Hace exactamente 30 años que Pablo de Grecia juró amor eterno a Marie-Chantal Miller, una norteamericana y destacada figura de la jet set internacional que, automáticamente, pasaba a ser una de las mujeres más importantes de la realeza europea. Y lo hizo en una ceremonia celebrada por el rito ortodoxo en la catedral de Santa Sofía de Londres y en el mismo día que Estefanía de Mónaco y Daniel Ducruet, que celebraron una boda muy discreta.
Una boda real que fue todo un acontecimiento y a la que acudieron cerca de 1.300 invitados, entre los que se encontraban varios miembros de la realeza europea -incluso estuvo Isabel II, quien declinaba siempre la invitación a bodas-. Por parte de España, acudieron el rey Juan Carlos y la reina Sofía y la infanta Elena, junto a Jaime de Marichalar. Y la hermana del rey Felipe VI se convirtió en una de mejor vestidas gracias a un look de invitada muy especial.
Aunque en toda boda, el elemento más protagonista y aclamado es el vestido de novia, en el enlace entre Pablo y Marie-Chantal, las invitada tuvieron su gran foco. Y es que, la mayoría eran mujeres con renombre y la expectación por ver las prendas elegidas para la cita era mayor.
La nueva princesa griega escogió un traje firmado por Valentino que costó un millón de dólares, según datos obtenidos por la revista danesa Billet Bladet, aunque otras informaciones lo han valorado en solo 225.000. Un diseño inspiración para muchas con detalles de encaje, perlas y un velo de casi cinco metros.
Marie-Chantal estaba radiante, pero, ¿qué hay de la infanta Elena? La hija mayor de Juan Carlos y Sofía llegó del brazo del que era su marido. Hacía tan solo unos meses que se había casado con Jaime de Marichalar y la infanta llegó a la cita pletórica, muy sonriente y aparentemente enamorada.
Y su look no dejó a nadie indiferente. Lució muy sofisticada y marcó la diferencia respecto al resto de invitadas gracias a un dos piezas muy original. Era un diseño con una especie de cuerpo tipo abrigo de cuello redondo y cierre de botones oculto que estaba confeccionado en un tejido brocado con estampado de flores.
Debajo de él salía un volante fluido en color marrón chocolate. Desconocemos si era un vestido, una falda o simplemente un detalle que salía del abrigo, pero lo cierto es que era una combinación de diez. Unas medias de cristal, unos zapatos de tacón cómodo y una pamela completaban su look.
La reina Sofía, por su parte, lució súper favorecida gracias al color rosa. También llevó un dos piezas, pero con vestido. Este era un diseño midi de fit recto y cuello redondo que iba acompañado de una chaqueta con un estampado de rombos en otras tonalidades de rosa.
La chaqueta iba adornada con un broche, el accesorio favorito de la reina Sofía que a día de hoy sigue llevando en todas y cada una de sus apariciones públicas. La entonces reina de España completó el look con unos zapatos de tacón metalizados y un bolso a juego.