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Hay mujeres que tienen el poder de hacerlo todo bien, estilísticamente hablando, y de acertar en cada una de las ocasiones a las que acuden. Una de ellas es, sin lugar a dudas, Manuela Villena. La mujer del presidente de Andalucía se ha convertido en un referente estilístico al que muchas recurren cuando necesitan inspiración para elegir un look de invitada.
Debido a la cantidad de actos institucionales a los que asiste, la primera dama andaluza ha conseguido situarse en las listas de las mujeres más elegantes de nuestro país. Sus vestidos de invitada son siempre de los más alabados e incluso ha llegado a competir con la reina Letizia en citas como el Día de la Hispanidad. Derrocha estilo, elegancia y posee ese punto royal pero sofisticado y moderno que tanto gusta.
En este fin de semana repleto de bodas e invitadas ideales, Manuela Villena ha vuelto a destacar. No estuvo en el enlace de Lucía Entrecanales y László Bene, pero sí fue una de las protagonistas en el de Julia Bolaños y José María Ramírez Cárdenas. Y decimos que destacó porque, una vez más, se decantó por un look de boda perfecto, del que tenemos todos los detalles.
Para la ocasión, Manuela Villena se puso en manos de Nicolás Montenegro, el diseñador andaluz que triunfa entre las mujeres de la jet set. Este creador se ha convertido en una de esas firmas imprescindibles cuando se busca ser la más elegante y en una de las favoritas de muchos de los rostros conocidos más elegantes del panorama nacional.
Nacido en Lantejuela, Sevilla, es conocido por su marca de alta costura y por haber vestido a mujeres como Nieves Álvarez, Eugenia Osborne o Tana Rivera. Y Montenegro ha sido, una vez más, la firma elegida por Manuela, quien ya ha lucido algunos de sus diseños en otras ocasiones.
En esta cita, el creador diseñó para ella un vestido de invitada a medida que promete ser uno de los más copiados del año. El look estaba protagonizado por un vestido confeccionado en guipur rojo, con favorecedor corte recto de largo midi y escote palabra de honor. Una pieza ajustada a la perfección a su figura, que definía la silueta con ese punto clásico que nunca falla, pero con un detalle especial que lo hacía destacar sobre los demás.
Para la iglesia, Manuela acompañó el vestido con un chal en seda roja y rosa que cubría los hombros al descubierto y hacía que el look también fuera apto para una ceremonia religiosa. Una combinación de colores discutida por algunos, pero muy alabada por los amantes de la moda, que favorecía enormemente a la primera dama andaluza y le otorgaba matrícula de honor.
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En cuanto a los complementos, optó por piezas sencillas en dorado que dejaban todo el protagonismo a la prenda. Añadió unas finas sandalias de tacón alto de Aquazzura, un bolso de mano tipo clutch de efecto piel de serpiente y unos pendientes colgantes que aportaban luz al rostro.
En el apartado beauty, la esposa del presidente de Andalucía apostó por un recogido de efecto messy que dejaba su rostro al descubierto y resaltaba aún más el maquillaje. Este se mantuvo natural, con una mirada muy potenciada gracias al delineado marcado y las pestañas XL, y unos labios rosados con acabado brillante que pusieron el broche final a uno de los mejores looks de invitada del año.
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