CONDECORADA A LOS 18
CONDECORADA A LOS 18
Se acelera la revalorización de la infanta Sofía como activo de la Corona, un proceso que se apuntó con su primera cita de agenda real en solitario el pasado junio y que comenzó con su primera sesión oficial de fotos en solitario. Fue a raíz de su 18 cumpleaños, una mayoría de edad que significa todo y nada en su futura trayectoria. Nada porque, de momento, la benjamina de los Borbón Ortiz continúa estudiando. Todo porque se va apuntalando su papel como mano derecha de la princesa Leonor.
En las próximas semanas se han de desvelar algunos datos acerca del futuro inmediato de la infanta Sofía, pendiente de confirmar dónde estudiará y vivirá los próximos cuatro o seis años. La cuestión no es candente pero tiene su intríngulis, pues hay quien sostiene que residirá fuera de España para salvaguardar su privacidad durante sus años universitarios, mientras que otros apuntan que habría de elegir un centro español, por aquello de contribuir a su prestigio.
En realidad, la elección de un centro español para la infanta Sofía puede tener más complejidades que la marcha al extranjero, pues las dos grandes universidades públicas madrileñas sufren ahora mismo distintos grados de conmoción política y presupuestaria, con huelgas, manifestaciones, encierros y politización no solo estudiantil. Probablemente, una circunstancia que puede disuadir mucho a los reyes Felipe y Letizia a la hora de enviar a su hija menor.
Tampoco salió demasiado bien la propuesta de que la infanta Sofía clonara la formación militar que recibió Leonor, convirtiéndose en una especie de réplica institucional de segundo orden de su hermana. Con buen criterio, se anunció que la joven había decidido no pasar por el Ejército, un movimiento ciertamente forzado que hubiera respondido a una lógica sacrificial más que a una vocación sincera. Dicen que el rey Felipe se disgustó con esta negativa, lo que podría indicar que la idea habría sido suya.
Cabe celebrar que la infanta Sofía prefiera llevar una vida lo más cercana posible a cualquier joven de su edad, pues esa es la sensibilidad que más aprecia la ciudadanía y la compensación simbólica que necesitará la princesa Leonor cuando sea reina. ¿Será ella la figura que mantenga al menos un pie en el suelo de la sociedad española real? Sería lo deseable, más ahora que comienza el proceso de su significación institucional, de nuevo a iniciativa del rey Felipe.
Felipe VI ha concedido a su hija menor la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, con motivo de su 18 cumpleaños. La condecoración reconoce los méritos en su servicio a España, algo que parece más un deseo a futuro que a lo ya sucedido, pues la infanta Sofía apenas si ha comenzado a trabajar. Instituida por el rey Fernando VII el 14 de marzo de 1815, su objeto concreto es el que sigue:
«Premiar aquellos comportamientos extraordinarios de carácter civil, realizados por personas españolas y extranjeras, que redunden en beneficio de la Nación o que contribuyan, de modo relevante, a favorecer la relaciones de amistad y cooperación de la nación española con el resto de la Comunidad Internacional».
La condecoración que ya fue entregada a otros miembros de la realeza europea, como las princesas herederas Amalia de Países Bajos y Victoria de Suecia, y los reyes Federico X y Mary de Dinamarca, que se les fue otorgada cuando todavía eran príncipes. También han sido distinguidas personalidades de la cultura y la política, como la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y la actriz Marisa Paredes, a título póstumo.
No sabemos cuándo se producirá la ceremonia de entrega de esta gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica a la infanta Sofía. Como tampoco conocemos la fecha en la que el rey Felipe hará entrega del Toisón de Oro a su madre, la reina emérita Sofía. La concesión se anunció el pasado enero y aún está pendiente, también con el mismo argumento de de «dedicación y entrega al servicio de España y la Corona». En este caso, claro, sobradamente comprobado.