Primera parada
Primera parada
El emblemático buque-escuela Juan Sebastián Elcano, con la princesa Leonor a bordo, ha atracado este viernes, 17 de enero, en el puerto de Tenerife. Se trata de la primera escala que realiza el barco en un viaje de cinco meses que va a llevar a la heredera y a sus compañeros por medio mundo y que finalizará en el mes de junio con la llegada del buque a la ciudad de Nueva York.
Una banda de música esperaba a los 76 guardamarinas de Elcano mientras los curiosos se iban acercando para dar la bienvenida al buque. Antes de bajar al puerto, la tripulación ha recibido a las autoridades locales. La princesa aparecía muy sonriente junto al resto de sus compañeros de travesía, y aunque no hay una agenda específica para la hija de Felipe y Letizia, si se espera que participe, junto al resto de guardamarinas en diversos actos culturales y profesionales en la isla.
La ciudad de Tenerife ha activado un operativo de seguridad en tierra especial, conformado por Seguridad Naval, Guardia Civil, Policía Nacional, Policía Local y Policía Portuaria, todos ellos coordinados por los responsables de seguridad de Casa Real. El dispositivo puesto en marcha para reforzar la seguridad de los tripulantes, y en especial de la princesa, estará vigente hasta las 18 horas del próximo 20 de enero, cuando el buque-escuela zarpe rumbo al puerto de Las Palmas de Gran Canaria. Durante estos días, el buque organiza jornadas de puertas abiertas para que los vecinos de Tenerife puedan conocer el buque por dentro.
En la Dársena de Los Llanos aguardaban los miembros de la Asociación Histórico-Cultural de la Gesta 25 de julio de 1797, que rindieron honores a la llegada del buque-escuela con fuego de fusilería y disparos de cañón. Este es un acto que se lleva a cabo cada vez que el Juan Sebastián Elcano llega a la isla, primer puerto de una expedición que lleva repitiéndose años y en la que también tomó parte, hace casi cuatro décadas, el padre de la princesa, el rey Felipe VI.
Al igual que su hija, el rey de España llegó a la islacomo un guardiamarina más. Si en 1958 fue Juan Carlos I el que formó parte del XXX crucero de instrucción, en 1987 su hijo Felipe se embarcaba en «un viaje que está entre mis mejores recuerdos de formación militar», como él mismo relató en su discurso durante la Pascua Militar. A diferencia de la de Leonor, la de Felipe VI fue una llegada algo accidentada porque previamente debió repararse una avería en el barco. En aquella ocasión, Felipe fue recibido por el presidente canario, Jerónimo Saavedra.
No ha pasado ni una semana desde que el buque de Juan Sebastián Elcano dejó el puerto de Cádiz para comenzar su travesía. A la despedida se acercaron los reyes Felipe y Letizia que protagonizaron algunos momentos memorables. La reina no pudo contener sus lágrimas al despedir a su hija mientras el rey lucía con una sonrisa de satisfacción al ver zarpar a la heredera en una aventura que la formará para su futuro como reina.
El Juan Sebastián Elcano realizará 8 escalas una vez que se haya adentrado en aguas internacionales: tras dejar las islas canarias visitará puertos como Salvador de Bahía (Brasil), Montevideo (Uruguay), Punta Arenas y Valparaíso (Chile), El Callao (Perú), Ciudad de Panamá (Panamá), Cartagena de Indias y Santa María (Colombia) y Santo Domingo (República Dominicana).
Durante ese tiempo, Leonor se tendrá que enfrentar a numerosos retos físicos (como pudimos ver en la escalada a los palos del buque Elcano en Cádiz), técnicos (se va a formar en distintos campos que tienen que ver con la navegación) y médicos. El mareo es uno de los principales problemas al que deberá enfrentarse la princesa. Este se produce por una estimulación excesiva del aparato vestibular por el movimiento.
Como apuntaban expertos en medicina a este medio, «entre las enfermedades físicas encontramos problemas musculoesqueléticos, como la atrofia muscular (por alta de actividad física adecuada en espacios reducidos) o el dolor lumbar o de articulaciones, producido por posturas inadecuadas o trabajo físico repetitivo».
A esto hay que añadir otras problemáticas, como enfermedades infecciosas («en espacios cerrados, los virus y bacterias pueden propagarse fácilmente por lo que pueden producirse infecciones respiratorias», infecciones de la piel por humedad o la exposición al agua salada o complicaciones de tipo psicológicos y emocionales «que pueden producirse en travesías de este tipo como trastornos del estado de ánimo o síndrome del confinamiento».