NO TE PIERDAS

La reina Letizia rescata su traje gris de cuadros más elegante de Hugo Boss para la reunión con la Fundación Princesa de Girona

Muy humillante

Así organizó Sarah Ferguson la fiesta más ridícula que recuerda la alta sociedad británica: disfrazada de reina y con invitados tóxicos

Los duques de York organizaron el baile de máscaras más ridículo y tóxico que recuerda la alta sociedad británica por el 18 cumpleaños de la princesa Leonor. Casi toda su familia puso excusas para no asistir.

La foto de familia en la celebración del 18 cumpleaños de la princesa Beatriz: los duques de York y sus hijas disfrazados a la moda victoriana. D.R.

El pasado 8 de agosto, Sarah Ferguson organizó un picnic temático por el 35 cumpleaños de su hija mayor, Beatriz. A saber: un picnic con la temática de las hadas. No debe extrañarnos este desbordamiento de imaginación infantil en honor de la hija favorita (y ya muy adulta) de la duquesa de York. No es la primera vez que Ferguson alcanza lo ridículo con una fiesta de cumpleaños.

En la felicitación por su boda, Sarah Ferguson se refirió a Beatriz de una manera muy significativa: «mi hija mágica». Desde luego, la pasión de madre no ceja sea cual sea la edad de su prole y, en este caso, tenemos la prueba de que tanto Sarah como el príncipe Andrés se desvivieron por su primogénita. De hecho, organizaron la fiesta más ridícula de la reciente historia de Windsor en su honor.

Sarah y Andrés ya llevaban diez años divorciados

La princesa Beatriz cumplía 18 (hablamos de 2006) y los duques de York, entonces ya divorciados y famosos por sus excesos sexuales, decidieron organizar la fiesta de la década para su hija. Hasta ahí, todo normal dentro de los parámetros de los 'royals' secundarios. Lo que nadie se esperaba era la barroca y pretenciosa temática que Sarah y Andrés eligieron para personalizar la reunión.

Como grandes monarcas de otra década, los duques de York, esa pareja rara, convocaron a la alta sociedad británica para celebrar la mayoría de edad de su hija Beatriz en una fiesta en el castillo de Windsor. El 'dress code' era riguroso: era victoriana. La pareja organizó una extravagante baile de máscaras digno de reyes con un presupuesto de mareo: casi medio millón de euros.

El retrato oficial de la boda de la princesa Beatriz de York y Edoardo Mapelli. (FOTO: D.R.)

En el desglose que se filtró a los medios de la extravagante celebración, destacan nada menos que 400 botellas de champán: una por cada invitado que acudió a la fiesta del 18 cumpleaños de la princesa Beatriz. Además, 130.000 euros fueron destinados al pago vestidos. La duquesa de York y la princesa Eugenia alquilaron los suyos a Barbara Matera, famosa diseñadora de Hollywood que creó el vestuario de la Familia Adams.

El vestido de Beatriz era creación exclusiva de Marchesa

El protagonista absoluto de la fiesta fue el vestido de la princesa Beatriz, un diseño valorado en 12.000 euros que viajó a Londres directamente de Nueva York. Lo diseñó expresamente para su 18 cumpleaños Georgina Chapman, entonces diseñadora de la firma Marchesa. Y No es casualidad que Chapman fuera la elegida para diseñar este vestido.

Por aquel entonces, Georgina Chapman ya salía con Harry Weinstein, el productor de Hollywood cuyos abusos impulsaron el movimiento #MeToo. De hecho, al año siguiente celebraron su boda. Weinstein era íntimo amigo de Jeffrey Epstein, el millonario financiero y traficante de menores que organizaba fiestas en las que se abusó de chicas que captaba la millonaria británica Ghislaine Maxwell. A esas fiestas acudieron tanto Weinstein como el príncipe Andrés.

Detalle del vestido de la princesa Beatriz, una creación exclusiva de Georgina Chapman para Marchesa. (FOTO: D.R.)

Epstein, Weinstein, Chapman y Maxwell estuvieron entre los invitados a aquel baile de máscaras que escandalizó a la alta sociedad de la época por extravagante y ridículo. Por suerte, la reina Isabel II y Felipe de Edimburgo no asistieron, aunque la monarca financió la fiesta y pagó por el vestido de su nieta. La feliz inconsciencia de Sarah Ferguson y la laxitud moral del príncipe Andrés así lo permitieron.

No solo los monarcas optaron por no acudir a la fiesta de cumpleaños de Beatriz. Otros miembros de la familia real británica adujeron compromisos previos para hacer lo mismo. No se dejaron ver por Windsor ni el entonces príncipe de Gales, Carlos de Gales, ni Camilla Parker-Bowles. Por supuesto, tampoco los entonces duques de Cambridge. Guillermo y Harry aseguraron que tenían trabajo, pero fueron vistos aquel mismo día en un partido de polo.

Los duques de York y sus hijas se disfrazaron de aristócratas de la era victoriana para celebrar un gran baile de máscaras en Windsor, celebración de la mayoría de edad de su primogénita. (FOTO: D.R.)

La lista de invitados fue extensa: más de 400 personas, todas enmascaradas y luciendo chaqué o vestidos al más puro estilo victoriano. No solo había aristócratas (el príncipe Eduardo y Sofía Wessex sí acudieron y también Andrea Casiraghi), sino modelos, millonarios, actores… La mezcla era tan estrambótica como la temática del baile mismo.

Las crónicas de aquel desgraciado baile de máscaras en Windsor describieron un príncipe Andrés 'on fire' que no se separó de la modelo pelirroja Angie Everheart, ex de George Clooney, del príncipe Alberto de Mónaco o de Sylvester Stallone. Ocho días después de la fiesta, Epstein fue detenido por incitar a la prostitución a menores en su mansión de Florida. Todos los que no acudieron a aquel despropósito de baile debieron respirar aliviados.