Crear una cuenta
Iniciar sesión
El olor a sábanas limpias es uno de los más apreciados. De hecho, esa sensación olfativa fresca pero cálida, algodonada y con toques empolvados protagoniza muchas de las fragancias más aclamadas del mundo. Tanto, que la Academia del Perfume ha situado este aroma como una de las grandes tendencias socioculturales llevadas al perfume. Pero, ¿cuándo están limpias realmente nuestras sábanas y, sobre todo, cuándo dejan de estarlo?
Dormir entre sábanas limpias es uno de esos pequeños placeres que elevan el ánimo. Pero detrás de ese gesto hay mucho más que frescura y aroma a suavizante o a perfume para textiles. Hablamos de higiene, salud, descanso y bienestar, pero lo cierto es que muchas veces cambiamos la ropa de cama menos de lo que deberíamos. Y eso, aunque no se vea, se nota.
La pregunta es clara y la respuesta, fácil y categórica: como norma general, debemos cambiar las sábanas una vez por semana para mantener la cama limpia, libre de ácaros y bacterias. Eso sí, si eres de las que duerme con mascota, suda mucho o tiene alergias, adelanta el cambio a los cuatro o cinco días. En verano, incluso antes. Los expertos señalan que la diferencia se nota incluso en el descanso, ya que la sensación de limpieza mejora el sueño y el humor.
Pero más allá del cambio de sábanas semanal, hay un hábito heredado de nuestras abuelas y madres que, aunque parece obvio, no debemos olvidar practicar a diario, por mucha prisa que llevemos por las mañanas. Al levantarnos y antes de volver a hacer la cama, debemos dejar que la habitación se ventile y las sábanas se aireen unos minutos, ya que el aire y la luz natural ayudan a eliminar humedad y bacterias.
En cuanto a la periodicidad del cambio de las fundas de almohada tampoco hay duda. Estos textiles acumulan sudor, cabellos, grasa facial y restos de productos cosméticos, así que aunque la pauta de la ropa de cama nos marca una vez a la semana, no está de más si las almohadas las cambias cada cuatro o cinco días, sobre todo, en verano. Además, si usas fundas interiores o protectores, lávalos cada dos o tres semanas porque, aunque no sustituyen el cambio de la funda exterior, ayudan a alargar la vida útil de la almohada y mantenerla libre de manchas.
Eso sí, una higiene adecuada de la ropa de cama no hace que, sobre todo nuestros almohadones estén libres de manchas. El sudor hace que a menudo aparezcan manchas amarillas que no salen con un simple lavado en la lavadora, y aquí es donde entra en escena un truco casero de mi madre limpia, blanquea y desodoriza sin esfuerzo.
Si llevas un tiempo por aquí sabrás que mi madre arregla todo lo que tenga que ver con la limpieza de la casa con vinagre y bicarbonato, y si esta fórmula mágica funciona con la tapicería del sofá y con las plagas de homigas, las manchas en las almohadas no iban a ser una excepción ni se le iban a resistir a ella.
Según me explicó mi madre, empezamos espolvoreando bicarbonato de sodio sobre la mancha y lo dejamos actuar un par de minutos. Luego, pulverizamos una mezcla de vinagre blanco y agua caliente (1 parte de vinagre por 2 de agua), dejamos reposar y frotamos suavemente con un paño limpio.
Parece magia, pero en realidad es una reacción química la que disuelve la suciedad y neutraliza los olores sin dañar el tejido. Los dos ingredientes están en extremos opuestos de la escala de pH y su poder conjunto ha sido analizado incluso en la revista Live Science por la profesora de química de la Universidad de Oregon May Nyman: el vinagre es un ácido con propiedades desinfectantes, el bicarbonato es una base que aporta abrasividad y, al combinarlos, se neutralizan formando agua y acetato de sodio, que aunque disminuye su potencia individual, genera una efervescencia de gran poder limpiador.
Además, si las manchas son muy rebeldes o están muy marcadas, puedes añadir unas gotas de jabón neutro líquido y frotar con un cepillo de cerdas suaves con movimientos circulares desde fuera hacia el centro, aclarar con un paño húmedo y dejar secar al aire libre. Porque, y aquí el consejo es heredado de mi abuela, el sol es el mejor blanqueador que existe.
Y un último consejo cortesía de mi madre: cada vez que cambies las sábanas, saca las almohadas de sus fundas, sacúdelas al aire y deja que respiren unos minutos. Puedes pulverizar una mezcla ligera de agua con un chorrito de vinagre para desinfectarlas de forma natural. Eso sí, deja que sequen completamente antes de volver a cubrirlas para evitar olores y humedad.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.