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Las declaraciones del rey

El acuerdo de Guillermo y Máxima de Holanda con la prensa que está a punto de romperse: qué supone el fin del código mediático

El código mediático en los Países Bajos que siempre ha respetado la privacidad de la familia del monarca pende de un hilo por culpa del supuesto novio de la princesa Alexia.

Los reyes de Holanda y la princesa Amalia en la proclamación del nuevo Gran Duque de Luxemburgo. CASA REAL HOLANDESA

Los presuntos nuevos yernos que se le están adjudicando a la reina Máxima de Holanda están trayendo más cola de la prevista. En una ajetreada semana en la que primero causó gran polémica la foto de Elisabeth de Bélgica y Jorge de Liechtenstein que pasó de confirmar un noviazgo real a alertar de los peligros de la inteligencia artificial, dos de las tres hijas de los reyes holandeses han sido inmortalizadas por la prensa con sendos pretendientes. Pero lo que en el Reino Unido, por ejemplo, sería un lunes más en la oficina, en los Países Bajos ha provocado un enorme revuelo que ha provocado incluso la reacción pública del monarca.

Hace pocos días, durante la celebración de la Oktoberfest en Múnich, una revista alemana mostraba las imágenes de la princesa heredera Amalia «bailando animadamente y coqueteando» con un joven empresario. Pero más allá de ese posible romance, sin confirmación oficial de ningún tipo, lo que ha causado más indignación en Holanda han sido la publicación de unas llamativas fotos de su hermana pequeña, la princesa Alexia.

Todo ocurrió tras los actos solemnes del Prinsjesdag a mediados de septiembre de 2025, en los que la familia real neerlandesa es tradicionalmente el centro de atención. Entonces la princesa Alexia, de 20 años, se permitió un momento lejos del protocolo real. La joven esperó en una terraza hasta que llegó un llamativo coche de color azul para recogerla. Al volante, el famoso rapero neerlandés Antoon, tres años mayor que ella.

Se rompe el acuerdo entre prensa y Familia Real

Los paparazzi captaron aquel encuentro en secreto y, pocos días después, las imágenes de los dos aparecieron en la portada de la revista holandesa Privé. El titular rezaba: «¡Alexia y Antoon: ahora, las fotos!». Un momento privado entre la princesa y su amigo especial se había convertido en una historia del dominio público. Algo que ha indignado a muchos de sus compatriotas más monárquicos y finalmente ha provocado la reacción del propio rey Guillermo Alejandro.

El último posado veraniego del rey Guillermo Alejandro y su familia. CASA REAL HOLANDESA

En los Países Bajos existe desde hace casi dos décadas un acuerdo especial entre la casa real y los medios de comunicación: el denominado código mediático. Este acuerdo, introducido en su día por la princesa Beatriz y continuado por el actual ocupante del trono, tiene por objeto crear un equilibrio entre la libertad de prensa y la privacidad de los royals.

Según este acuerdo, las apariciones oficiales de la familia real holandesa pueden ser fotografiadas y publicadas sin restricciones, pero a cambio se espera que los medios de comunicación respeten su vida privada, en particular la de sus tres hijas: Amalia, Alexia y Ariane. A cambio, los reyes frisones realizan dos veces al año sesiones fotográficas oficiales a las que todos los periodistas tienen libre acceso.

El rey Guillermo Alejandro pide respeto

Esta relación de confianza entre la Corona y la prensa se considera ejemplar entre las familias reales de Europa. Siempre y cuando, claro está, ambas partes la respeten. Sin embargo, el tratamiento de los recientes momentos privados de la princesa Alexia pone a prueba el equilibrio entre la vida pública y la privacidad royal.

En declaraciones al programa de televisión de su país Ey! Weekly, el monarca se ha pronunciado por primera vez sobre el escándalo de las fotos de su hija mediana. Aunque Guillermo Alejandro ha preferido no responder a la pregunta de si está considerando presentar una demanda contra la revista Privé, sí ha querido dejar claro lo importante que es para él la libertad de prensa para el buen funcionamiento de la democracia.

Es indispensable para «denunciar los abusos», explica en su papel de padre preocupado ante las cámaras, antes de calificarla como «uno de los elementos más importantes en un Estado democrático de derecho». Al mismo tiempo, ha hecho un llamamiento a la responsabilidad y la moderación, añadiendo que «es demasiado importante como para violar la privacidad de una persona y ganar dinero con ello».