CAZA, TIRO O PESCA

Qué es el test de Balmoral, la prueba qué Diana de Gales y Meghan Markle no lograron superar: urogallo, nauseas y «olor infernal»

Cuando una novia real está a punto de comprometerse o poco después, debe aceptar una invitación a Balmoral, donde la familia real comprobará si encaja.

Diana de Gales junto al príncipe Carlos y sus hijos, Guillermo y Harry. GTRES
Qué es el test de Balmoral, la prueba qué Diana de Gales y Meghan Markle no lograron superar: urogallo, nauseas y «olor infernal»
Elena Castelló

El pasado mes de agosto ha vuelto hablarse del famoso «test de Balmoral» con la primera visita a la residencia escocesa de los reyes británicos de la prometida de Peter Phillips, hijo mayor de la Princesa Ana, tras anunciar ambos su compromiso matrimonial. Allí coincidió con la práctica totalidad de la familia real, que se reúne a finales de agosto con Carlos y Camilla, que pasan allí varias semanas, como hacía también la reina Isabel II. Parece que Peter Phillips y su novia, Harriet Sperling, una enfermera de 45 años y madre de un niño, se casarán en el plazo de un año, aunque todavía no se ha fijado la fecha.

Harriet se unió al rey Carlos y el resto de invitados de la familia, y, aunque no han trascendido más detalles, parece que superó con éxito esta prueba no oficial, que es una tradición en la realeza británica, desde Jorge V, abuelo de la reina Isabel, para todos los consortes que acceden «desde fuera» a la familia real.

En su primera visita, se espera que los invitados se adapten como un guante a las costumbres de Balmoral, que abracen la vida al aire libre, participen con entusiasmo en partidas de caza, de pesca, «cycling», picnics, senderismo o paseos a caballo, y se cambien de ropa hasta cinco veces al día, aunque siempre deben de ir cómodos, puesto que es una estancia en el campo, además de disfrutar de todas las comidas, bebidas, tés y juegos de interior, que se organizan, sin olvidar el protocolo real, que, a pesar de la relajación vacacional, nunca se deja de lado.

La reina madre y el príncipe Felipe

Se dice que el «Test de Balmoral», el castillo que construyó la reina Victoria, se inició con la reina madre, Isabel Bowes-Lyon, que iba a casarse con el duque de York antes de convertirse en el rey Jorge VI, y con el príncipe Felipe, un príncipe europeo criado en Inglaterra, pero al que muchos cortesanos habían puesto pegas. La ventaja de ambos es que se habían criado en Escocia y conocían bien las costumbres y el paisaje.

Pero no fue fácil para algunas de las novias reales de mayor rango de las últimas décadas. Kate Middleton —la primera novia «seria» de Guillermo— fue invitada dos años antes de contraer matrimonio con el príncipe, en 2009, y se adaptó «como si hubiera estado allí toda la vida», según dijo una fuente de Palacio al Daily Mail. La difunta reina Isabel II incluso le permitió hacer fotografías en la propiedad, algo que normalmente está prohibido.

Kate Middleton, princesa de Gales, en una imagen reciente. GTRES

Un año después, sus padres fueron invitados a un fin de semana de caza, lo que confirmó que el compromiso estaba cerca. En 2016 Carole Middleton regresó a la propiedad y la propia Reina la llevó en su coche al regresar de un almuerzo, algo que se consideró uno de los mayores sellos de aprobación. La reina Isabel reservó una casa para Guillermo y Kate en las tierras altas, para que disfrutaran de intimidad y romanticismo.

El choque de Meghan Markle

La falta de conexión de Meghan Markle con las tierras altas de Escocia fue evidente. Parece que la ex actriz norteamericana visitó la residencia por primera vez en 2017, pero su primera visita oficial se produjo después de casarse con Harry en 2018. No se sabe qué sucedió exactamente, pero era público y notorio que era defensora de los animales y rechazaba las cacerías. Parece que tampoco participó en los juegos al aire libre, porque no le gustaban.

El choque entre ella y la familia real no podía haber sido más brusco, a pesar de que la reina hizo todo lo posible por ser amable con ella y complacer a su nieto. Meghan y Harry también declinaron participar en la tradicional caza del urogallo. Harry ya había dejado pasar la del día de San Esteban, en 2017, para no molestar a su prometida. Finalmente, no acudieron a la invitación de la reina, en agosto de 2019, con la escusa de que Archie tenía solo cuatro meses.

Meghan Markle en una escena de su nueva docuserie producida por Netflix. GTRES

La princesa Diana se inició con muy buen pie en Balmoral. El príncipe Felipe se entusiasmó con su sentido del humor, su delicada belleza inglesa, sus conjuntos campestres propios de la aristocracia inglesa, su encanto, su agilidad en los juegos y las competiciones al aire libre y su minucioso conocimiento del protocolo.

Diana pertenecía a una de las más rancias familias inglesas, relacionada desde hacía décadas con la familia real y se mostró como era: sonriente, algo irónica y dispuesta a integrarse. Después de la visita, la reina y el príncipe de Edimburgo se quedaron encantados y presionaron a Carlos para que cerrara el compromiso.

El sufrimiento de Diana de Gales

Sin embargo, pasar la «prueba de Balmoral» no siempre significa encajar. Diana descubrió, enseguida, que debía adaptarse en todo a su familia política y que no podía ser ella misma. En una de sus conversaciones con su biógrafo, Andrew Morton, admitió que se sentía «infeliz y aburrida», en Balmoral y que, en lugar de unas vacaciones, aquellas semanas se convertían en la época más estresante del año para ella.

Su mayordomo, Paul Burrell, que trabajó para la ex princesa de Gales durante los últimos diez años de su vida, de 1987 a 1997, acaba de publicar un libro The Royal Insider: My Life with The Queen, The King and Princess Diana (El confidente: mi vida con la reina, el rey y la princesa Diana). En él recuerda que Diana aborrecía la caza, una de las tradiciones más ancestrales de la familia real.

Diana de Gales, en una imagen de archivo, durante un acto oficial. GTRES

«A pesar de haberse criado en el campo, Diana era una chica de ciudad», cuenta Burrell. «Le disgustaban las actividades campestres: los caballos, el barro y, sobre todo, la caza, que consideraba algo bárbaro. Pero se esforzaba muchísimo por complacer a su marido. Recuerdo su regreso de su primera montería en Balmoral. Hablaba con odio de cada momento, especialmente ver cómo le cortaban el vientre al ciervo, y como le salían las entrañas y le untaban la sangre ritual en la cara al cazador que lo había abatido por primera vez».

Así que, después de su exitosa presentación escocesa, Diana tuvo que convivir durante todo su matrimonio con aquel mundo que detestaba. Cumplía el protocolo «por Carlos». Pero ella se encontraba asfixiada allí y sentía que todo aquello estaba muy lejos de la vida real, con la que ella estaba en contacto por su trabajo contra el sida o las minas antipersona. Le parecía todo sacado de una novela victoriana. El príncipe Harry también admitió su disgusto por esta práctica en sus memorias. Recordaba «el olor infernal» y las nauseas.

HORÓSCOPO

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Sagitario

Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.