Quién es la futura reina que apoya a Mette-Marit de Noruega tras el escándalo de su hijo: consuelo, empatía y amistad

Es poco probable que la princesa Mette-Marit recuerde este recién terminado 2024 con cariño. A sus conocidos problemas de salud, que la han obligado a permanecer varias semanas de baja, se ha unido uno de los mayores escándalos en la historia de la familia real noruega. Su primogénito, Marius Borg Høiby, fue detenido el pasado mes de agosto y ha tenido que hacer frente a una serie de graves acusaciones que de momento tienen un incierto pero preocupante pronóstico.

La presión mediática y pública para que se hiciera una declaración oficial fue en aumento, pero la nuera de los reyes Harald y Sonia ha preferido guardar silencio el máximo tiempo posible. Mientras tanto, la royal ha podido contar con el discreto pero férreo apoyo de una gran amiga: la princesa Victoria de Suecia.

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Así lo ha asegurado el experto en realeza escandinava Johan T. Lindwall en su nuevo libro 'Victoria y Daniel: en lo bueno y en lo malo'. En sus páginas podemos leer que la heredera al trono sueco se habría puesto en contacto con Mette-Marit en cuanto recibió la noticia de la detención de su hijo.

Según afirma este autor, a la princesa Mette-Marit le habría gustado informar ella misma a su amiga, pero las noticias circularon con demasiada rapidez. Otra cronista habitual de las vicisitudes de la corte nórdica como es Helena Wiklund también ha informado sobre la gran amistad entre ambas royals. «Las dos tienen una relación muy estrecha. La princesa Mette-Marit es la mejor amiga real de Victoria», declaró Wiklund al diario 'Svensk Damtidning', añadiendo que la heredera al trono sueco «es una persona muy empática».

El hecho de que la esposa del príncipe heredero Haakon haya podido contar con el apoyo de una buena amiga durante este difícil trance, cuya solución todavía se puede dilatar largo tiempo, debería proporcionarle consuelo y fuerza. Mientras tanto, Mette-Marit rompía por primera vez su silencio sobre el caso Marius Borg en una entrevista televisiva.

Hasta ahora, la princesa de 51 años no había dejado traslucir cuánto le habían afectado las graves acusaciones contra su hijo mayor, pero en el resumen del año de la familia real ha confesado que estos meses han sido «muy duros» para ella.

En el programa especial emitido en la televisión pública de Noruega el día de Navidad, Mette-Marit y Haakon hablaron de la difícil situación familiar. «Si tuviera que elegir una palabra para este año, diría que es 'desafiante'. Ha sido un otoño difícil para nosotros. No se puede negar. Ha sido realmente duro. No hay mucho más que decir. Fue muy, muy duro para nosotros y para todos, creo«, añadió.

En el programa de la NRK, Mette-Marit afirmó también que su hijo mayor tenía derecho a la intimidad, y sorprendió al asegurar con sinceridad que habían buscado «ayuda profesional» y que lo habían estado haciendo «durante mucho tiempo», incluso antes de que comenzaran los problemas con la ley del joven.

Desde la primera vez que el joven fue detenido por la policía de Oslo acusado de agresión a su pareja, Marius Borg ha sido arrestado tres veces más. También ha permanecido una semana en prisión preventiva tras saltarse varias órdenes de alejamiento contra una de las varias mujeres que le han denunciado por violencia sexual.

El hijo mayor de Mette-Marit, fruto de una relación anterior a su matrimonio con el príncipe Haakon, está acusado de delitos como agresión, violación múltiple, violencia doméstica y consumo de drogas. Unas acusaciones que podrían llevarle diez años a la cárcel. El joven de 27 años explicó en un comunicado que sufría problemas de salud mental desde la infancia y que tuvo que superar sus problemas de adicciones.

Recientemente, su abogado defensor revelaba que había buscado ayuda profesional. «Marius Borg entró en un programa de rehabilitación inmediatamente después de salir de prisión«, declaraba el letrado Øyvind Bratlien.

Por su parte, la reina Sonia ha declarado que esta situación le estaba «pasando factura», y su marido, el rey Harald, dijo que era difícil para un miembro de la familia pasar por una experiencia así, pero que ahora tenían que «dejar que el sistema legal funcionara como debía».

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