PILLADOS POR EL FALCON
PILLADOS POR EL FALCON
El fin de la agenda oficiosa en Palma de Mallorca significa que perdemos completamente de vista a la familia real, liberada de vestidos convenientes, fotógrafos escrutadores y selfies de fans. Letizia puede al fin disponer de todo su tiempo y, sobre todo, de la compañía de Leonor y Sofía, ambas también de vacaciones. Ha sido un año duro para la princesa y la infanta se dispone a iniciar estudios universitarios fuera de España. Este veraneo viene subrayado como nunca como un tiempo precioso que hay que aprovechar al máximo.
No es este, sin embargo, el argumento que quisiéramos traer aquí para hacer un poco de luz sobre las vacaciones privadas de la reina Letizia, una incógnita que tenemos al alcance despejar gracias a la posibilidad de seguir los aterrizajes y despegues de la flota de aviones Falcon que posee el Estado y que, como otras altas personalidades, utiliza la familia real. Si los reyes Felipe y Letizia y sus hijas se desplazan por aire, podemos conocer, más o menos, su ruta.
Fue gracias a la transparencia de las operaciones de esta flota que el año pasado supimos que la familia real había aterrizado en Grecia, quizá por invitación de la familia real holandesa, en agradecimiento al acompañamiento y cuidado que recibió la princesa Amalia durante su estancia en Madrid. Recordemos que los reyes Guillermo y Máxima poseen allí una mansión que, parece ser, es un auténtico paraíso. Y, como le gusta a la reina Letizia, además inexpugnable.
Gracias a que conocemos los movimientos de los citados Falcon, insistimos, anoche pudimos comprobar que un avión privado solicitado por la Casa Real aterrizó en un aeropuerto de Grecia a eso de las 21.30 de la noche. Evidentemente, debemos inferir que en dicho avión viajaban el rey Felipe, la reina Letizia y sus hijas, probablemente con destino a alguna mansión amurallada en la que refugiarse de los teleobjetivos. Empieza ahora la cuenta atrás para la vuelta: ¿cuánto durarán las famosas vacaciones privadas este año?
Son varios los argumentos convincentes que invitan a pensar que, este año, los reyes Felipe y Letizia y sus hijas pueden acortar la duración de sus vacaciones. . El más obvio tiene que ver con el estado de salud de Irene de Grecia: ni siquiera la reina Sofía ha disfrutado de su estancia anual en Marivent, una tradición que no se ha interrumpido desde que la iniciara en 1973. Aunque la emérita tiene seguramente la compañía de sus hijas, agradecerá contar, además, con la de su hijo en este trance tan doloroso.
A esta situación familiar al menos delicada, se suma un comienzo de curso que trae muchísimos cambios. De hecho, el reinicio de la actividad de Casa Real dará la bienvenida al equipo de Zarzuela a dos nuevas profesionales que ocuparán puestos clave. El más comprometido y exigente es, sin duda, el de la nueva jefa de Comunicación, Rosa Lerchundi. Llega desde Telecinco, donde ejercía como jefa de Nacional de Informativos.
No es tarea fácil la que espera a Lerchundi, pues la comunicación de la Casa Real requiere una urgente actualización al siglo XXI que el anterior dircom, Jordi Gutiérrez, no pudo culminar. Además, entendemos que la reina Letizia querrá estar especialmente pendiente de este traspaso de poderes y asignación de tareas, ya que es precisamente su figura la que más impacto mediático posee. Seguro que la Reina ya tiene en mente las adaptaciones y modificaciones que pedirá a su nueva directora de Comunicación.
Además de Lerchundi, también tomará posesión de su cargo la nueva jefa de la Secretaría de la Reina, Marta Carazo. Periodista y corresponsal para Televisión Española desde hace décadas, cubrió Zarzuela entre 2009 y 2012 y coincidió profesionalmente con Letizia cuando trabajaba en RTVE. Carazo ha de ser el bálsamo que calme los últimos meses de María Ocaña como mano derecha de la Reina, una relación que no cuajó y que se saldó con la dimisión de esta por «motivos personales sobrevenidos».
Como vemos, el plato de Letizia está especialmente lleno en este prolegómeno del nuevo curso y, aunque septiembre sea un mes de despegue lento, el equipo ha de estar dispuesto a rodar inmediatamente. La agenda, además, viene cargada de fechas señaladas desde muy pronto. Para empezar, la princesa Leonor se incorporará el 1 de septiembre a la Academia General del Aire y del Espacio de San Javier, aunque probablemente llegue unos días antes para iniciar el proceso de acogida.
La infanta Sofía tendrá que estar en las instalaciones del Forward College de Lisboa el 8 de septiembre, cuando comienza la semana de presentación para los 150 alumnos de la misma promoción, que convivirán durante los tres años que durará su formación en la capital portuguesa, París y Berlín. No son, sin embargo, estas despedidas las que han de preocupar ahora mismo a la reina Letizia y su equipo de Zarzuela. Si no se echan a perder los planes por razones geopolíticas, se preparan dos viajes oficiales trascendentales, uno de manera inminente.
Casa Real confirmó que los Reyes viajarán, del 16 al 19 de septiembre, a Egipto. Se trata de una visita de Estado, esto es, en el máximo nivel diplomático, que llega en un momento especialmente delicado debido a la situación en Gaza. Recordemos que Egipto es país fronterizo y mediador, desde el que entran los escasos convoys con alimentos, leche de fórmula y medicinas que entran en la Franja. Ya sin fecha, aunque los rumores sitúan este viaje en noviembre, los reyes Felipe y Letizia viajarán a China, otro interlocutor decisivo en estos momentos de conflicto comercial con Estados Unidos.
Como vemos, la coyuntura a la vuelta de vacaciones es exigente, más teniendo en cuenta que dos miembros clave del equipo de Zarzuela son nuevas adquisiciones. Así las cosas, será interesante comprobar hasta cuándo deciden apurar sus vacaciones los reyes Felipe y Letizia, pues nos dará la medida del tipo de involucración que exige, en este momento, su trabajo. Si estos viajes de Estado se viven como un paseo gracias a sus años de experiencia, o si realmente son demandantes y Zarzuela y su vieja maquinaria se preparan para vivir una revolución.