Joyas contra moda
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La muy comentada visita de Estado de Donald y Melania Trump al Reino Unido fue la excusa perfecta para uno de los momentos favoritos de los fans del universo royal: ver a Kate Middleton lucir una tiara en una cena de gala. En este caso fue durante el espectacular banquete ofrecido por la familia real británica en honor al presidente de los Estados Unidos y a la primera dama Melania Trump en el castillo de Windsor.
«Listos para la cena de gala», se podía leer en la imagen que los príncipes de Gales compartían en sus redes sociales. En ella apreciamos la elegancia de la esposa del príncipe Guillermo, que optó una vez más por llevar su tiara favorita: la Cambridge Lover's Knot, icónica por ser la que más usó en su día la fallecida Diana de Gales.
Pero más allá de la preferencia de la royal por esta exquisita pieza de joyería, llama la atención el hecho de que no elija otras tiaras de la extensa colección real que supuestamente tiene a su disposición. Y la culpable, según algunos medios británicos, podría ser la mismísima reina Camilla, que ya protagonizó durante la visita de los Trump un mediático incidente con su nuera que ha sido calificado como un bullying de manual.
El feo gesto de la reina Camilla y la princesa de Gales pone de relieve una vez más una relación entre ambas que no parece todo lo fluida que debiera ser. Sobre todo un momento en el que el príncipe Harry avanza a paso firme en su reconciliación con los Windsor, mientras aumentan de intensidad las informaciones sobre las diferencias entre Carlos III y su hijo mayor.
Pero volviendo a las tiaras, llama la atención el hecho de que Kate Middleton haya lucido tan solo cuatro diferentes desde su boda con el futuro rey de Inglaterra, en ocasiones como banquetes de Estado, recepciones diplomáticas y bodas reales, siendo la Lover's Knot la joya que más veces ha elegido.
La princesa de Gales la lució de nuevo durante la visita de Estado del presidente francés Emmanuel Macron y su esposa, Brigitte, en julio. Esa pieza es muy especial para ella, ya que fue la elegida también en su primera cena de Estado como princesa de Gales tras la muerte de Isabel II. Las otras tres que ha usado desde su boda han sido la Halo de Cartier, la Strathmore Rose y la Flor de Loto.
En cambio, la reina Camilla ha lucido en los últimos años hasta seis modelos distintos: la tiara Girls of Great Britain and Ireland, la Greville, la de Belga de Zafiros, la Burmese de rubíes, la de las Cinco Aguamarinas y la Kokhosnik, que estrenaba recientemente durante el banquete en honor al emir de Catar en Buckingham. Pero más allá de este despliegue superior, hay quien comenta con cierta malicia que la esposa del monarca sería la feroz custodia del joyero real, limitando a Kate Middleton el acceso a estas tiaras.
Esta guerra por las tiaras entre Camilla y Kate no es nueva. Desde que los reyes de Inglaterra accedieron al trono, ellos y los príncipes de Gales llevan disputando un singular duelo por el favor popular de sus compatriotas. Y esa guerra se ha trasladado desde entonces al terreno de lo estilístico.
La reina tiene la preferencia a la hora de elegir piezas para las ocasiones más relevantes y Kate Middleton ha de quedar necesariamente detrás, lo que explica en cierta medida su constante uso de la tiara Lover's Knot. No cabe duda de que Camilla ha vencido a su nuera en cuanto a joyas, al poder usar las más importantes de la Corona británica. Su presencia resulta impactante incluso cuando luce la espectacular tiara Greville, su favorita y la que más veces se ha puesto.
Pragmática, la princesa de Gales no solo se ha conformado con vencerla con sus looks, que tanto en el día a día como en las veladas de gala son inalcanzables para su suegra. También la hemos visto seleccionando piezas de joyería que son especialmente emblemáticas, bien por ser un guiño a Diana de Gales o Isabel II o por tener un significado emotivo detrás de su calculada sencillez.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.