joyas malditas
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La reina Victoria de Inglaterra fue la segunda monarca británica con el reinado más largo. La primera fue su tataranieta la reina Isabel. Ambas presenciaron una profunda transformación de sus reinos. La primera vio crecer el imperio y la segunda lo vio desaparecer. La similitud de ambas es notable, por su dedicación, su autoridad y su influencia en tiempos de cambio.
Pero, además, sus vínculos son también muy profundos gracias a las joyas que Isabel heredó de Victoria, que reunió uno de los joyeros más interesantes del siglo XIX. Entre las piezas más emblemáticas del legado de la reina Victoria figura el llamado collar del Jubileo de Oro.
Este collar de perlas y diamantes fue encargado por un comité de damas de la nobleza, en 1887, para regalárselo a la reina Victoria para conmemorar los 50 años de su ascenso al trono. Las celebraciones tuvieron lugar el 20 y el 21 de junio. El comité recaudó dinero para erigir una estatua conmemorativa del difunto esposo de la reina, el príncipe Alberto, y reunieron tanto que lo que sobró de la construcción de la estatua fue destinado al Fondo de Santa Catalina para las Enfermeras.
Pero hubo una parte de las implicadas que no estuvieron de acuerdo y querían comprar un regalo más personal para la reina. Se pensó en alguna insignia, pero la reina desestimó la idea. Tras muchas discusiones, las damas del comité acordaron regalarle una joya importante. Finalmente, Victoria recibió un espectacular collar de diamantes y perlas de los joyeros británicos Carrington & Co, que costó 5.000 libras de la época, en 1888.
El collar gustó mucho a la reina, que lo utilizó en numerosas ocasiones y, sobre todo, en varios retratos. Pero fue su tataranieta Isabel quien lo adoptó como una de sus joyas favoritas. El collar, que no se ha vuelto a ver desde antes del fallecimiento de Isabel, está compuesto por ocho eslabones en forma de trébol, engastados en brillantes que van cambiando de tamaño, junto con 12 eslabones más pequeños y un cierre a presión, y un motivo central de trébol coronado con media perla. El centro es desmontable –se puede utilizar como broche– y los seis eslabones laterales también, y se pueden usar igualmente como alfileres. El collar se redujo en dos eslabones pequeños años después.
Fue la duquesa de Buccleuch quien entregó el regalo a la reina Victoria en su residencia de Osborne House, en la isla de Wight, el 30 de julio de 1888. En la caja de cuero rojo que lo albergaba había inscrito un mensaje: «A la reina y emperatriz Victoria, una muestra de amor y lealtad de las hijas de su imperio en recuerdo de su jubileo el 21 de junio de 1887». Victoria lo legó a la Corona al fallecer en 1901. El collar, por tanto, pertenece al joyero real, a disposición únicamente de la reina, que puede prestarlo a la princesa de Gales, aunque todavía no lo hemos visto como parte de ningún aderezo de Camilla, ni de Kate Middleton.
La reina María, abuela de Isabel, utilizó el broche central y algunos broches más pequeños para adornar sus sombreros. Pero fue a partir de 1952, en su primera inauguración del Parlamento, tras el fallecimiento de su padre el 6 de febrero, cuando la ya reina Isabel lo utilizó por primera vez, junto con la Corona de Estado o tiara Jorge IV y unos pendientes de perla de la reina Victoria. Fue con estas joyas con las que apareció en varios retratos para sellos y monedas.
El collar del Jubileo de Oro de la reina Victoria se convirtió en uno de sus favoritos en la década de 1950. Solía conjuntarlo con la tiara Vladimir, una de sus preferidas, que su abuela la reina Mary compró a la María Pávlovna de Rusia hija de gran duquesa Elena Vladímirovna Románova, tras la revolución rusa.
También conjuntaba el collar con la Tiara de las Niñas de Gran Bretaña y la de los Amantes, que Diana lució muy a menudo. A mediados de los años sesenta, la princesa Alexandra de Kent, Lady Ogilvy, prima de la reina Isabel –hija de su tío Jorge de Kent y de Marina de Grecia–, encargó una réplica del collar sin el elemento central de la corona.
La versión de Alexandra puede lucirse con diamantes y con turquesas. Isabel II lució el collar de la reina Victoria durante en las décadas siguientes, casi hasta el final de sus días, aunque con menor frecuencia en la última década. Se convirtió en una de sus piezas más icónicas. En la apertura del Parlamento en 2016 usó el collar por última vez en público.
HORÓSCOPO
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