NO HAY QUÍMICA
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Observadores de lo 'royal' de todo cuño han interpretado la presencia del rey Juan Carlos en la boda del príncipe Hussein de Jordania como el principio del deshielo o, si se quiere, un intento de reconciliar la figura del rey emérito con España de cara a una posible vuelta. No es la primera vez que se confía en el emérito exiliado, pero sí la primera que su aparición incluye a la reina Sofía. Un dato no menor, como veremos a continuación.
En realidad, cada acercamiento del rey Juan Carlos a su país ha significado una prueba de tanteo de cara a su obligada vuelta: nadie duda de que el emérito ha de pasar los últimos años de su vida en España, aunque la cuestión de sus impuestos suponga un quebradero de cabeza añadido. Se puede ser ciudadano fiscal de Arabia Saudí y residente en Madrid, al menos los días que así lo permita la ley.
El desembarco en Galicia de 2021 fue todo lo que los reyes Felipe y Letizia querían evitar: un tumulto de periodistas y un emérito políticamente incorrecto. A resultas, el rey Juan Carlos se vio de nuevo en Abu Dabi y sin billete de vuelta oficial a la vista. ¿Estamos ante un tira y afloja entre padre e hijo que meta en cintura a un emérito ingobernable? Puede ser. Lo que sí está claro es que el rey Felipe no desiste.
Evidentemente, el rey Juan Carlos podría vivir el tiempo que sea posible cerca de su familia y en su país, en la compañía adecuada. Quizá no la de sus amigos regatistas, ya que no pudieron contener por sí solos el desborde de prensa y declaraciones en Sanxenxo. Probablemente sí la de las infantas, pues le vimos más que correcto en su viaje a París con Cristina para celebrar a Mario Vargas Llosa.
La prueba de fuego, sin embargo, es su saber estar junto a la reina Sofía, no solo la madre de sus hijos, sino la figura a la que está unido por razones institucionales. A su vuelta, no sería raro que quisiera asistir a ciertos eventos de la agenda oficial en los que habría de coincidir con ella. Su relación personal no puede ser fehacientemente valorada, pero su interacción en público, sí. Está a la vista de todos.
La calidad y calidez de la interacción entre la reina Sofía y el rey Juan Carlos está en el punto de mira de todos los expertos en Casa Real desde hace tiempo. De hecho, parece que el rey Felipe VI permitió a su padre acudir a la boda jordana con la condición de mostrar empatía con la reina Sofía. Era la primera vez que se encontraban desde el funeral de Constantino de Grecia en enero.
El funeral de Constantino dejó ver a las claras cómo es el trato que el rey Juan Carlos dispensa a su aún esposa: como poco, frío. Esta no es solo una cuestión de decoro institucional, sino también causa de una corriente de tristeza silenciosa en la familia, ante la ostensible falta de conexión entre los abuelos Borbón.
Evidentemente, no puede ser del agrado de nadie contemplar como un ser querido trata con cierta displicencia a su cónyuge o no le concede la amabilidad y afecto que sería normal. Aunque la familia Borbón esté desgajada en dos mitades enfrentadas, es imposible que los tres hermanos, Felipe, Elena y Cristina, no se pongan en el lugar de su madre.
Pese a las recomendaciones, en la gran boda jordana hubo más sonrisas de la reina Sofía que del rey Juan Carlos. Pilar Eyre calificó sus rostros de «avinagrados, malhumorados, huraños, indiferentes, eran un contraste tremendo para la alegría y sencillez de la boda». También los escudriñó el funeral de Constantino de Grecia el pasado enero y concluyó: «La interacción entre ellos fue nula y don Juan Carlos no dirigió ni un gesto de consuelo a su mujer».
«Este comportamiento tan frío del uno para el otro, incluso despreciativo en algunos momentos, no es nuevo», ha explicado Eyre en su canal de YouTube. «El rey siempre se ha comportado así hacia doña Sofía, incluso en público: hemos visto cómo le hacía señas malhumoradas o se notaba que estaba enfadado cuando le contestaba. En una visita del papa Benedicto, llegó a darle con el bastón para que se recolocara en la alfombra roja y por poco la hace tropezar».
«En otra ocasión, en la catedral de Santiago, donde acudieron para hacer la ofrenda al apóstol, el rey tropezó en las escalinatas y la reina, de forma instintiva, fue a ayudarlo. Gracias a un lector de labios que contrató el programa en el que colaboraba entonces, supimos qué le dijo a ella: 'Déjame en paz'», ha recordado Eyre.
Se entiende que Casa Real quiera neutralizar estos arranques de carácter del emérito con su esposa. Está por ver que lo consiga. En la boda del príncipe Hussein en Jordania, un evento plagado de cabezas coronadas, pudimos ver cómo el rey Juan Carlos le decía a la reina Sofía con bastante hastío que guardara su abanico, porque le molestaba.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.