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Las trabajaciones de Felipe de Bélgica: reencuentro familiar en su polémica villa en una isla de Francia

Los reyes Felipe y Matilde de Bélgica se encuentran pasando sus vacaciones de verano junto a sus hijos en la isla de Yeu, donde su nueva residencia ha causado controversia.

Felipe y Matilde de Bélgica en la isla francesa de Yeu. GTRES

Si Letizia y Felipe tienen el Palacio de Marivent y Carlos y Camilla de Inglaterra disfrutan en verano de su refugio escocés en el Castillo de Balmoral, los reyes de Bélgica hacen gala de modestia, para los estándares reales, con su residencia de verano en la isla francesa de Yeu. Es allí, en el golfo de Vizcaya, donde Felipe, Matilde y sus cuatro hijos –la princesa heredera Elisabeth, los príncipes Gabriel y Emmanuel y la princesa Eléonore– disfrutan de unos días de descanso en familia.

La familia real de Bélgica exprime estos días de calor lejos de Bruselas aprovechando para dar paseos, montar en bicicleta y, sobre todo, practicar kitesurf en familia tras un reencuentro muy merecido para los príncipes. No en vano, los cuatro hermanos han pasado un año entero separados, cada uno estudiando en un país diferente: Estados Unidos, España y Francia.

Sin embargo, para el rey de los belgas, el trabajo no espera. El Gobierno del primer ministro Bart de Wever ha conseguido dos acuerdos que requerían la firma del soberano. Uno se refiere a la Defensa, con una nueva provisión presupuestaria, y otro que hace alusión a las finanzas y valida el procedimiento de regularización de la situación fiscal de los contribuyentes.

Una polémica residencia de vacaciones

Desde 2009, Felipe y Matilde de Bélgica acuden cada verano a la pequeña isla de Yeu, de apenas 5.000 habitantes y frente a la costa de Nantes, tan pronto como terminan las ceremonias de la fiesta nacional, que se celebra el 21 de julio. Y este año no ha sido una excepción. Los soberanos poseen allí una residencia de 200 m2 cerca de la punta del But, en el extremo noroeste de la isla.

Adquirida en 2019, fue renovada y acondicionada para satisfacer las necesidades de la familia real. En particular, se construyó un anexo reservado a sus guardaespaldas mediante una normativa excepcional, que fue noticia en los periódicos locales, ya que autorizaba una superficie demasiado grande en relación con la Ley de Costas. Una decisión que ha traído cola.

El partido opositor local M'YEU, liderado por Patrice Bernard, el único carnicero de la isla, ha criticado con dureza la decisión porque la ampliación se situaría en una zona natural donde, para el resto de habitantes de la isla, las ampliaciones solo pueden cubrir un máximo de 30 m2.

Según ha reconocido el alcalde Bruno Noury al canal RTL, la excepción fue impuesta «desde arriba» y la casa real belga ha afirmado que se han cumplido todas las normas. En un comunicado aseguraron que «el permiso se concedió en una zona natural sobre la base de una excepción que autoriza la construcción de equipamientos colectivos de interés general por motivos de seguridad».

Los reyes de Bélgica y el Camino de Santiago

Estas no son las primeras vacaciones del año de los reyes belgas. Grandes enamorados de España –no olvidemos que la tía del actual rey Felipe I era Fabiola de Mora y Aragón, madrileña de nacimiento, que luego se casó con Balduino– han optado varias veces por hacer varios tramos del Camino de Santiago en compañía de sus hijos.

Los reyes de Bélgica y tres de sus hijos en el Camino de Santiago este pasado mes de abril. GTRES

Pero este año ha sido especial para ellos porque, tras iniciar su particular peregrinación en 2017, por fin el pasado mes de abril lograban completar el recorrido. Lo hacían acompañados de sus tres hijos más pequeños: Eléonore, Gabriel y Emmanuel, que acabó la ruta con muletas tras torcerse un tobillo. Los cinco entraban en el Obradoiro cogidos de la mano, posando orgullosos para unas fotos en la plaza y ante la catedral, con su ropa deportiva y los bastones como unos peregrinos más.

La familia real escogió el recorrido del Camino Francés, que discurre desde Sant Jean Pied, para este viaje tan icónico que un año más han realizado con un perfil bajo, alejados de cualquier protocolo. Posteriormente, los reyes y sus hijos fueron recibidos por el arzobispo de Santiago, Francisco José Prieto, al que solicitaron no tener un lugar destacado en el templo mientras asistían a misa junto al resto de feligreses.