Lo que diga la abuela Margarita de Dinamarca, intransigente con las parejas de sus hijos y de sus nietos: sus estrategias para intentar salirse con la suya

Es legendaria la oposición que Margarita de Dinamarca puso de manifiesto con todas las novias de Federico de Dinamarca y ahora el afectado es su nieto Nicolás

Margarita de Dinamarca sentada y vestida de blanco. / gtres

Juanra López
Juanra López

Margarita de Dinamarca parece haberse ganado a pulso la fama de ser un tanto intransigente con las parejas de sus hijos e incluso de sus nietos. Lógicamente, son cuestiones sobre las que no se va a pronunciar públicamente ni se escucharán conversaciones extramuros de palacio entre los miembros de la familia real danesa, aunque hay ocasiones en que los hechos son más elocuentes que las palabras.

Antes de adentrarnos en el caso más paradigmático del supuesto carácter intratable de Margarita de Dinamarca, quien tampoco tuvo lo que se dice un matrimonio feliz con su difunto marido, el príncipe Henrik, vamos a quedarnos en el presente y centrarnos en su nieto Nicolás, que no tiene una relación precisamente idílica con ella y que, al igual que su padre, que se ha mudado a Washington, va a poner en otoño tierra de por medio

Para entender mejor las discrepancias entre abuela y nieto tenemos que abrir un poco el marco hasta un contexto general y remontarnos a septiembre del año pasado, aunque las desavenencias venían ya de atrás… Fue entonces cuando la férrea reina danesa decidió desposeer de sus títulos de príncipes a sus nietos. Sin avisar y sin anestesia. Una decisión que puede entenderse en la línea divisoria que nuestro rey Felipe VI puso entre ser familia real y ser familia del rey, pero llevada un paso más allá.

Nietos de primera y de segunda: la gran brecha familiar que ha generado Margarita II

Los damnificados fueron Nicolás y Félix, hijos del primer matrimonio del controvertido y Joaquín de Dinamarca con su primera mujer, Alexandra Manley, y los menores, Henrik y Athena, de su segundo matrimonio con Marie Cavallier, esta sí, más del agrado de Margarita que su predecesora. De la noche a la mañana pasaron a ser plebeyos con un escueto comunicado, bajo la supuesta apostilla de «es por tu bien», que no ha sentado nada bien a esa parte de la familia.

El mayor exponente en este sentido es Nicolás de Dinamarca. Consciente de que su novia, Benedikte Thoustrup, no es del agrado de su abuela, ha estrechado más los lazos con ella. No en vano, se marchan seis meses a Australia, donde el nieto de la soberana danesa continuará con sus estudios en la University of Technology en Sidney: «Es una aventura que quiero vivir», ha manifestado a la revista Numéro, donde ha dejado claro que va a ser un verso libre en una familia en la que hay nietos de primera y de segunda.

Margarita de Dinamarca, arropada por su familia, en su 83 cumpleaños. / / dr

Nicolás, que proseguirá con su carrera como modelo, no ha sufrido por las decisiones de su abuela ni un pequeño tanto por ciento de lo que lo hizo su tío, el príncipe heredero, Federico de Dinamarca, por sus injerencias constantes en su vida sentimental. Todavía a día de hoy hay algunos nostálgicos que consideran que el gran amor de su vida no es la princesa Mary de Dinamarca, una teoría difícilmente sostenible, a tenor de los acontecimientos, sino la exmodelo de ropa interior Katja Storkholm.

Debemos retrotraernos a 1995, cuando, al parecer, se comprometieron en secreto, aunque finalmente, en esas fechas, ella hizo público un comunicado en el que daba por terminada su relación con el heredero del trono danés. No era la entonces modelo la única que se encontró con la oposición frontal de Margarita de Dinamarca. Anteriormente su primogénito había mantenido una relación sentimental con la estudiante Malou Aamund, quien entonces contaba 20 años y que a punto estuvo de costarle la corona.

Un escándalo que pudo costarle la corona a Federico de Dinamarca

Federico de Dinamarca y Malou se vieron implicados en un escándalo considerable en 1992. La policía detuvo el coche en el que se desplazaban y que conducía ella. No superó el control de alcoholemia y dio positivo en los posteriores análisis de sangre que se le practicaron para corroborar el resultado preliminar. La onda expansiva de la noticia fue tan grande que incluso se llegó a pedir en el parlamento danés que Federico renunciara a sus derechos sucesorios. Su madre, muy avispada, le mandó a Harvard a estudiar, consciente de que la distancia a veces también es el olvido.

Margarita de Dinamarca con su familia en el balcón del palacio de Amalienborg.

Federico de Dinamarca, que estaba lejos de la imagen de padre de familia ideal que transmite ahora, se repuso muy pronto de esté revés y encontró acomodo sentimental en el corazón de la cantante de rock María Montell, de quien, según parece, se enamoró perdidamente. No en vano se la presentó incluso al rey Juan Carlos I en un encuentro privado que mantuvieron en la Semana Santa de 1998.

¿Una cantante de rock en Palacio? Pues claro que no… Margarita de Dinamarca no dio su brazo a torcer y la ruptura era cuestión de tiempo. Sin embargo, no podía seguir poniendo puertas al campo. Federico de Dinamarca conoció en los Juegos Olímpicos de Sídney en el año 2000 a Mary Elizabeth Donaldson, una publicista completamente anónima que tampoco parecía encajar en el canon tan alto que tenía establecido la soberana danesa. Y en esta ocasión ninguna estratagema sirvió para nada.

Los tiras y afloja fueron grandes. Sobre la tensión que se mascaba entre Federico de Dinamarca y su madre, escribió en 2008 el aristócrata y periodista alemán Alexander von Schönburg (descendiente de la noble dinastía Thurn und Taxis) en un controvertido libro, Lo que no sabes sobre la realeza pero te gustaría saber. En él afirmaba que en una desesperada iniciativa para apartar a Federico de Mary, la reina organizó un encuentro entre su hijo y una docena de bellas aristócratas para escogiera una de ellas y convertirla en su futura esposa. Lo que pasó a continuación es de sobra conocido…

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