LAS OTRAS JOYAS DE LA CORONA
LAS OTRAS JOYAS DE LA CORONA
No existe una regla estricta para la relación de los royals con sus relojes de pulsera. En España, la reina Letizia nunca los luce en sus compromisos públicos y llevamos años sin ver el flamante AP Royal Oak de 17.000 euros que le regaló su marido por su compromiso. Sin embargo, otras reinas europeas nunca saldrían de casa (o de palacio) sin un Cartier o un Rolex bien visible en su muñeca.
En nuestra familia real, el rey Felipe sí suele llevar algunos de los modelos de su valiosa colección, con marcas como Omega o Breitling, aunque a veces recurre a piezas más modestas, como el Swatch Sistem Damier, que ha sido señalado como su reloj favorito. Lo lució, por ejemplo, en la coronación de Carlos III. En el caso de la la princesa Leonor, vemos que apuesta por el término medio: suele llevar reloj, pero apuesta por modelos mucho más discretos, funcionales y asequibles.
En otras cortes europeas, una inspección de las muñecas reales revela de inmediato un gusto innegable por el lujo. Para los monarcas, sus herederos y el resto de sus hijos, los relojes son desde siempre mucho más que prácticos complementos. Su tratamiento es idéntico al de las joyas, como símbolo de estatus y, a veces, incluso objetos que contienen parte de la historia familiar.
Si existe un modelo que siempre causa sensación entre las royals es el legendario reloj Tank de Cartier, de líneas sencillas y forma rectangular, que ya adoraba la princesa Diana de Gales. Su diseño atemporal lo convierte en un auténtico clásico que jamás pasará de moda. No es de extrañar que la reina Máxima de Holanda y la reina Mary de Dinamarca apuesten por este elegante reloj.
Aunque en ocasiones la hemos visto luciendo un Rolex Datejust con brazalete Oyster, la esposa del rey Guillermo Alejandro siente predilección por el clásico Cartier Tank Louis, un reloj de oro amarillo que ya poseía antes de entrar en la familia real holandesa y que se considera una pieza emblemática.
Otra gran aficionada a los relojes de pulsera es la princesa Magdalena de Suecia. Renunciando en su caso a la elegancia delicada de los Cartier, ella se decanta casi siempre por un llamativo Rolex plateado, concretamente el modelo Rolex Daytona de acero inoxidable con el que atrae inmediatamente todas las miradas y es una declaración clara que encaja perfectamente con su rol de princesa moderna.
Alguien aficionado al lujo como Charlène de Mónaco también ha lucido en ocasiones modelos muy especiales. Por ejemplo, para asistir a una competición de Fórmula 1 eligió el exclusivo Richard Mille 07-01 Automatic en cerámica blanca y oro rosa con esfera engastada con jaspe rojo y diamantes. Una pieza muy valiosa con un precio en torno a los 150.000 euros.
Si nunca veíamos a la reina Isabel II sin un bolso cuidadosamente colocado bajo el brazo, tampoco le faltaba nunca un bonito reloj de oro en la muñeca. Como auténtica aficionada a los relojes, la fallecida monarca incluso insistió en llevar uno en su coronación en 1953. Sabiendo que no podía permitirse mirar la hora en una ocasión tan importante, eligió un reloj de pulsera Jaeger-LeCoultre con joyas y esfera oculta.
Esta pasión la han heredado los miembros de su familia, que no siempre han sido tan sutiles en sus elecciones. Conocido por su impecable estilo a la hora de vestir, Carlos III tiene una colección de relojes que expresa la misma atención al detalle que sus elecciones de vestuario. Uno de sus modelos favoritos es un Parmigiani Fleurier Toric de oro de 18 quilates, que llevó en la boda del príncipe Harry y Meghan Markle.
Precisamente la preferencia su hijo pequeño en cuanto a relojes es, como era de esperar, más rebelde que las elecciones del resto de los Windsor. Cuando se incorporó al Cuerpo Aéreo del Ejército, se compró un Rolex Explorer II: un modelo robusto de acero inoxidable con características muy útiles para los pilotos. El príncipe Guillermo en cambio, lleva casi exclusivamente su Omega Seamaster Professional, y por una buena razón: fue un regalo de su madre, la princesa Diana.
Antes de ser duquesa de Sussex, Meghan Markle se compró un reloj Cartier Tank de dos tonos y mandó grabar la frase «Para M. M. de M. M.» en la parte posterior para celebrar su éxito como actriz. En un poco habitual momento de conexión entre cuñadas, el reloj favorito de Kate Middleton es también de Cartier: un clásico Ballon Bleu.