MIRADA AL PASADO
Crear una cuenta
Iniciar sesión
La reina Letizia ha vivido momentos muy duros por la pérdida de seres queridos. Sin duda, el más impactante de todos fue la trágica muerte de su hermana Érika, el 7 de febrero de 2007. Un golpe enorme para sus padres, Jesús Ortiz y Paloma Rocasolano, y para su hija. Un año más tarde perdió a su abuela materna, Enriqueta Rodríguez Figueredo, que falleció en el hospital Gregorio Marañón de Madrid, donde había ingresado apenas unas horas antes.
Su viudo, Francisco Rocasolano, que estaba ya delicado de salud, quedó muy tocado emocionalmente, como es lógico, y murió el 30 de marzo de 2015 a los 98. Estaba pasando unos días de relax en Puerto de Béjar cuando sintió una indisposición y fue trasladado al hospital, hasta donde se desplazó la familia para acompañarle en los momentos finales de su vida.
-kejF--366x256@Mujer%20Hoy.jpg)
Francisco Rocasolano y su mujer habían mantenido una relación muy estrecha con la reina Letizia y sus hermanas. A Francisco, taxista de profesión, le dio tiempo a asistir a actos cruciales en la familia, como la boda de Letizia Ortiz con el príncipe de Asturias, los bautizos de sus nietas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, y los actos de proclamación por la que se convertían en reyes Felipe y Letizia en 2014.
Francisco y Enriqueta tuvieron dos hijos, Paloma y Francisco, que heredó la licencia del taxi y emigró a Luxemburgo. Enriqueta aportaba a la pareja una hija, Otilia, de una relación anterior. Fue la suya una historia de amor marcada por la superación de los estragos de la guerra civil y con gran esfuerzo se compraron un apartamento en Alicante al que acudieron los actuales reyes en algunas ocasiones.
El abuelo de Letizia, un hombre muy discreto
En la familia de la reina Letizia se han caracterizado siempre por ser tremendamente discretos. Paloma Rocasolano suele acudir a los premios Princesa de Asturias, pero nunca hace declaraciones, y su ex marido, Jesús Ortiz, casado en segundas nupcias con Ana Togores, solo ha dado una en veinte años y se circunscribe a su trabajo como periodista.
De igual manera, Francisco Rocasolano tampoco se prestó a hablar con los medios de comunicación, por lo que tiene especial relevancia una entrevista que concedió a la revista Lecturas después de que su nieta se casara con el ahora rey Felipe VI, instalado ya en su casa de Alicante.
Con mucha prudencia, desvelaba que habían mantenido alguna visita su nieta Letizia, en alguna ocasión acompañada por Felipe de Borbón, y que se había acostumbrado a ser reconocido por la calle, algo que llevaba con naturalidad. También destacaba que había ofrecido a don Felipe que les visitaran cuando considerasen oportuno.
-U66142544137eLL-302x302@Mujer%20Hoy.png)
Los datos más relevantes de esa entrevista hacen alusión a cómo era la reina Letizia de niña, que era a su entender «muy espabilada» y que, al igual que sus hermanas era muy viajera. Asimismo, destacaba que era una joven muy curiosa y que le encantaba hablar con él de sus «chascarrillos».
Otros detalles importantes que destacaba de la reina Letizia es que era una gran lectora, no solo de literatura, también de periódicos. Está más que acreditada ahora la gran inquietud de la reina que demuestra siempre una gran solvencia cuando interviene en los actos de su agenda propia.
Lo más visto
Top 50-
1 Así es Isabel Oliart, madre de las hijas de Joaquín Sabina: un padre ministro, la trágica muerte de sus hermanos y su finca familiar
-
2 Qué es la herencia Balada a la que han renunciado Leonor y Sofía pero que podrían quedarse sus primos Urdangarin y Marichalar
-
3 Los hermanos Urdangarin marcan una línea roja a su padre, Iñaki: el miedo de Juan, Pablo, Miguel e Irene a su entrevista en televisión
-
4 Marie-Chantal Miller copia el look favorito de la reina Letizia (y se atreve con unos botines de leopardo)
Otros medios
HORÓSCOPO
Sagitario
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.