ENTREVISTA de verano

Paola Marzotto, madre de Beatrice Borromeo: «Mis hijos son trabajadores, sinceros y se quieren entre ellos»

Tras pasar unas vacaciones cerca de Ribadesella, en Asturias, Paola Marzotto continúa con la promoción de su libro 'Narciso Perverso. Amore Fatale' (Vallecchi Firenze) y ha comenzado la escritura de uno mucho más personal.

Paola Marzotto vive a caballo entre Milán y Punta del Este, en Uruguay. CORTESÍA
Paola Marzotto, madre de Beatrice Borromeo: «Mis hijos son trabajadores, sinceros y se quieren entre ellos»
Juanra López
Juanra López

Paola Marzotto adora España por razones que tienen que ver con su niñez y que, inevitablemente, permanecen en la actualidad. La madre de Beatrice Borromeo venía a España en plena dictadura franquista, en su infancia y adolescencia, pues sus padres mantenían una buena amistad con los marqueses de Villaverde. No recuerda, sin embargo, tanto estas relaciones de amistad aristocráticas como sus visitas al Museo del Prado: algunas de sus joyas pictóricas le impactaron.

«Íbamos mucho a España y lo digo sin ningún orgullo, porque asistimos a algunas de las cacerías de los Villaverde y de Franco«, nos cuenta en conversación telefónica desde Milán, días antes de comenzar sus vacaciones asturianas. «De hecho, fui consciente de a dónde íbamos muchos años después, ya de adulta. Mis padres eran amigos de Carmencita y de Cristóbal Martínez-Bordiú... En muchas ocasiones, mi madre y yo nos quedábamos en la capital y no acudíamos a esas sesiones cinegéticas. Para mí era una alegría, porque me llevaba al Prado, que me interesaba infinitamente más».

«Me acuerdo perfectamente de aquellos momentos, porque mi madre, que era muy curiosa e inquieta pero no culta, se esforzaba en explicarme los cuadros para que yo los entendiera«, recuerda. »Tenía algunas lagunas y suplía esas carencias de la mejor manera posible. Ese esfuerzo lo hizo solo conmigo y le estoy sumamente agradecida», cuenta a propósito de Marta Marzotto, una de las figuras más reconocidas de la alta sociedad italiana, que falleció el 29 de julio de 2016. Vivió una vida apasionante, también por las dificultades que tuvo que atravesar.

Paola, que es una mujer repleta de inquietudes, le debe a su madre esa pasión por el conocimiento. «Con 12 años ya me llevaba a Londres a ver obras de Shakespeare. A través de ella conocí a personas fascinantes de todos los ámbitos del mundo de la cultura», comenta Marzotto, hoy fotógrafa, periodista y activista contra las devastadoras consecuencias del cambio climático, actividad en la que está particularmente implicada.

El cariño por su padre, el conde Umberto Marzotto

«Que yo tenga estas inquietudes se lo debo a mi madre, porque si hubiera sido por mi padre habría sido una niña bien de la región del Véneto. Yo lo prefiero, porque he tenido una vida muy movida que le debo a mi madre. A mi padre, el conde Umberto Marzotto, lo adoraba. Era muy dulce afectivamente y esa faceta, la mejor que tenía, la he heredado de él. La parte intelectual y la curiosidad me vinieron de mi madre. Decidió que me tenía que enseñar todas esas cuestiones y lo hizo muy bien».

Sin duda, Marta Marzotto está muy presente en el libro 'Narciso Perverso. Amore Fatale' (Ed. allecchi Firenze), que se ha publicado recientemente en Italia. Un singular trabajo de carácter introspectivo que encuentra sus raíces en sus propias experiencias vitales, pero siempre tamizadas por la ficción. De hecho, este trabajo ha sido el germen de otro proyecto de carácter biográfico del que todavía no desea desvelar demasiados detalles y que, por lo que hemos podido saber, será muy emocionante para ella cuando vea la luz.

Paola Marzotto vendrá a España en los próximos meses para presentar una exposición fotográfica. CORTESÍA

En Ribadesella, Asturias, la polifacética consuegra de Carolina de Mónaco tiene un núcleo importante de amistades que se empezó a gestar en Punta del Este, Uruguay, donde pasa largas temporadas, alejada del mundanal ruido y en pleno contacto con la naturaleza. En esta ocasión, ha pasado unos días disfrutando de los bellos paisajes asturianos que se pueden contemplar desde la casa donde se ha hospedado, en la ladera de una montaña desde la que se avista el Cantábrico en todo su esplendor.

«En Asturias lo he pasado muy bien, como siempre. He disfrutado de mucha paz entre el mar y el campo. No tengo mucho para contarte, más allá de que escribí, caminé y dormí. Ha sido la pausa ideal, aprovechando las vacaciones. Mis amigos asturianos, que son divinos, me llevaron a visitar un jardín jurásico privado extraordinario. Contaba con helechos con una antigüedad de millones de años y traídos de todas partes del mundo. Esas son las cosas que me emocionan», nos cuenta.

Paola Marzotto encuentra la paz en Asturias

En su primera novela, Paola Marzotto se ha planteado cuestiones inherentes a la naturaleza humana y la influencia que los padres pueden tener en sus hijos a través de sus experiencias comunes y la educación: «Ahora me doy cuenta de que los hijos siempre piensan que son el producto de ellos mismos, pero en realidad son el producto de un doble ADN, el del padre y el de la madre. Tanto en lo bueno como en lo malo poseen cierto libre albedrío, pero dependen muchísimo de la formación que reciben».

«Estoy muy contenta de la vida que tienen mis hijos, de cómo son, de su realización profesional y de lo buenas personas que son«, continuó contando Marzotto. »Son trabajadores, sinceros y se quieren entre ellos. El porcentaje de culpa y mérito de un padre o de una madre es difícil de medir. Puse muy buena voluntad en mi trabajo de madre, pero siempre hay que corregir un poco el tiro. Aun así, un error queda tal vez más impreso en un hijo que un acierto», comenta Paola a propósito de sus dos hijos, Carlo Ludovico y Beatrice Borromeo, mujer de Pierre Casiraghi.

Portada de la primera novela de Paola Marzotto. CORTESÍA

Por suerte, los dos hijos de Paola Marzotto hace años que llegan vidas independientes. «Cuando los hijos tienen 40 años son personas autónomas«, explica.»Existe una relación, como es lógico, pero ya has renunciado a tu parte materna o paterna de la misma«. Con todo, continúa teniendo muy presente la época en la que estaban bajo su respònsabilidad. »Fue una situación complicada, porque los tuve en Milán viviendo conmigo durante toda la adolescencia«.

«Es muy habitual que una madre amenace a su hijo con contarle al padre lo que está haciendo mal, aunque luego el padre no haga nada al respecto«, continúa contando Paola Marzotto. »En mi caso no tuve esta opción, porque me ocupaba yo sola de los dos. El padre existía, pero al vivir conmigo los manejaba yo. Hice de padre y de madre», afirma respecto al conde Carlo Ferdinando Borromeo, con quien nunca llegó a casarse.

«Fui una madre severa, aunque no tanto como la generación de mi madre. Ya habíamos leído al doctor Spock, que defendía que había que tratar a los hijos muy bien para que no se frustrasen. Luego ocurría que en muchas familias salía un hijo buenísimo y otro que era un desastre, porque lo habían malcriado... Cuando me llegó el turno de educar a mis hijos, les puse límites«, recuerda. Paola se refiere al pediatra estadounidense Benjamin Spock, autor de un famoso best séller publicado en 1946.

con todo, no son las relaciones maternofiliales las que más trata en 'Narciso Perverso. Amore Fatale'. Aquí son cruciales las corrosivas y dañinas, de las que Paola Marzotto puede dar fe solo como testigo. «Hay tantas historias tóxicas, tengo tantas amigas que viven relaciones tóxicas después de muchos años en pareja... Les pasan cosas de terror. Los hombres están viviendo una crisis de identidad muy grande, por eso se dan tantos feminicidios. La gente se tuvo que emancipar muy rápidamente y eso les ha generado una crisis de identidad que hace que no acepten el cambio cultural», sostiene. Con toda su italiana rotundidad.

HORÓSCOPO

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Sagitario

Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.