del general Franco, a Fabiola en el palacio familiar, en la calle Zurbano . Además de la corona, Carmen Polo entregó un segundo engaste para los floretes, una base de acero con pequeños ramos de diamantes, donde se podían fijar siete de los ocho floretes ducales. Se cree que esta pieza fue originalmente propiedad de la casa ducal de Medinaceli, y posteriormente fue adquirida por el Estado español.
Sin embargo, los joyeros belgas comprobaron que algunas de las piedras no eran auténticas y España compró las piedras necesarias. Fabiola lució la tiara por primera vez dos días antes de su boda, en un baile nupcial celebrado en el Palacio Real de Bruselas y en un banquete celebrado la noche anterior a la ceremonia.
La corona ducal es muy versátil, ya que es posible cambiar el color de sus piedras. Originalmente le regalaron a Fabiola esmeraldas y rubíes y, más tarde, ésta utilizó aguamarinas, un regalo personal del Rey Balduino. La tiara se puede utilizar hasta de seis maneras diferentes. Fue una de las más utilizados por Fabiola. La llevó en la boda del rey Constantino de Grecia y de la princesa Ana María de Dinamarca, en 1964, en la boda de la princesa Beatriz de los Países Bajos, en 1966, y en la boda de la princesa Margarita de Dinamarca en 1967.
La llevó, por ultima vez, con sus aguamarinas, en una cena de gala celebrada en el Castillo de Laeken, en honor del Rey Juan Carlos y la Reina Sofía, en el año 2000. Los floretes también se pueden usar como colgantes o broches. Matilde no la ha usado todavía. Muchos piensan que está esperando un gran evento apropiado para hacer su debut.
Cuando la Princesa Astrid de Suecia se casó con el príncipe heredero Leopoldo de Bélgica, en 1926, el Gobierno belga le hizo un regalo espectacular: una tiara art déco con una base en forma de meandro y once grandes diamantes redondos engastados que representaban las nueve provincias belgas, entre ellas la colonia del Congo. La tiara fue una creación de Van Bever de Amberes con diamantes precisamente del Congo. En 1934, se añadieron a la parte superior de la Tiara arcos de diamantes desmontables.
La pieza podía llevarse como «bandeau» sin los diamantes superiores ni los arcos, que podían fijarse a un collar, mientras que la base de meandro también podía usarse como gargantilla o pulsera. La Princesa Astrid lució, por primera vez, la tiara en un baile de gala, en 1927, y posó con ella en varios retratos. La llevó hasta su muerte en un trágico accidente. Cuando Fabiola se casó con el rey Balduino de Bélgica en 1960, la tiara de las Nueve Provincias fue la principal joya heredada que recibió, y la llevó, por primera vez, el día de su boda. Esto consolidó el papel de la tiara como joya exclusiva de la reina belga.
Tras el fallecimiento del Rey Balduino, en 1993, la tiara pasó a la Reina Paola, que la lució en su visita de Estado a España, en 1994. También usó el «bandeau» como gargantilla en la boda del príncipe heredero Federico de Dinamarca, en 2004. Tras la ascensión del rey Felipe al trono de los belgas, la tiara de las Nueve Provincias pasó a manos de la reina Matilde, que la lució, por primera vez, solo con la base «bandeau» en su primer retrato oficial en 2013. En 2015, lució, por primera vez, la versión completa de la tiara de las Nueve Provincias en el banquete del 75 cumpleaños de la reina Margarita de Dinamarca.
Creado por el joyero bruselense Wolfers con 205 diamantes, este collar de diamantes fue adquirido por un grupo de industriales y figuras públicas belgas para Fabiola cuando se casó con el rey Balduino de Bélgica. Lo lució como collar con su tiara de ducal, regalo de Franco, en su baile nupcial en el Palacio Real de Bruselas. En los primeros años de su matrimonio, siempre usó la pieza como collar, como en el baile de bodas del rey Constantino II de Grecia y la princesa Ana María de Dinamarca, en 1964.
Fue a mediados de la década de 1960, cuando la reina comenzó a usar el collar como tiara, y posó con ella en varios retratos. La lució, por ejemplo, en el banquete del Sha de Irán y la emperatriz Farah para celebrar el 2500 aniversario del Imperio persa en Persépolis, en 1971. La tiara Wolfers permaneció en posesión de la reina Fabiola, pero no la usó públicamente, tras la muerte del rey Balduino, en 1993.
Tras fallecer Fabiola, en 2014, la tiara Wolfers fue una de las joyas heredadas por la reina Matilde, que la estrenó al año siguiente en una visita de Estado a Polonia. Pronto, se convirtió en una de las joyas favoritas de la reina Matilde. La lució en el banquete del 80 cumpleaños del rey Harald, en 2017.
Ese mismo año, la utilizó, por primera vez como collar, en la cena del 70 cumpleaños del entonces Príncipe de Gales en el Palacio de Buckingham, en 2018. En 2023, la princesa Elizabeth, duquesa de Brabante, usó la tiara del collar Wolfer para su primera cena de gala del 18 cumpleaños del Príncipe Christian de Dinamarca en el Palacio de Christiansborg.