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La confesión de la gran duquesa María Teresa de Luxemburgo: «Me he sentido sola muchas veces y eso me ha hecho sufrir mucho»

La gran duquesa María Teresa de Luxemburgo llega al ocaso como monarca y se confiesa en una entrevista en la que habla de los escándalos de los últimos años, de su afán de ser independiente y de su lucha contra un entorno muy conservador.

La gran duquesa María Teresa de Luxemburgo en un retrato oficial. GTRES

«Me siento hoy más libre que cuando tenía 25 años», confiesa la gran duquesa María Teresa a la revista Elle Luxemburgo, que se ha propuesta averiguar «el enigma» de esta mujer, escrutada por su supuesta mala gestión e incluso acoso a sus equipos y envuelta en una amarga polémica, poco después de llegar al trono, con su suegra, la archiduquesa Josefina Carlota que, según confesó María Teresa, la despreciaba llamándole «la criolla» o inventando supuestas infidelidades de su esposo, el hoy gran duque Enrique para humillarla.

A pesar de las polémicas, María Teresa asegura que su papel no es simplemente representativo, aunque eso le gustaría «a un entorno muy conservador», contra el que ha tenido que defenderse. María Teresa habla constantemente de su posición «disruptiva» y de lo que ha significado «recorrer caminos fuera de lo normal». «Me he sentido sola muy a menudo», confiesa, «exiliada en un país de adopción». Y el precio de convertirse en centro de atención cuando llegó al trono, sin ayuda –ella se vestía y maquillaba– fue muy alto.

El escándalo Waringo en Luxemburgo

Cuando quedan poco más de tres meses para que su marido, el gran duque Enrique, abdique en su hijo mayor, Guillermo, María Teresa repasa los distintos momentos de su reinado y habla indirectamente del escándalo Waringo, el informe auditor publicado en 2019 sobre la corte y que ella recuerda como «doloroso». Las conclusiones de aquel informe que aseguraban que acosaba a sus equipos y era incapaz de organizar el trabajo las vivió como un acoso y una persecución mediática injusta.

María Teresa de Luxemburgo, en una imagen reciente. GTRES

Recuerda, sobre todo, el apoyo que tuvo de su esposo que, «como feminista», siempre ha valorado y respetado su posición y su trabajo, en un contexto muy conservador en el que se quería que el papel de la Gran Duquesa fuera simplemente decorativo. El resultado de su implicación más allá de los actos de la corte es la asociación Stand Speak Rise Up contra la violencia sexual a las mujeres.

La suegra de María Teresa de Luxemburgo

Pero hubo otras polémicas a las que la gran duquesa responde de forma indirecta. Dos años después de su acceso al trono, María Teresa hizo unas declaraciones off the record a unos periodistas que no respetaron el silencio. En ellas, aseguraba que su suegra la despreciaba llamándola «la pequeña criolla» y que inventaba falsas infidelidades de su esposo para humillarla. El escándalo fue mayúsculo.

María Teresa no alude a este hecho, pero insiste a lo largo de toda la entrevista en que recibió «una educación muy privilegiada» y revela: «Cuando entré en la familia real, sabía como comportarme gracias a la educación impecable que había recibido. Es una de las razones por las que fui aceptada, porque me consideraban una de ellos». Una afirmación que choca de plano con la supuesta mala relación con su suegra.

En otro momento de la entrevista, la gran duquesa María Teresa de Luxemburgo asegura que la relación con su marido siempre ha sido de gran complicidad. «El siempre me dijo: 'He encontrado en ti un amor y un calor que no conocía, no estaba acostumbrado a ellos'». Recuerda los años de su noviazgo, en los que no sabían si podrían casarse algún día, y en los que discutían mucho sobre cómo debe ser una monarquía en el siglo XXI.

Los grandes duques Enrique y María Teresa de Luxemburgo. GTRES

«En estos 25 años», repite María Teresa, «la vida me ha enseñado a otorgar menos importancia a ciertas cosas y más a mi misma, a pesar de que un puesto público impone una rigidez sobre lo que se supone que es y no es aceptable. El conservadurismo venía de nuestro entono, de los que se creían los guardianes de la institución y pensaban que sabían más que la propia familia». La Gran Duquesa no quería perder su cercanía y su calor latino.

Filantropía en la famlia real de Luxemburgo

María Teresa asegura que su trabajo humanitario es una «vocación personal». Dice que es una tradición familiar. «Mi bisabuelo, Laureano Falla, hizo fortuna en las plantaciones de caña de azúcar en Cuba y siempre se implicó activamente para que sus obreros tuvieran una vida digna», sostiene.

«Mi madre trabajaba en los dispensarios construidos por mi abuelo. Mi abuela era la presidenta de la asociación contra el cáncer de Cuba». Su familia dejó Cuba en plena revolución. Y se trasladó a Nueva York, antes de asentarse en Suiza. Fue en la universidad donde conoció a Enrique de Luxemburgo.

Espera con expectación el final del reinado de su marido. Quiere empezar una nueva etapa de su vida. «Estamos contentos de enfrentarnos a esta nueva página con buena salud y de poder disfrutar de nuestra vida de pareja y de la vida familiar», asegura. «Podré expresarme con más libertad sin ser controlada o constreñida». La Duquesa confiesa que siempre han procurado ella y su marido que sus hijos tuvieran una vida «un poco más normal» que la suya. «Todos saben cómo ha sido mi vida y vienen a pedirme consejo, al igual que mis nietos, algo que me emociona».