bienestar
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El ajetreo de nuestro día a día, y el bullicio de la ciudad, puede hacer que el estrés esté presente de forma constante en nuestra vida. Una buena manera de evadirte de todo este entorno durante unos minutos, y a aprender a relajarte de forma natural, es la meditación.
Hay muchos tipos distintos y, aunque prácticamente todos buscan despejar la mente, es cierto que hay distinciones entre unas y otras. En este caso nos vamos a centrar en la Vipassana, una de las técnicas meditativas más antiguas de la India.
Vipassana significa ver las cosas tal y como son. Esta técnica se enseñaba en el país hindú hace más de 2500 años como una cura a todos los problemas, como el Arte de Vivir. Esta tiene sus raíces en el budismo y apela a que seas capaz de desarrollar una visión de ti misma libre de prejuicios.
Es decir, una observación profunda, el desarrollo de la atención y la comprensión de la realidad tal como es, sin juicios ni apegos. Se considera una de las formas más puras de meditación, con muchos beneficios personales, de la que deriva el mindfulness.
Se fundamenta en la autoobservación y el autoconocimiento, con el fin de deshacernos de todas aquellas preocupaciones, miedos e impurezas mentales que nos frenan para alcanzar la felicidad plena y estar mucho más relajada y despreocupada en nuestro día a día.
Antes de comenzar a realizarla tienes que ir con la mente muy abierta, permitiendo que tus pensamientos y emociones fluyan. Por eso es muy importante, dónde la vayas a practicar, siendo preferible un sitio tranquilo donde puedas estar cómoda.
La postura tiene que ser relajada, con la espalda recta, pero sin estar rígida. Puedes optar por la postura de loto, que es la más habitual, aunque no es estrictamente necesario. Lo importante es sentirse a gusto, con las manos en el regazo o las rodillas y los ojos cerrados.
La respiración es fundamental. Céntrate en ella inhalando y exhalando de forma natural, sin prisa, y poniendo especial atención en la zona abdominal. A medida que vayas relajándote, analiza lo que siente tu cuerpo y tu mente, no rechaces nada de lo que ocurra, sino déjalo fluir.
El principal es que te permite desconectar de tu alrededor y tener un encuentro contigo misma. Poco a poco, y con la práctica, aprenderás a relajar tu mente y tu cuerpo, eliminando toda esa agitación y malestar que puedes llegar a sentir, equilibrando tu estado emocional interno.
Esto tiene como consecuencia una reducción del estrés y la ansiedad, que es uno de los problemas más comunes en la sociedad actual. Además, también te ayudará a mejorar la concentración, que se puede ver reflejado en tu vida cotidiana, siendo más productiva y eficiente.
La salud mental hay que cuidarla, incluso aún más que la física, ya que la cabeza nos puede jugar muy malas pasadas. Esta meditación no solo te ayudará a conocerte mejor y ver cómo funcionan tus emociones, sino que es clave para sintonizar con tus valores y propósitos de vida, dándote una mayor sensación de paz y bienestar.