NO TE PIERDAS

La reina Letizia rescata su traje gris de cuadros más elegante de Hugo Boss para la reunión con la Fundación Princesa de Girona

EQUIPO SINCRONIZADO

Lo que no se vio de Letizia y sus hijas el Día de la Hispanidad: complicidad, perfeccionismo y conexión total entre Leonor y Sofía

La celebración del Día de la Hispanidad se suma a las escasas citas anuales en las que podemos contemplar a los Borbón Ortiz al completo. Confirmamos: como equipo son imparables.

Un momento de complicidad entre el rey Felipe y la princesa Leonor, en el palco desde donde asistieron al desfile militar por el Día de la Hispanidad. LIMITED PICTURES

No son tantas las citas en las que podemos contemplar a los Borbón Ortiz al completo: los Premios Princesa de Asturias, los Princesa de Girona y la recepción veraniega en Marivent. Desde ayer podemos sumar el Día de la Hispanidad, pues parece factible que la princesa Leonor y la infanta Sofía puedan disponer de un día libre en sus respectivas agendas de estudio para celebrar un día tan señalado. La hija pequeña de Letizia vivió este año su primera recepción en el Palacio Real, probablemente el besamanos más exigente del calendario real: la familia real saludó a más de mil personas.

Antes de encarar el citado besamanos, la familia real asistió al desfile de las Fuerzas Armadas del Día de la Hispanidad desde un palco erigido en la madrileña Plaza de Cánovas del Castillo. Digamos que la arquitectura efímera en cuestión parecía más consistente que la del año pasado, cuando la reina Letizia tuvo que refugiarse para no terminar calada hasta los huesos. De hecho, una techumbre más larga pudo dificultar la visión de las maniobras aeronáuticas. En un vídeo viral, el rey Felipe le pregunta a Leonor: «¿Has visto algo?». Ella responde: «Nada».

Este año merecía la pena no perderse ni un minuto de la exhibición aérea del Ejército del Aire, pues se estrenaba la Formación Mirlo, una vez retirada la famosa Patrulla Águila. Su relevo, por cierto, incluye varios aviones del modelo Pilatus PC-21 con los que la princesa Leonor está aprendiendo a pilotar. Hace unos días, el mismo rey Felipe desveló que su hija mayor ya está practicando en la cabina delantera de los mismos.

La familia real se sincronizó con perfección

Con la familia real ya instalada en el palco, se pudo constatar la complicidad y excelente sintonía entre padres e hijas: no hubo titubeos, errores o fallos de protocolo. La coordinación entre los reyes Felipe y Letizia y entre Leonor y Sofía fue perfecta, sobre todo, porque el Rey y su heredera se visibilizaron como titulares de la Corona mientras la Reina y la infanta pudieron apoyarse la una en la otra a la hora de ejercer su papel. De hecho, la reina Letizia estuvo muy pendiente de Sofía en todo momento. También de estirar las arrugas del uniforme al Rey, mientras este estaba de pie y ella, sentada. Perfeccionista hasta en eso.

La infanta Sofía y la princesa Leonor tuvieron gestos de cariño y complicidad durante toda la jornada. GTRES

En realidad, durante todo el acto no cesaron los comentarios, confidencias y miradas de complicidad entre padres e hijas, aunque hubo cierta insistencia en reforzar la figura de la infanta Sofía, la menos ducha en las tareas de representación. Sabemos que a la infanta se le hacen cuesta arriba los actos públicos, de ahí los gestos de apoyo que recibió de su hermana, la princesa Leonor. Dio la impresión de que todos se confabulaban para hacerle la jornada más llevadera a la pequeña, a la que no se le notó ni timidez ni cansancio.

Es probable que Sofía elija su propio vestuario

La infanta Sofía no lo tenía fácil para superar sin críticas su aparición en el Día de la Hispanidad, sobre todo porque aún no se ha empleado voluntad o esfuerzo suficiente en encontrar el estilo que va a definir su presencia pública. De hecho, es probable que sea ella misma la que elija su indumentaria, para que se encuentre lo más cómoda posible durante estos eventos tan estresantes. Cuando se deje aconsejar, desaparecerán probablemente los comentarios negativos sobre su ropa. Reconozcamos que ni las proporciones de la capa negra ni las del vestido de lunares le favorecían.

Lo que sí superó todos las pruebas fue su sonrisa, presente durante todo el besamanos y la posterior recepción. Las crónicas aseguran que fueron cerca de 1.300 personas las que saludaron personalmente a los reyes Felipe y Letizia y sus hijas, cosa que puede explicar que no se pararan a charlar con ninguno de los invitados. Solo hubo una excepción que llamó la atención de los medios de comunicación presentes, por lo excepcional del gesto: el saludo especial a Álvaro Pombo.

La reina Letizia quiso romper el protocolo del besamanos previo a la recepción en el Palacio Real con Álvaro Pombo, último Premio Cervantes. LIMITED PICTURES

Es la segunda vez que don Felipe y doña Letizia se encuentran con el escritor en público, desde la entrega del Premio Cervantes, el pasado abril. Tanto los Reyes como sus hijas se mostraron muy atentos y cariñosos con él, especialmente la Reina. De hecho, durante la recepción que siguió al besamanos, la reina Letizia buscó especialmente a Álvaro Pombo para continuar la conversación que habían iniciado. Pero él no fue el único veterano que se llevó un recuerdo especial de los monarcas y sus hijas.

Puede que el invitado más atrevido y divertido de la jornada fuera Juan de Dios Ramírez Heredia, político y activista en favor del pueblo gitano. Durante el besamanos, no se limitó al protocolario saludo y siguió caminando, sino que realizó comentarios a los reyes Felipe y Letizia y a sus dos hijas. Luego, el activista se acercó a los fotógrafos y les pidió una imagen del momento: «Quiero una foto, ya me diréis cómo la consigo. Un gitano en esta envergadura, hay que tenerla», se justificó. Tenía toda la razón.