ADIVINA QUIÉN REPITIÓ LOOK
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Los deseos no se hacen realidad en Luxemburgo, por mucho que las grandes fortunas y los altos funcionarios europeos se alegren de mantener allí su residencia. El incomprensible look del libanés Elie Saab que la gran duquesa Estefanía eligió por la mañana, para la abdicación de Enrique y María Teresa, fue el mismo que llevó al banquete de gala con la que se cerró un día memorable de proclamación. No se atendió nuestra plegaria de glamour. Menos mal que Máxima y Amalia de Países Bajos estuvieron a la altura. De hecho, arrasaron.
El esperado banquete de gala se celebró en el Gran Palacio Ducal, antes Ayuntamiento y sede del Gobierno que residencia oficial de los Grandes Duques, situado como quien dice a pie de calle. No, cualquier calle, claro: está en el corazón del centro histórico y amurallado de Luxemburgo, Patrimonio Cultural de la Humanidad. No es cuidado, donde pernoctaron Enrique y María Teresa y duermen ya Guillermo y Estefanía: lo hacen en el imponente castillo de Berg, apartado del mundanal ruido en la localidad de Colmar-Berg.
Se extendió una larga alfombra roja desde la calle donde fueron parando los coches oficiales hasta la puerta de palacio, distancia suficiente para ver avanzar a señores y señoras, reinas y monarcas, vestidos con sus mejores galas. Esperábamos despliegue de joyas imponentes, como corresponde a la familia real más rica de Europa, pero fue en vano. La gran duquesa Estefanía repitió vestido, insistimos, pero se adornó con una pieza que apenas se veía tras el ahuecado de su peinado.
La tiara elegida por la Gran Duquesa fue la Belgian Scroll Tiara o Société Générale Tiara, por ser regalo precisamente de este banco. Porta 854 diamantes venidos del Congo (antigua colonia) y montados en platino y era la favorita de la gran duquesa María Teresa, quizá porque se creó en 1953 para su suegra, la gran duquesa Josefina Carlota, con la que se llevaba fatal. En todo caso, se quedó pequeña, pequeñísima, ante el empaque de las dos reinas consortes que asistieron al banquete: Máxima de Holanda y Matilde de Bélgica.
La reina Matilde volvió a maravillar con su elegancia serena pero inapelable: llevó un vestido de Armani Privé burdeos, con un escote que pocas veces le hemos visto lucir. La tiara de las Nueve Provincias es su favorita y la más importante del joyero real belga. Sin embargo, nada pudo hacer frente al derroche de glamour y poderío de Máxima de Holanda, portadora de la tiara más grande e imponente de la noche. Hablamos de la altísima tiara de zafiros que lució en la proclamación del rey Guillermo, en 2013.
Confeccionada en 1867 con 31 zafiros de Cachemira y 655 diamantes de Sudáfrica, incluye un enorme zafiro central de 44 quilates que, en su origen, fue un broche. No fue esta la única joya azul que llevó la reina Máxima: añadió pendientes largos de diamantes y zafiros, pulsera a juego y un llamativo broche con forma de lazo y coronado por otro zafiro en medio del pecho. Todo para acompañar un vestido sencillo pero impactante, confeccionado en encaje de guipur azul marino sobre fondo ocre.
En realidad, la única invitada que pudo medirse con la impresionante Máxima fue su hija, la princesa Amalia. La futura reina de Países Bajos lució su primer vestido de princesa, un diseño de Monique Lhuillier que parecía iluminado con polvo de estrellas. El color, verde bosque, fue un acierto y, oh casualidad, volvió a conectar a la hija mayor de los Reyes de Holanda con la gran duquesa María Teresa, también de verde. Por la mañana, ambas vistieron variaciones del burdeos.
Lo cierto es que Amalia lució más princesa que nunca, con el vestido más llamativo de la noche gracias a un gran escote que dejaba hombros y gran parte de la espalda al descubierto, mangas de tul y una gran falda de vuelo, absolutamente deslumbrante. Lució la tiara de la reina Emma, creada en 1890 y confeccionada en oro, plata y diamantes en tres rosetas, perfecta para acompañar el brillo de las lentejuelas bordadas en su vestido.
La princesa Amalia recorrió la alfombra roja acompañada de la princesa Elisabeth, menos acertada en el banquete de gala que en la mañana de la proclamación. Lució un vestido de Jenny Packman, favorita de Kate Middleton, bastante intrascendente. No así la tiara, regalo por su 18 cumpleaños y con un diseño muy romántico, gracias a los motivos florales. Una pena que se sujetara gracias a un moño postizo francamente enorme, impropio de una mujer tan joven como la duquesa de Brabante.
Evidentemente, la llegada de los monarcas de Bélgica y Países Bajos junto a sus respectivas hijas arrancaron tímidos aplausos de las personas que se acercaron a las inmediaciones del Gran Palacio Ducal de Luxemburgo. Digamos que las calles del centro histórico tampoco permiten las aglomeraciones, con lo que poco calor popular puede allí concentrarse. De todos modos, no fueron Máxima, Matilde, Amalia y Elisabeth las más esperadas de la noche. Contra todo pronóstico, la mujer más aplaudida fue Brigitte Macron.
El Presidente de Francia y su esposa llegaron antes que las familias reales y, al descender de su coche oficial, provocaron un estallido de aplausos y gritos de felicitación absolutamente inesperados. Se deben, probablemente, a la estrecha amistad que une a los grandes duques Enrique y María Teresa con los Macron. En un reciente documental, Brigitte habló de «una amistad inquebrantable que ha sido preciosa para el presidente y para mí». Hasta se han ido de vacaciones juntos.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.