Mucho trabajo, poco carisma
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Desde sus orígenes plebeyos hasta ser aclamada como la nuera favorita de la difunta Isabel II y, dicen, el arma secreta de la monarquía británica, Sofía de Edimburgo ha recorrido un largo camino hasta los 60 años que acaba de cumplir. Muy querida hoy en día por sus compatriotas tras superar el gran escándalo del falso jeque allá por 2001, la esposa del príncipe Eduardo es una de las royals más trabajadoras, pero su proyección hacia una fama similar a la de Kate Middleton no termina de cuajar.
Tras labrarse una carrera desde cero, abandonando un trabajo en relaciones públicas para unirse a su esposo en una vida de servicio al país, sus causas son amplias y sus intereses a veces inesperados. Desde las más traumáticas –es una enviada habitual a zonas de guerra para reunirse con supervivientes de agresiones sexuales– hasta las pequeñas y olvidadas organizaciones benéficas, Sofía ha sido alabada por mantener a los Windsor a flote en un año plagado de bajas entre los royals británicos.
Con 257 compromisos entre su país y en el extranjero en 2024, ocupa un respetable cuarto lugar en la clasificación de los miembros más trabajadores de la familia real británica. Y, sin embargo, cuando en noviembre la duquesa de Edimburgo realizó una gira de cinco días por Tanzania, a ningún medio de su país se le ocurrió cubrirla. Las únicas fotos de Sofía fueron tomadas por la embajada.
El detalle fue muy significativo, sobre todo teniendo en cuenta que los Sussex acababan de visitar Colombia y los reporteros británicos de los diarios más vendidos volaron hasta allí para documentar con lujo de detalles aquel viaje de Estado no oficial de Harry y Meghan.
Sofía de Edimburgo: un arduo e ingrato camino
La duquesa de Edimburgo, antes condesa de Wessex, nació como Sophie Rhys Jones, segunda hija de Christopher Bournes Rhys-Jones, director de una empresa de importación de neumáticos, y Mary Rhys-Jones, secretaria. Tras terminar sus estudios, trabajó en relaciones públicas y abrió su propia agencia, antes de conocer al príncipe Eduardo en un evento de tenis en 1993. Se casaron en 1999.
La suya no ha sido una vida de cuento de hadas. En 2001, la pareja perdió un bebé muy deseado debido a un embarazo ectópico. El príncipe lo describió como «lo más doloroso que se puede sufrir», y un tiempo después, Sofía debió sobreponerse a un parto traumático con su hija Lady Louise. También se han visto envueltos en situaciones embarazosas a manos de la prensa sensacionalista, como el mencionado reportaje en primera página del 'News of the World' sobre el falso jeque, que a punto estuvo de hacerla caer en desgracia permanente.
Pese a todo, sigue siendo un miembro muy valorado en el seno de los Windsor. El pasado noviembre, fue el único miembro de la familia real que acompañó a la princesa de Gales en el balcón sobre el Cenotafio el Domingo del Recuerdo. Muy comentado fue su gesto cuando se le vio poner una mano de apoyo sobre la espalda de Kate Middleton.
Es «universalmente querida» en el palacio, escribe el diario 'The Telegraph' sobre ella, añadiendo que «inevitablemente desempeñará un papel más prominente de cara al público en el reinado de Guillermo, ya que los miembros más jóvenes de la familia –y a los 60 años se es muy joven en términos reales– necesitan asumir más carga de trabajo».
Las inevitables y poco favorecedoras comparaciones con Diana de Gales
Cuando todavía era conocida como Sophie Rhys-Jones y poco antes de su boda, la royal ya se distanciaba de las comparaciones con la princesa de Gales, insistiendo en que eran «dos personas muy diferentes». Aquella joven de 34 años admitía que el parecido entre ambas era tan fuerte que a veces no reconocía si era ella o Diana en las fotografías.
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Pero, aunque esto la halagaba, no quería dar pie a unas comparaciones en las que ella nunca ha salido ganando, aun a día de hoy, por la gran diferencia de carisma entre ambas. «Era creíblemente guapa, pero somos dos personas muy diferentes, ella tenía su propia personalidad y yo la mía», insistía entonces en una entrevista concedida a la BBC.
Al parecer, a la difunta Diana, que ya estaba separada de Carlos cuando Sofía apareció en escena, también le molestaba que la novia de Eduardo llevara ropa similar a la suya y tuviera su propia carrera. La corresponsal real Judy Wade declaró en una ocasión al 'Daily Express' que cuando la fallecida princesa veía a Sofía solía murmurar «oh, mira, ahí viene mi doble», añadiendo con sarcasmo que ella «debería buscarse su propio look».
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